2

26 5 0
                                    

El bullicio de Londres era comparable al de Madrid, aunque sí distintos. En la segunda capital se mezclaban en una misma calle el mendigo que el conde y de no ser por los ropajes no se distinguirían. Aquí las zonas estaban más que diferenciadas y su abuela le dejó claro cuáles eran los límites infranqueables, por dónde podía pasear y por dónde no podía ni respirar.

La casa propiedad de los Choi era acomodada y espaciosa, cerca de Mayfair, donde toda persona que se preciase solía tener su propiedad. Su tío hacía una semana que estaba allí preparando sus intervenciones en el parlamento, ya que formaba parte de la Cámara de los Lores. Pese a que tenía prohibido solemnemente hablar de política, se había enterado de que la temporada coincidía con la apertura de las sesiones del Parlamento de Londres, algo muy pomposo por lo visto. Y, cómo no, su tío era miembro.

Algo que admiraba de la realeza británica era la división del poder que parecía haber, pero aún sin parecerlo. Y es que el rey Jorge, pese a ser un monarca con todas las letras, dejaba muchas decisiones al parlamento que se tomaban por decisión general y un buen juicio que, a su parecer, a veces les faltaba a los reyes de otros países. Reyes como Fernando VII.

Baekhyun sabía bastante sobre eso, reyes débiles que dejaban sus decisiones en manos de un solo hombre y que luego ese se creía invencible. Reyes que parecían una cosa y que luego eran otra. Reyes de España.

—Esta semana es esencial, querido, ¿me estás escuchando? —decía Jiwoo mientras su nieto daba vueltas con una cucharadita a la taza de té que tenía delante. Parecía que estaba en otro mundo.

—Eh, sí, por supuesto.

No lo hacía, estaba pensando en cómo sería el parlamento por dentro, deseaba verlo.

—Este viernes es el primero del mes así que abren la Royal Academy para una exposición, y será tu primer evento.

—Me gusta el arte, pero no entiendo demasiado —confesó.

—Mejor, así te limitarás a decir si te parece o no bonito el cuadro.

A veces su nieto hablaba de lo que no tenía que hablar y eso podía ser un problema.

—Abuela, ¿sabías que el conocimiento es poder?

—Lo sé, pero mejor tenerlo escondido, querido. Como una especie de arma secreta.

No se arrepentía de que Kyungsoo le hubiese enseñado tan perfectamente a hablar en inglés, pero en ocasiones, prefería que no tuviese tanto dominio del idioma y que tuviese que cerrar la boca.

—Me gustaría ir a algún sitio donde tengan perfumes, se me ha terminado el que suelo usar –dijo Baekhyun a su pesar, pues era de París y le gustaba.

—Hay un perfumista en Bond Street maravilloso. Dile al cochero que te lleve allí directamente y no te entretengas demasiado. Tengo que contestar a todas las invitaciones lo antes posible y si voy contigo, no me va a dar tiempo. Deberías llevarte a Nayeon contigo, un joven no puede ir solo por la calle.

—Pero Nayeon ha salido a hacer unos recados. Te prometo que no voy a entretenerme, abuela. Será salir del carruaje, entrar en la tienda y volver.

—Está bien —cedió ella, poco convencida.

Se dio cuenta entonces de que había cosas que no cambiaban de un país a otro. Antes de salir se puso la capa a conjunto con su traje blanco crema y subió al carruaje. No podía creer que estuviese solo, por fin, en Londres. Se fijó en todos los detalles desde el carruaje, los edificios claros impolutos, las calles llenas de gente hasta llegar a Bond Street, donde el bullicio era aún más grande. Bajó del carruaje y enseguida localizó la tienda de perfumes. Nada más entrar una mezcla de rosa, lavanda y azahar le inundó los sentidos.

UAP #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora