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15 de Abril de 1815, Inglaterra.

A Byun Baekhyun le asqueaban muchas cosas, pero algo que había odiado desde que puso un pie en suelo inglés, era el clima. Podía llover día tras día sin ver ningún atisbo de sol en el cielo y cuando, por algún milagro, paraba de llover, podía seguir nublado por días enteros hasta que, de nuevo, la lluvia volvía a aparecer.

Otra cosa que no podía soportar era la frialdad con que los ingleses parecían tomárselo todo, su falta de expresión en todas las situaciones podía ponerlo verdaderamente de los nervios. Una cosa era fingir en una cena o en una fiesta, y otra muy distinta que siempre tuviesen ese semblante distante y remilgado.

Llevaba tan solo tres meses en Inglaterra y ya estaba que se subía por las paredes. No podía creer la mala suerte que parecía perseguirlo, pues hacía tan solo cinco años que su madre, Choi KyungSoo, falleció a causa de unas fiebres y luego le tocó el turno a su padre, Byun Jongin, conde de Medina.

La singular historia de sus padres siempre le había encantado, y esperaba poder tener una historia de amor tan perfecta como la que ellos habían tenido. Se habían conocido durante una visita de Jongin a Londres, pues su padre era un verdadero entusiasta de los viajes, de conocer nuevas culturas y civilizaciones. Sus carruajes habían chocado por accidente y ambos quedaron prendados el uno del otro inmediatamente. Su padre no paró hasta saber quién era aquel doncel y solo pasó un mes hasta que le pidió matrimonio. Evidentemente, tuvieron que fugarse para poder casarse pues, por muy conde español que fuese, era un extranjero y encima católico en un país donde la religión predominante era la anglicana. Eso, sumado al hecho de la manía que les tenía a los católicos el monarca del momento, y siendo Kyungsoo el hijo de un miembro de la nobleza, fue incentivo suficiente para fugarse.

Para cuando lord y lady Choi pudieron localizar dónde se hallaba su hijo, ya se había bautizado y casado por la Iglesia católica con Jongin y se había convertido en el nuevo conde de Medina.

Fue un verdadero escándalo por lo que su madre le contó, aunque como todo, las aguas volvieron a su cauce. Kyungsoo no volvió nunca a Inglaterra y apenas conservaba la correspondencia con sus padres y su hermano pequeño Minho, diez años menor. El propio Baekhyun nunca se le había pasado por la cabeza que llegaría el día que tuviese que conocer a sus abuelos y a su tío, y ni mucho menos tener que vivir con ellos en ese país pasado por agua.

—Qué extraño, llueve otra vez —dijo nada más levantarse por la mañana mientras Nayeon, la doncella, corría las cortinas dejando vislumbrar un paisaje de verdes prados llanos.

—¿Ha dormido bien? —preguntó ella, algo temerosa del temperamento de su señorito.

Hacía relativamente poco que la habían puesto a su servicio y todos los criados decían que, además de ser caprichoso y deslenguado, tenía un temperamento de mil demonios.

—Aún no me he acostumbrado al sonido de la lluvia por la noche —dijo él, levantándose de la cama.

Nayeon le preparó uno de sus trajes azul cielo mientras se quitaba el camisón. Su piel tersa y suave de un tono un poco más bronceado le daba un aire algo distinguido y exótico. Tenía el porte orgulloso de los Medina, siempre se lo decía su padre, el cabello marrón ondulado que solía trenzar y unos ojos almendrados con tonalidades verde oscuras y marrones que solía destacar con sombras de ojos negras. Tenía una belleza un tanto exótica, propia de aquellas personas que tenían rasgos dispares. Sus rasgos eran claramente ingleses, refinados y distinguidos mientras que su nariz tenía tanta personalidad como él, y sus labios eran carnosos y seductores.

La moda inglesa le parecía sosa y aburrida; era de los que adoraban viajar a París y encargaban cuantos trajes podía traer hasta Madrid, aunque últimamente las cosas por España no andaban demasiado bien debido a la guerra contra Napoleón. Otra cosa que no entendía era por qué una dama o doncel inglés no hablaba jamás de política cuando en Madrid no se hablaba de otra cosa. Las normas de ese país le parecían un tanto absurdas.

UAP #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora