"El Sótano" © [PJM]

Final (Parte 2).

— Ya me voy con mi amigo Seokjin,  mami... — Dice el pequeño niño quien llega a ella para despedirse mientras su padre estaba arreglando un inconveniente con el auto.

Ryuji alza a su hijo para abrazarlo con todas sus fuerzas y darle un beso en la frente. Quería romper en llanto pero no podía mortificar a su hijo. — Está bien Young... ¿Llevas lo que te di, contigo?

El menor asiente mostrándole a su madre que lo llevaba puesto... Esa cadenita con el dije que Jungkook le había obsequiado años atrás. No sabía sí Jin llegaría a reconocerla pues en aquel entonces nunca se la quitaba... Pero serviría de prueba y como evidencia para hacerle saber a su querido cuñado que ella estaba viva y bien. — Tampoco se me ha olvidado mi misión mami... — Dice el niño.

— Hijo... — Ryu hace una breve pausa. — Yo, no quiero que me odies ni que crezcas enojado conmigo por lo que va a pasar. Sí cumples con tu misión, yo podré salir de aquí y finalmente estaremos juntos siempre pero, es posible que tu papá no pueda venir con nosotros. —

Young la escucha y, aunque la idea de dejar de ver a su papá le ponía muy triste, haber visto a su mamá casi muerta en el sótano le había pesado mucho más. Su mami no era feliz en ese lugar pero cuando la había observado en ese cuadro en casa de Jin, si parecia muy feliz.

Desde que tenía uso de razón, Jimin le había dicho que no podía hablar de su madre fuera de casa o las personas malas se la llevarían. Pero sabía que Jin y Jungkook no eran malos.

— No importa mami... Yo quiero mucho a papi pero te quiero más a ti. — Dice el  pequeño. — Prometo que voy a cumplir con mi misión ultra secreta. —

Ryu sonríe leve mientras  nuevamente lo estruja entre sus brazos, Justo termina de acomodarle la ropa nuevamente para cubrir la cadenita cuando Jimin entra a la habitación.

— Ya quedó todo... Young, ¿Ya te despediste de mamá?

Young voltea a ver a Jimin y asiente. Al verlo, Ryuji tiene que fingir una sonrisa para disimular todo el odio que sentía.

El mayor se les acerca. Sacude la cabellera de su hijo para después mirar a su amada. Realmente se había tragado el cuento de su cambio, Ryu había contribuido mucho a hacerlo lo más realista posible: Tomaba mucho la iniciativa al momento de besarlo, le rogaba por su compañia y ahora no se oponía a nada de lo que Jimin quería, incluyendo el sexo.

— Anda, Hijo. Baja a la Sala en lo que Papá y yo hablamos ¿Sí? No olvides lo he te dije.

— No lo haré mami...

El niño se baja de la cama y obedece dejando a los adultos solos.

Apenas tienen algo de privacidad, Ryuji lo atrae para compartir un suave beso con él. — No tardes por favor.... Creo que hoy será el día. — Susurra.

— Lo sé, estoy al tanto de tu ciclo Nena. — Responde Jimin con una sonrisa. — Estás ovulando así que finalmente  podremos tener otro bebé. —

— Claro que si... Pero ya vete. — Menciona Ryuji. — Tengo muchas ganas de estar contigo pero por favor vuelve rápido.

Aquello lo hace sentir aún mejor. Que su esposa lo estuviese deseando y pidiendo su compañia hinchada su pecho de orgullo. – Claro que si nena... No tardare, lo juro.

Deposita un último beso en su frente y finalmente se separa para retirarse. Ryu cierra los ojos apenas escucha la puerta principal cerrarse. Pese a que Jimin ya le dejaba andar por la casa, sabía que no confiaba lo suficiente en ella todavía, misma razón por la cuál la habria dejado encerrada de nuevo.

Pero aquello ya no importaba.

Ahora que su hijo estaría lejos y contaría toda la verdad, le tocaba a ell hacer la otra parte del trabajo: Luchar.