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No lo entendía, él mismo no se entendía. Sabía que Park Chanyeol era el último hombre sobre la tierra con quien se casaría por varias razones.

La primera era porque no dejaba de ser un lord inglés aburrido, el duque perfecto y más estirado que un palo de billar. Él necesitaba a alguien con quien se divirtiera, con quien poder comentar, aprender, discutir...

"Si no hacen más que discutir, Baekhyun. Pero aprendes cosas nuevas con él, y comentas cosas interesantes... y te gusta cómo besa..."

¡Diantres!

En segundo lugar, que Park nunca, jamás de los jamases, se rebajaría a casarse con él. Un extranjero sin modales, no lo consideraría a la altura por muy incierto que fuese eso. Porque, de todas las y los jovenes solteros, él era el de mayor rango, era un conde por el amor de Dios.

Y en tercer lugar, que era mucho mayor. En realidad, no tanto, había hombres mucho más mayores y menos atractivos.

Buscaba más excusas, pero ninguna era decente. De todas formas, si no pensaba casarse con él, sus encuentros debían parar. Era obvio que aquello destrozaba su tan frágil reputación y sería capaz de hundirlo en el lodo y más allá.

Aun así, en su fuero interno, no quería detenerse. Se veía incapaz de alejarse en el momento en que Chanyeol ponía sus ojos en él, una fuerza superior lo atraía hacia Park.

Después de la cena, todos los invitados estaban esparcidos por el salón charlando animadamente, fumando o jugando a juegos de mesa. Su herida se estaba curando y se encontraba perfectamente ya.

Baekhyun asentía a todo lo que su tío decía al igual que Kyuhyun. No, no estaba concentrado en lo que decían pues tenía la vista fija en lo que estaba haciendo Park Chanyeol, y era algo que le disgustaba. Hablar con Kim Seokjin en un rincón no era algo que le produjese satisfacción. ¿Qué le estaría diciendo? Intentaba leer los labios de Park sin éxito y tampoco podía descifrar la cara de Seokjin, tan impenetrable como la suya cuando quería. Por fin Chanyeol se alejó y para su regocijo, se dirigió hasta donde ellos estaban.

—Park, precisamente discutíamos sobre un asunto que solo tu podrías aclarar —dijo Kyuhyun.

—¿A cuántas leguas crees que se halla España?

Baekhyun se sorprendió al oír eso. ¿Park sabía navegar? Este respondió con desenvoltura y rapidez, se sabía la respuesta. Continuaron hablando sobre barcos hasta que Minho propuso una partida de cartas y él la rechazó.

—Lo cierto es que esta noche estoy verdaderamente cansado, no tardaré en retirarme —dijo Chanyeol.

—Los años no perdonan. —No pudo evitar decir Baekhyun.

Desde que lo había visto con Seokjin se había apoderado de él una rabia desconocida hacia Park.

Pero este soltó una carcajada limpia. El sonido de su risa lo dejó noqueado y se le contrajeron las piernas. ¿Qué demonios le estaba ocurriendo? Su cuerpo parecía tener vida propia cuando de Park Chanyeol se trataba. Se había dicho a sí mismo que solo se dejaría besar, y que nada ocurriría, nada malo pasaba por unos inocentes besos. Pero esos mismos besos lo estaban persiguiendo, queriendo más. Y después de su reconciliación todo parecía haber cambiado, le parecía más cercano y su mirada más cálida.

—Creía que ya estaría en cama, a las diez es la hora permitida para las criaturas.

Minho negó con la cabeza y se llevó a Kyuhyun hacia una de las mesas para jugar, dejándolos a solas.

—Lord Park, ¿le he dicho alguna vez que admiro su descaro? Debe de ponerlo en práctica, como dicen los franceses, souvent.

—No sé a lo que se refiere, pero podemos discutirlo en un sitio más privado —le dijo en voz baja con un destello en sus ojos.

UAP #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora