5. Ese placer.

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¿Hay menores de edad (12 para abajo) aquí?  En todo caso, por favor, saltate éste capitulo.

*

AU.

*

A Meliodas, por muy buen amigo suyo que fuera howzer, le disgustaba y asqueaba lo que éste hacia.

Howzer era novio de Diane, pero, y a pesar de lo muy devota que era su novia y de lo muy enamorada que estaba de él y se lo demostraba, eso a él no le impedía serle infiel con más mujeres de las que Meliodas podía contar (Bueno, tal vez estaba exagerando, pero definitivamente eran más de cinco semanal) y nunca se acostaba con la misma para no levantar sospecha a su novia. Y a eso sumemosle que también coqueteaba con toda chica linda de catorce en adelante (Y él tenia veintiocho, que maldito asco) ya fuera en persona o por mensaje.

Él podía pasar un buen rato con Howzer, hasta que se ponía a coquetear con una mujer, entonces Meliodas giraba los ojos y no le hablaba por un mes, porque Diane era su amiga y no le gustaba que le hicieran eso, aunque ella se negaba a creer eso aún con los antecedentes de su novio (ya había descubrido que le fue infiel dos veces atrás en el pasado y se lo había perdonado). A veces, Meliodas deseaba dos cosas, 1) que un camión arrolara a Howzer, y 2) que king (quién estaba enamorado de Diane) al fin se le declarara a la pelimarron.

Suspiró y se aflojó la corbata un poco para irse a su casa, donde lo estaría esperando su amada esposa y su precioso hijo de cinco años.

(...)

Al llegar a su casa se extraño por el silencio que había en ésta. Normalmente al entrar lo primero que lo recibe es el ruido de su pequeño hijo jugando y riendo, y luego el fuerte abrazo que le daba al verlo, junto con un beso de su amada. Pero ésta vez no había más que silencio. Extrañado y nervioso comenzó a subir las escaleras.

Tal vez Tristan estaba dormido. Pero eso era casi imposible, él no dormía tan temprano.

Tal vez habían salido. No, Elizabeth le habría avisado.

Al llegar a su cuarto dejó el maletín encima de un escritorio. En su cuarto no había nadie. Decidió ir al cuarto de su hijo, pero antes de abrir la puerta escucho un gruñido de frustración en el tercer cuarto a la derecha. El estudio de Elizabeth. Fue hasta allí y abrió para encontrarse con la imagen de su mujer sentada en un cojín en el suelo y con una computadora en sus piernas escribiendo rápidamente hasta que de repente paró, se masajeo la sien, fruncio el seño bajo los lentes que tenía puestos y expulso aire de su boca. Le estaba costando escribir.

Meliodas rió ligeramente llamando su atención. Se acercó hasta ella sentándose a su lado y poniendo una mano en su pierna con un ligero apretón para darle ánimos. Se dieron un beso corto a modo de saludo, y mientras apoyaba su cabeza en su hombro para ver lo que escribía, ella volvió a retomar la escritura mordiéndose el labio de una forma no sensual, sino divertida y tierna.

—¿Donde está Tristan? —Preguntó mientras leía lo más rápido que podía lo que escribía su mujer antes de que el párrafo subiera. Amaba todo lo que ella escribía. Tenia un gran futuro como escritora y las miles de personas que la leían en una aplicación para escritores y lectores lo confirmaban.

—Oh, hoy vino Elaine con Lancelot en la tarde, pasaron todo ese tiempo jugando, pero aparentemente todo ese tiempo juntos no fue suficiente para ninguno de los dos y se aferraron a la idea de hacer una pijamada. Tristan me rogó un buen rato hasta que finalmente le dije que si —Ella paró de escribir para mirarlo a los ojos, él apartó su cabeza de su hombro—. Perdón por no haberte avisado o pedido tú opinión. Necesitaba escribir el capitulo de hoy, no llevaba nada gracias al bloqueo que tuve en la semana, y estaba un poco estresada...

M de MeliodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora