༻𓊈𒆜 Capítulo 20 𒆜𓊉༺

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Tu pasado y el mío ❞


Taehyung 

Esa madrugada me preocupé mucho por la salud de Ada; incluso la insté de ir al médico juntos, pero se negó y me volvió a repetir que me fuera de su departamento. No estaba seguro en dejarla sin supervisión médica, pero sin dudas su enojo para conmigo era evidente, una por aparecer de una forma inesperada y otra por la escena de celos frente a su jefe, por lo que sin muchas quejas me fui dejándola en compañía de su hermana y amiga.

Al día siguiente volví de nuevo para verla, pero esta vez Iría fue quién me recibió.

— Ada se fue a ver a su doctora. —me dice.

— ¿Se fue sola?

— No. Mamá es quién la acompaña; además me encomendó por si volvías aparecerte, de que regreses a tu hacienda porque no quiere saber nada de ti.

— Entiendo. —me dolió saberlo. — ¿Crees que tenga algo malo y que por eso enfermó? —cuestioné curioso.

— Tranquilo solo debe ser el estrés, ella estará bien solo debemos dejarla que se calme un poco.

— Es difícil, la extraño mucho por eso vine a buscarla.

— Dale un poco más de tiempo, se paciente.

— Esta bien, voy a dejarte porque tengo un día de muchas actividades laborales. —le conté. — Adiós Iría. —me despedí y le di la espalda dirigiéndome para el ascensor.

— ¡Espera Taehyung! —me llamó de nuevo. Me giro y la veo acercarse. — ¿Amas realmente a mi hermana? —pregunta con una mirada esperanzada.

Le sonrió tanto que no cabe en mi pecho tanta emoción cuando suelto mi respuesta.

— La amo un poco más cada día. —mencioné orgulloso. — Creo que el amor que le tengo es lo suficiente como para volverme una mejor persona. Es por eso que no consigo vivir sin ella. —le respondí seguro. Iría quedó en silencio y noté que sus ojos brillaban más de lo habitual.

— En ese caso voy ayudarte para recuperarla. —me alienta. — No lastimes nunca más su corazón, tiene derecho ser feliz, igual que tú cuñado.

— Te prometo con mi vida, le daré sus mejores años. Sólo necesito una oportunidad más. —le supliqué.

— Eso espero. —me da un golpe en el hombro. — Cuenta conmigo. El viernes en el hotel paraíso tiene la convención de firma de su libro. Tal vez puedas ir y de paso aprovechas convencerla de volver.

— ¿A qué hora será?

— A las nueve de la mañana hasta las doce del mediodía.

— Pues en ese caso, tengo que llevar mi libro para que lo firme.

— ¡Oh por dios! —se llevó las manos a su boca tapándolas. — ¿Tienes su libro? —preguntó.

— Obvio, soy su fan número uno. —sonreímos ambos un momento y cuando quedamos en acuerdo para ese día la dejo y salgo para cumplir con las reuniones que tenía con algunos empresarios, que deseaban trabajar como socios del nuevo proyecto que planteaba a futuro. Me llevó todo un medio día las juntas previstas; y las que tenían para las tres de la tarde se cancelaron. Entonces me dirigí a la mansión de los padres de Ada. Los Roosevelt a simple vista eran de familia ostentosa, adinerada que si no lo conocieras los juzgarían mal por algunas reputaciones que dan fama de ser antipáticos pudientes. Pero, a ellos no les podía ubicar en ese rango porque eran diferentes, con principios morales dignos de reconocer.

Juramento de Amor.  © | Reescribiendo ✔ |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora