Una última cena.

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El rey comenzó a quejarse por sus dolores y se lo llevaron de la sala del trono.
Visenya bajó las escaleras y se acercó a Daemon. Ambos se estrecharon la mano en señal de complicidad.
—Buen disparo, que puntería —le susurró Daemon.
—Una espada muy bien afilada —le dijo la reina del mismo modo.

Todos abandonaron la sala dejando que recogieran el cadáver de Vaemond. Visenya se dirigió a donde se encontraba Rhaenys con sus nietas y Alynae.
—Gracias —le dijo Baela nada más verla.
—No hay de qué —dijo la reina abrazando a las tres para después dirigir su vista a Rhaenys. —Necesito hablar a solas con Rhaenys...

Las tres se marcharon dejando a la reina y a Rhaenys a solas.
—¿Por qué has disparado esa flecha? No sueles tener esos arrebatos. De hecho, sueles ser muy consecuente...
—No suelen llamarte zorra en mi presencia...
—¿Le has atravesado porque me ha llamado zorra?
—Cualquiera que ose mancillar tu nombre, el de nuestra hija o de tus nietas lo pagará con su vida.
—No debiste hacerlo.
—¿Disculpa?
—No deberías tomar tus arrebatos como lo hace Daemon. No me gusta sentir que te pareces a él.
—Rhaenys...
—Hablaremos después... Debo ir a buscar a las chicas...

Rhaenys dejó a la reina ahí y se marchó en busca de Alynae, Rhaena y Baela. Que se encontraban junto a Luke y Jace frente al Arciano. Visenya rodó los ojos y la siguió.

—Su alteza —dijo Jace al verla, arrodillándose ante ella, Luke copió su gesto.
—Levantaos...
—Gracias por defendernos.
—No hay de qué.
—Significa mucho para nosotros. Vos habéis estado ahí para darlo todo por nosotros cuando nadie a parte de madre ha sido capaz de hacerlo.
—Se lo he dicho a vuestra madre y ahora os lo diré a vosotros —dijo la reina agachándose ante ellos. — Tuve una estrecha relación con vuestra abuela y vuestra madre fue como una hija para mí. Os ayudaré en lo que me sea posible.

Al caer la noche todos se reunieron en el comedor. A excepción de Rhaenys. Visenya preguntó a Baela que dónde se encontraba Rhaenys pero nadie supo que responderle. Por lo que antes de que el rey llegara, la reina abandonó la sala en busca de ella.

Esta se encontraba observando cómo preparaban el cadáver de Vaemond.
—Un corte limpio... —dijo Visenya entrando.
—Y una puntería certera —dijo Rhaenys muy seria.
—¿Os encontráis bien?
—Sí.
—Viserys está a punto de llegar... Sé que le gustaría veros junto a su familia. Sentada junto a vuestras nietas...
—Vayamos...

Ambas se dirigieron al comedor y se sentaron junto a Baela, Rhaena y Alynae.
Cuando el rey llegó, pidió a su familia y aliados que hicieran las paces. Quería que cuando marchara, su casa perteneciera unida y fuerte.
Rhaenyra y Alicent se pidieron disculpas y brindaron por la otra.

Helaena alzó su copa y se levantó, sorprendiendo a todos.
—Quiero brindar por Baela y Rhaena... El matrimonio no es tan malo... La mayoría de veces te ignoran... Excepto cuando están borrachos... —dijo. En ese momento todos se quedaron en silencio. Helaena se sentó y Visenya la miró con lástima.

Jace sacó a bailar a Helaena Targaryen y el Rey pudo ver a su familia unida. Riendo y compartiendo mesa sin problemas de por medio. Una sonrisa sincera se hallaba dibujada en la cara de Viserys hasta que este comenzó a sentirse mal y los guardias lo llevaron a sus aposentos.

Fue entonces cuando esa máscara de felicidad cayó y Aemond se puso en pie para brindar por sus sobrinos Lucerys y Jacaerys. En su discurso varias veces lanzó indirectas con respecto a su bastardía. Cosa que enfureció a Jace, a tal punto que proporcionó un puñetazo a su primo. Este ni se inmutó y empujó a Jace al suelo.

