*34* "EL AUDIO"

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Yeimy
Tal y como prometió, apenas grabé ese maldito audio me liberó. Ese desgraciado ni siquiera me trajo mi carro, por lo que tuve que andar.
Y en cuanto empecé a caminar las lágrimas inundaron mis ojos. Sentía un ardor en el pecho, mientras las manos, las piernas, absolutamente todo me temblaba. Tuve que detenerme, me senté en una banca, tratando de regular mis nervios y recordarme por quienes había hecho eso. Pero no me sirvió de nada, aunque por mis hijos haría lo que sea, no dejaba de sentir esta culpa y lástima que lentamente me consumía. Ni siquiera tenía la oportunidad de poder decirle a Charly, no solo matarían a mis hijos si se enteraba, si no que matarían a Vanessa, a Ligia, y a Charly, debía callar. Pero lo peor de toda esta mierda es no saber cuándo mandaría ese maldito audio, por lo que la angustia no me dejaba estar tranquila. Aún y con todo lo que pasó, mi intención no era volver a joder a Charly, no intencionalmente, y ahora que por fin había dejado mi venganza a atrás, aparecía de nuevo ese malparido de Manín.

Conocía perfectamente a Charly y en cuanto escuchará esa grabación se volvería loco, por mucho que esté arrepentido, él no dejaría de ser nunca lo que es por esencia. Me gritaría, me humillaría, y trataría de joderme lo más que pueda, y tal vez esa era mi mayor preocupación. Y como yo también me conocía muy bien, sabía que en cuanto empezará a joderme no me quedaría atrás, después de todo los años que pasé con odio, lo que menos quería ahora era volver a eso. Pero ya no había nada qué hacer, las cosas serían así, aunque me doliera.
Aún sentada, solté un sollozó, me puse en pie y caminé hasta tomar un taxi.
De camino al apartamento, toqué mi panza, la acaricié, pensando que cada día quedaba menos para ver su cara. Sonreí débilmente. Quizás si las cosas hubieran seguido bien, hasta le hubiera dicho a Charly que también era su hijo. Pero de nuevo la vida tenía otros planes para mí. Estaba tan cansada de toda esta mierda, de Manín, de sus maldades, pero sobre todo de que mis hijos tengan que sufrir las consecuencias.

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Aún con lágrimas en los ojos, caminó hasta la puerta, pero pegó un brinco y rápidamente secó sus lágrimas al ver parado a Charly en ella.

- Este... Charly, ¿qué hacés acá? - dijo con la voz quebrada.

- Esperarte... - respondió observándola. - Hey, vení, ¿qué te pasa, princesa?

Se acercó y acabó de limpiar sus lágrimas.

- ¿Por qué lloras?

Sonrió débilmente.

- No estoy llorando, Charly. Solo que ando muy sensible, no te preocupes. Tuve un día muy agotador, sólo es cansancio, fresco.

La miraba con duda.

- ¿Segura? No te veo bien, princesa. Decime, ¿qué pasó? - dijo más serio.

Le sonrió y le dió un fugaz beso.

- Estoy bien, de verdad. Ya te dije que solo estoy cansada.

- Ok... Entonces ya no vayas a camellar, ya no estás para andar de un sitio a otro, princesa. Lo mejor es que descanses.

Negó.

- No, ¿Cómo crees? Todavía me quedan 2 meses. Además necesito distraerme, ¿si?

Le dió otro beso.

- Bueno... - respondió Charly.

Sin pensarlo le propuso:

- ¿Te quedás a dormir?

Abrió los ojos, sorprendido.

- ¿Querés? - preguntó sonriente.

Disimuló la tristeza que tenía, y con una sonrisa afirmó.

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