VENDETTA

*30* "CONFESIÓN INESPERADA"

Charly
Por supuesto que el que perdería sería yo, ni siquiera podía competir con ella. Con apenas unas caricias lograba ponerme a mil, no tendría la fuerza mental para aguantar todas las ganas que tenía de sentirla. Pero esa idea se desvaneció, en cuanto me ató con unas esposas y me cubrió los ojos, ahora sí que estaba jodido. Estaba seguro que me llevaría al límite y que al final me dejaría con las ganas, ya me estaba arrepintiendo de este juego.
Su aroma era tan único que enseguida supe que se estaba acercando a mi oído. Una corriente eléctrica me recorrió al sentir su aliento sobre mi piel.

- ¿Estás seguro? Mirá que todavía estás a tiempo de arrepentirte. - besó fugazmente su mejilla.

- Muy seguro, princesa, segurísimo.

Soltó un largo suspiro, al sentir como sus manos paseaban por todo su cuerpo. Tomó el borde de los pantalones y lentamente fue deslizando hasta quitárselos.

- ¿Qué vas a hacer? - sonrió, en cuanto sintió como ella se colocaba entre sus piernas.

- Shh... volvés a hablar y te vas.

Se acercó más y con la punta de la lengua acariciaba su cuello, mientras sus manos regalaba caricias en sus pectorales. Poco a poco bajó sus labios, besó su clavícula, sus pectorales, su abdomen, y antes de llegar a la parte baja de su abdomen se detuvo. Se colocó en su regazo, sonrió, al verlo excitado, y con atrevimiento, agarró uno de sus pechos y lo acercó a su boca. Lo empezó a rozar por sus labios, evitando que lo agarrará, pero Charly fue rápido y con delicadeza lo tomó entre sus dientes. Lo besó, chupó y lamió, mientras Yeimy mordía fuertemente su labio inferior, para no emitir ni un solo gemido.

- ¿Y esa cara qué? - se burló. Ya lo había soltado hace unos segundos, pero ella aún tenía los ojos cerrados.

Sonrió, había llegado el momento de oír sus súplicas.

- Cállate... - susurró.

Repartió besos muy húmedos en la parte inferior de su abdomen, pasó su lengua por encima del bóxer, y es cuando Charly suelta un suave jadeo. Sonríe y repite la misma acción, pero ahora era ella la que estaba cayendo en su propio juego. La que lo tocaba era ella, y sin embargo cada vez se sentía más mojada, por lo que mientras seguía en lo suyo, también gimió suavemente.

- ¿Qué? ¿Lo extrañabas, cierto? - rió.

- No seas tan egocéntrico, estuve con tipos mucho mejores en todos los sentidos, especialmente en la cama. - provocó.

Sonrió incrédulo.

- Yo también, princesa. Tengo que decirte que no fuiste la mejor. - mintió.

No tenía muy claro si había sido la mejor, pero sí con la única que lo sentía diferente. Yeimy era la única mujer que consiguió que se preocupara más por su placer que por el suyo propio.

Sin previo aviso barrió con su bóxer, le demostraría que si quería podía ser la mejor experiencia que tendría en su perra vida.

- Ay Charly... Vos quisiste.

Se montó sobre él. Lo besó. Y con la mano acariciaba su longitud. Subía y bajaba cada vez más deprisa, sintiendo los gruñidos que Charly intentaba contener.

- Mhmm... - escapó de sus labios.

Decidió llevarlo al extremo. Quitó la venda que cubría sus ojos. Y ante su penetrante mirada, fue bajando hasta su entrepierna. No pensó llegar a ese punto, pero por primera vez las palabras de Charly hirieron su ego. De nuevo deslizaba su mano, pero esta vez lentamente, llegó a la punta, sonrió, e hizo presión. Soltando un profundo gruñido en él.