Disfraz

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(Lo escribí con letras de más, lo lamento mucho :c )

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Jadeos y respiraciones entrecortadas seguido de sollozos intensos era todo lo que se escuchaba en ese lugar. Debía admitir que le daba miedo siquiera entrar, se imaginaba lo peor y no quería involucrarse en más problemas. Pero en serio que quería ir al baño, no estaba seguro de poder aguantar hasta que llegara la hora de salida.

Al demonio, es el baño de varones, tienes derecho a hacer tus necesidades. Pensó.

Intuía que el sonido provenía del último baño, por lo que ni loco entraría a los que estuvieran cerca de ahí.

Con pasos lentos y lo menos ruidoso posible, se adentró al cubículo, cerró la puerta con pestillo, bajó el cierre de su pantalón y dejó que su cuerpo hiciera lo demás. Odiaba la cero privacidad que daban los migitorios.

—Estúpida Susan —escuchó que gruñeron. Él frunció el ceño y volvió a subir el cierre.

Se fue al lavabo. Puso las manos bajo la llave y ésta dejó el agua salir. Ya mojadas, se enjabonó y talló con cuidado.

—Estúpido equipo, estúpido esgrima. Cómo se atrevieron a echarme, del grupo que yo formé —volvieron a decir, pero sonaba triste. Casi como lamento.

Hans abrió los ojos, ya sabía de quien se trataba.

La puerta se abrió, mostrando a una Elsa con el maquillaje corrido por las lágrimas y una expresión de total odio. Se acercó al espejo, y cuando vio que el pelirrojo estaba por dar la vuelta le dijo: —No te vayas.

—Pero debo volver a clase, sino van a castigarme —explicó Hans.

—Dije quédate —ordenó. El ojiverde gruñó con enojo.

Se quedaron un rato en silencio, esperando a que uno de los dos hablara (especialmente Elsa, quien era la del problema).

—Eres la única persona con la que puedo hablar seriamente y con honestidad —terminó explicando, Hans se apoyó en la base del lavabo, cruzado de brazos. Era algo que ya lo sabía.

—Sí bueno, hablar sinceramente contigo tiene sus pros y contras –le respondió. Recibió un puñetazo en el brazo–. A eso me refería, auch —se sobó el golpe.

—Seguramente ya escuchaste lo que pasó en la clase de esgrima –dijo, ignorando el comentario del muchacho–. Y necesito entender por qué me expulsaron del equipo.

El pelirrojo se rió con amargura. La rubia volteó a verlo con una ceja alzada y una mirada penetrante. 

—¿En serio no lo sabes? Tu mal carácter te complica las cosas, y lo peor de todo es que no te interesa en lo mínimo cambiar —explicó.

—¿Mi carácter? Si soy un pan con miel —gruñó molesta.

—Claro, por eso le gritas blasfemias a las personas cuando no hacen las cosas exactamente como las quieres, eres excesiva y controladora.

—¡Pero yo formé el equipo! ¡Trabajé duro para que aceptaran a las chicas en deportes "de hombres", ¿y así es como me lo agradecen?! —le gritó, haciendo pataletas y moviendo sus manos con euforia.

—Hiciste un gran trabajo con eso, pero tus otras acciones están mal, tu carácter está mal. Deberías mejorar, así todos te querrán y aceptaran.

—¿Me estás diciendo que me ponga un disfraz de chica buena y amable?

—No, te estoy diciendo que te quites ese disfraz de superioridad y egoísmo, sé que esa chica mandona y grosera no eres tú, seguro hay una mejor chica dentro de ti, sólo es decisión traerla al exterior.

—¿La frágil, la chica insegura y temerosa del mundo? —sus ojos estaban humedecidos.

—La humana, con sentimientos reales –Hans sonrió de lado, provocándole conforte. Se acercó a ella, tomó de su cabeza y le dio un beso en la frente–. Yo sé que puedes.

Se dio la vuelta y finalmente salió de ahí.

—Niña buena... —susurró Elsa, viéndose al espejo, limpiando el rastro de rímel y lágrimas de su rostro.

ꫝꪖꪀડ  &  ꫀꪶડꪖDonde viven las historias. Descúbrelo ahora