Luke peleaba con Aegon y mientras los guardias separaban a los príncipes Lucerys se ponía en pié para dar un golpe a Aemond mientras este se acercaba amenazante. Antes de que cualquiera de los dos pudiera hacer nada, Visenya se puso frente a Aemond. Seguida por Daemon. Ambos con porte rígida y severa que hizo que Aemond no fuera capaz de aguantar la mirada a ninguno de los dos y se fuera.

Tras despedirse. Visenya salió adonde se encontraban los dragones. Seguida por Rhaena, Baela y Alynae.

—Id, nos veremos en Marcaderiva. —dijo la reina a las tres chicas. Estas obedecieron y se marcharon. —Vamos, es tarde...
—Ve. Yo me quedo.
—¿Te quedas? —dijo Visenya a Rhaenys. —Pensé que querrías...
—Pensaste mal.
—¿Se puede saber qué te pasa? Llevas todo el día evitándome.
—Estoy conmocionada e incómoda, es todo... Necesito pensar.
—Llevas rara desde que avisaron sobre Corlys...
—Tengo mucho en lo que pensar...
—Lo que suponía... ¿Qué hay de mí?
—No sé a qué te refieres.
—Si Corlys vuelve. Si vuelve con vida ¿qué será de nosotras?
—Fingir. Como ya hemos hecho.
—He pasado años a tu lado. Y en estos últimos seis hemos vivido juntas ¡Seis años Rhaneys! ¿Pretendes que vuelva a Rocadragón como si nada hubiera pasado?
—Sabes que no tengo elección Visenya. Si la tuviera las cosas serían diferentes pero no lo son. Creí hace años que Rhaenyra no entendería el orden de las cosas y ahora veo que eres tú la que no lo hace.
—¿El orden de las cosas es ver cómo te desvives por un hombre que te ha abandonado seis años? El orden de las cosas debe cambiar.
—Desde tu situación todo es muy fácil. Eres reina. Das ordenes y tienes el ejército mas poderoso conocido. Cámbialo tú si quieres. Yo a los ojos de los demás solo soy la señora de Marcaderiva.
—No es fácil pero no quiero renunciar a las personas que amo por la creencias de un puñado de necios.
—Ese puñado de necios nos quemaría vivas, Visenya. He perdido mucho. No voy a poner a Aly y a mis nietas en peligro. Y tampoco mi vida o la tuya.
—¿Estás diciendo qué...
—Tengo que pensar. Dile a mis nietas que me quedaré aquí. —Sin decir más. Rhaenys se marchó de nuevo. Dejando a la reina sola con su dragona.
—Rhaenys... Agh...

Visenya voló hasta Marcaderiva encontrándose con Baela, Alynae y Rhaena.
No pegó ojo en toda la noche. Se sentía inquieta y preocupada. Sentía que no debería haber dejado a Rhaenys sola junto a esos buitres.

A la mañana siguiente, las tres jóvenes encontraron a la reina junto a un té relajante en el comedor.
—¿Os encontráis bien? —preguntó Baela viendo las notorias ojeras en la reina. Además de encontrarla sumamente palidecida.
—Vuestra abuela aún no ha llegado.
—He venido en cuanto me habéis llamado —dijo Sand apareciendo.

Sand atravesó la sala rápidamente y se acercó a la reina dándole un abrazo.
—Gracias Sand.
—Tenéis mala cara ¿os encontráis bien?
—No he dormido...
—Mamá, comienzas a preocuparme —interrupió Alynae.
—Rhaenys no ha llegado y estoy preocupada... Es todo. Además Rhaenyra y Daemon pasarán unos días en Rocadragón y debo ir a recibirlos. Tenemos cosas de las que hablar... Cuando venga Rhaenys avisadme, por favor.
—Iré más tarde mamá —le dijo Alynae. Su madre asintió y tras terminar unos asuntos en Marcaderiva partió a Rocadragón.

EL OTRO REINO (Rhaenys Targaryen) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora