9. Estúpido mapache, la M no es de él.
AU.
*
Eran las dos de la madrugada cuando se escuchó el primer ruido.
Meliodas estaba dormido en una posición extraña cuando un golpe seco sonó en la cocina y despertó sobresaltado. Aún con sueño se sentó en la cama, se talló los ojos, bostezo, encendió las luces y se colocó una camisa antes de salir de la habitación, ¿Por qué, se imaginan que hayan entrado a robar, él entre en la cocina y lo vean en bóxer solamente? No, no, no, mínimo debía ponerse una camisa primero (Si, sola una camisa y abajo solo el bóxer). Así que, una vez puesta la camisa bajó a la cocina rascándose una nalga y con cuidado de no chocar al estar todo oscuro.
Al entrar en la cocina y encender las luces lo único que ve es una sartén en el suelo. Eso tuvo que hacer el ruido, pero la pregunta que Meliodas se hace es ¿Como llegó allí?
Meliodas, tras recojerla y dejarla en su lugar volvió a subir a su habitación, o eso intentó, pues al ir a mitad de las escaleras otro golpe se escuchó. Gruñendo volvió a bajar y a encender las luces, la misma sartén estaba en el suelo, repasó la cocina con la mirada y al no ver nada un escalofrío recorrió su columna por la posibilidad de que fuera un fantasma, porque, no es que Meliodas le tenga miedo a los fantasmas, pero tampoco estaba seguro de querer compartir casa con uno. Una vez más dejó el sartén en su lugar y se preparó para subir a su habitación.
Otro ruido y otro golpe seco.
Meliodas volvió a encender las luces y el mismo sartén estaba en el suelo, ésta vez tragó saliva hasta que escuchó otro ruido del lugar donde iba el sartén, con el corazón a mil volteó lentamente a ver a ese lugar donde, para su alivio, al verlo sólo había un mapache pequeño y tierno. Con un suspiro Meliodas se acercó a él y lo tomó entre las manos con cuidado de no molestarlo y que no le atacara.
—¿Qué se supone que hacías allí amigo?, ¿No sabes que entrar en las casas de los demás es un delito? Podría denunciarte por ello, pero cómo soy una buena persona haremos esto por las buenas y te quedaras aquí afuera —Dijo, tras dejarlo frente a la puerta de la cocina que daba al patio trasero. Para su sorpresa el mapache se quedó allí—. Que lindo eres, no te ves tan malo, pero lastimosamente no puedo dejarte entrar cómo si nada a mi casa.
Tras cerrar la puerta fue a recoger la sartén y dejarla en su lugar, apagar las luces y proceder a subir a su habitación, pero justo cuando estaba por quitarse la camisa para tirarse en la cama otro ruido sonó abajo, Meliodas suspiró y refunfuñando volvió a bajar a la cocina, encendió las luces y casi se le parte el alma al ver uno de sus vasos de vidrio estrellado en el suelo junto al sartén. Al ver al culpable se cruzó de brazo, era mismo (o eso creía él) mapache que había sacado antes y ahora tenía una cuchara en la pata (o mano, lo que sea que tengan los mapaches).
—¿No acabo de sacarte?
Meliodas se acercó a tomarlo, pero al agarrarlo con suficiente espacio para que no lo atacara el mapache comenzó a gruñir, razón por la cual Meliodas casi corre a la puerta para sacarlo de allí y tirarlo a afuera. Tras un siseo y mirarlo feo el mapache procedió a correr y Meliodas a cerrar con llave y salir corriendo a su habitación, ya al día siguiente limpiaría el desastre. Otro ruido sonó antes de que Meliodas pudiera abrir la puerta, así que tuvo volver a bajar a la cocina para encontrarse con un plato de vidrio roto en el suelo y el mismo mapache a punto de soltar otro y estrellarlo al igual que el vaso.
—No te atrevas... —Le advirtió en vano, chillando, el mapache soltó el plato en el suelo y este se rompió en miles de pedazos y Meliodas, por mucho que nunca admitirá, casi llora— Eso es pasarse de la raya.
Al intentar tomar a mapache sucedió lo último que quería Meliodas; el mapache se lanzó a él y comenzó a atacarlo rasguñandole la espalda, pecho, brazos y cara, mientras Meliodas gritaba e intentaba quitárselo de encima y chocaba con las paredes, mesones, cocina y nevera. Tras correr hacia la puerta trasera, luchar para abrirla y quitarse al mapache, chocar con el contenedor de basura, y caer al suelo, finalmente logró quitárselo de encima, Meliodas se levantó rápidamente y apenas el mapache hizo señal de volver a tirarsele encima salió corriendo y cerró la puerta.
Bueno, ahora definitivamente a Meliodas se la había quitado el sueño.
Subió directamente al baño a limpiarse, pero antes de poder hacerlo varias cosas en la cocina sonaron. Casi llorando, sin paciencia, con miedo y el cepillo de barrer en mano, Meliodas bajó a la cocina para encontrarse no con un mapache, sino cinco. Meliodas tragó saliva y comenzó a retroceder lentamente para llamar a... Yo que sé, ¿911?, ¿Control animal? Cualquier cosa que lograra sacar a esas bestias de su casa, sin embargo, chocó contra una silla y el ruido hizo a los mapaches voltear a verlo, en ese momento Meliodas supo que era exactamente lo que debía hacer...
Salir corriendo.
Y lo hizo, lamentablemente los mapaches fueron más rápidos y salieron tras de él hasta lanzarsele encima. Los griegos resonaban por la casa junto a los chillidos de mapaches que Meliodas esperaba que no tuvieran rabia. Llegó hasta la sala a tropezones chocando con todo y haciendo caer varias cosas al suelo. Para resumir ésta historia y no alargarnos en todo el rato que Meliodas estuvo “peleando” (Gritando, chillando y llorando en realidad) con los mapaches, digamos que tras más de media hora batallando finalmente se los quitó de encima y logró salir él mismo de la casa.
Allí afuera Meliodas podía ver cómo los mapaches hacían desastre dentro de su casa, y en la ventana, viéndolo fijamente, estaba uno de los mapaches, el primero que sacó, riéndose de él.
Suspirando, Meliodas comenzó a caminar a la casa de su vecina, la que recién se había mudado, en su lamentable estado para pedir un teléfono prestado y llamar a control animal o sino esos mapaches vivirían para siempre en su casa.
El lado bueno es que su nueva vecina años después terminó convirtiéndose en su esposa y madre de sus hijos, el lado malo es que la primera impresión que le dio de él fue de un cobarde en calzones, rasguñado, sucio, con ganas de llorar y con una camisa echa jirones por los rasguños, al que unos mapaches le habían quitado la casa. El otro lado bueno es que control animal logró sacar a los mapaches, el otro lado malo es que ya habían roto la gran mayoría de las cosas de Meliodas.
Digamos que desde aquí Meliodas no le tiene mucho cariño a los mapaches.
*
Desde hace mucho quería subir éste capitulo xd
En fin, deja aquí una cosa random que creas que pueda hacer Meliodas:
Esa es la dinámica de éste capitulo.
LittleStar.
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M de Meliodas
FanfictionPorque la M es de Meliodas. También es de Menso, Matilda, Meteorito, Merlín, Mariposa, Moonbyul y Mapache, pero eso no importa, no venimos a hablar de nada de eso, lo único a lo que Meliodas le presta su letra es al Melizabeth. . . . (...) Son situa...