Juramento de Amor. © | Reescribiendo ✔ |

𒆜 CAPÍTULO X

━━━━━━░★░━━━━━━

Taehyung

Después de dos semanas de lluvias intensas en la región, mi esposa y yo finalmente pudimos respirar aliviados. Por primera vez en las últimas veinticuatro horas, que habían sido largas y devastadoras, ella sintió que la tensión en su espalda y cuello se aliviaba. Miró a su alrededor, contemplando el fruto de su trabajo en aquella habitación olvidada, a la que había dado vida con su toque.

Allí estábamos, parados en la puerta, observando la habitación con una mirada general. Honestamente, nunca pensé que después de tanto tiempo, nuestra casa podría experimentar tal metamorfosis. Y mucho menos imaginé que Ada, mi amada esposa, sería la artífice de tal transformación.

Siempre la imaginé como una mujer dedicada a las letras, desconociendo lo básico para mantener una casa en orden. Tenía la costumbre de idealizarla, pero ahora comprendo que la estaba mentalizando en un universo descabellado de perfección inexplicable sobre Ada, a tal punto de ponerla en un trono y admirarla hasta más no poder.

No solo había cambiado la habitación, sino también mi percepción del amor y la perfección. Quería comprobarlo nuevamente, porque no dejaba de lado la tonta teoría del amor perfecto, ya que era una fantasía sacada de las novelas románticas. Sin embargo, en el fondo lo deseaba, porque poco a poco la palabra amor tenía otro sentido para mí y todo es debido a ella.

— ¿Te gusta cómo quedó? —me preguntó Ada, sacándome de mis pensamientos. La miré y sonreí deliberadamente. ¿Acaso no se dio cuenta de que estaba impresionado con sus nuevos dotes?

— No tengo palabras, te ha quedado perfecta. —contesté. — ¿Nos cambiamos de habitación ahora?

— Taehyung, te dije anoche que dormiremos abajo para pintar la nuestra. —me recordó. — Esta no la tocaremos por el momento porque será para los invitados.

La miré rápidamente, sorprendido.

— ¿Invitados? ¿De qué invitados estás hablando? —pregunté preocupado.

— Aún nadie, pero sería lindo que fuera para cuando tengamos visitas. ¿No te agrada la idea?

— ¿Y quiénes podrían venir? —pregunté un tanto desconcertado. — En principio me gustaría que consultaras conmigo antes, mi amor. Y no es que me moleste... —me apresuré en aclarar. — Pero hay que hacer compras para darles de comer bien, ¿No lo crees?

— Está bien, en cualquier caso podría suceder que mi familia venga o los tuyos más adelante. Creo que después de pintar todo podemos inaugurar la casa con una reunión familiar.

No. No me agradaba la idea.

— ¿Por qué quieres gente en la casa? Estamos bien los dos y Bono. —insistí.

— Estamos solos en un lugar muy grande y Bono si no está cazando afuera, se pasa durmiendo todo el día, además extraño el ruido, el bullicio de una casa.

Sigo sin entender, es adorable estar en silencio, además de estar con ella.

— ¿Tanto quieres eso? —ella asintió en señal de confirmación. — Entonces llenemos la casa de hijos. —mi repentina confesión la tomó por sorpresa y ella al escuchar esas palabras de mi boca me observaba con atención, para luego bajar la cabeza.

— ¿De verdad me lo estás proponiendo? —respondió sin mirarme.

— Estoy hablando muy en serio. —me acerqué a ella y la tomé del mentón. Sus ojos brillantes me tentaban. — Quiero cinco, pero podemos comenzar con dos. ¿Qué te parece si iniciamos desde ahora? —le sugerí, mientras la abrazaba con doble intención. Ada me colocó una mano en el pecho justo en el momento que me estaba acercando a sus labios.