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Baekhyun corrió hasta su habitación, pero no llegó a ella pues fue interceptado por Jimin y Taemin, que estaban en el salón.

—Aquí estás. ¿Dónde te habías metido? Hemos estado observando y ninguna de las personas es destacable, excepto esa tal lady Sandara y SeokJin, por supuesto —le dijo Taemin.

—Y los dos son viudos, ¿es bueno? —preguntó Jimin, que no quería meter la pata, pero al ver que Baekhyun estaba absorto, mirando a la ventana sin inmutarse, supo que algo pasaba y le dio un codazo a Taemin.

—¿Baekhyun? ¿Qué ha pasado?

—Vamos a mi habitación —dijo él, que sentía que en cualquier momento iba a romper algo.

Cerraron la puerta y Jimin se sentó en uno de los sillones, mientras que Taemin se quedó de pie con los brazos cruzados.

—No le importo. No le importo en absoluto al rufián, mísero y bastardo de Park Chanyeol — susurró en voz baja, hasta que la rabia se apoderó de su cuerpo y, cogiendo uno de los jarrones, lo lanzó al suelo con fuerza.

—Será mejor que no rompas nada más, querido, o nos van a echar de aquí en menos que decimos barón de Ballymote —dijo Taemin, acercándose a él.

—No importa, voy a ganar esta apuesta como que soy el conde de Medina.

Se prometió a sí mismo, mirando a los ojos de Taemin, tan azules como el mismo océano. Parecía que navegase por sus aguas al mirarlo.

—No creo que esté jugando contigo. Creo que te aprecia de verdad, pero que lo suyo no cree que vaya a salir bien. ¿Qué pensaría tu tío de que se han besado?

—Mi tío me importa poco lo que piense.

No era del todo cierto, pero estaba enfadado.

—Olvídate durante un momento de la apuesta. Las cosas no son tan sencillas, el amor no es sencillo.

—Baekhyun, creo que Taemin tiene razón. El amor es complicado, no todo el mundo lo acepta. No es fácil saber que estás enamorado y a merced de alguien —secundó Jimin.

—Entonces que me lo diga. Y, si este es el caso, entonces es un cobarde. Que no lo creo. Park Chanyeol es muchas cosas, pero no se calla las cosas y no miente. No le importo —repitió, le costaba asimilarlo—. Pero es igual, si no es un Park, será el otro.

El terror se reflejó en la cara de Jimin, y en la de Taemin.

—No hagas nada de lo que puedas arrepentirte —le dijo el que parecía ser más la voz de su consciencia.

—Voy a casarme con Park Jungkook, podré atormentar para siempre a Chanyeol y fastidiarlo. Y Jungkook es un encanto, lo tiene todo. Es elegante, estiloso, joven, marqués, atractivo, con todos los dientes, tiene cabello y lo tengo a mis pies.

Todo eso sería perfecto si le atrajese como al otro. Si sus besos le profesasen esa sensación de excitación igual que los del otro. Si le temblase todo solo con estar en su presencia, como con Chanyeol. Pero no era el caso.

—¿Lo quieres? —Esa pregunta viniendo de Jimin lo hizo dudar. No es lo que él quería, pues casarse por amor es lo que más deseaba.

El maldito Park tenía razón cuando dijo que el amor es sufrimiento, él lo hacía ser así. Ojalá no se hubiese ni fijado en él.

—Lo haré —dijo con convicción.

A la mañana siguiente los hombres habían ido de pesca temprano mientras que las mujeres y donceles se habían levantado relativamente pronto para disfrutar de un día medianamente soleado en el jardín. Excepto Baekhyun, que estaba en la biblioteca después de desayunar leyendo. Allí lo encontró Taemin, quien estaba preocupado por su reciente amigo.

UAP #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora