Capítulo 4

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Suspiré frotandome los ojos para quitarme el estrés de los miles de informes que faltaban por falsificar. Esto es un sin vivir.

Apoyé los pies en la mesa cogiendome el teléfono metiéndome en TikTok un rato para despejar la mente.

- ¿A esto le llamas trabajar? - Sonó la voz de mi padre después de escuchar la puerta abrirse.

Ni le miré deslizando hacia otro video. - Estoy haciendo un plan para vender a mi mafia. - Murmuré, suspiró y se movió por la habitación. Levanté la vista para ver como se sentaba en la silla enfrente de mi.

- ¿Tú entiendes por qué no te cuento las cosas?

- Papá, llevo años aquí. ¿Cómo voy a vender a nadie? - Suspiré quitándome las piernas del escritorio poniéndome recto.

- Eres un blandito hablando de amor. Venderías tu alma por un abrazo de tu ruso.

Una carcajada salió del final de mi garganta.

- ¿Un blandito? ¿Quién está haciendo esto por amor? - Le dije echándole en cara la razón verdadera porque estamos aquí.

- Eso es otra cosa.

- ¿Otra cosa? ¿No vas a matar a tu hija por ver a tu ex mujer? Que si recuerdo ni siquiera quiere verte.

Su cara cambió, dio un golpe en el escritorio después señalandome. - La manipularon. - Dijo firmemente entre los dientes.

- Seguro que si. A ver si el topo al final vas a ser tu mismo. Dime. ¿Qué darías para poder verle de nuevo? - Le dije buscándole los ojos, pero me apartó la mirada. - ¿Papá? Dime. - Le volví a insistir.

Se levantó de un impulso, dándose la vuelta hacia la puerta. - Eso pensaba. - Murmuré volviendo a coger el bolígrafo.

- En tres horas tenemos la fiesta de los pijos. Tenemos que robarle un collar a una. - Dijo sin mirarme, asentí aunque no me viera.

Salió sin decir nada más.

Estuve unas dos horas más falsificando informes hasta que solo quedaba una hora. Me duché en la sede siendo que tenía ducha y ropa "pija" para salir.

Unos vaqueros negros y una camisa de flores, peiné la cresta blanca hacia atrás cogiendo las gafas de sol aunque fuera de noche, para el look.

Me fui hacia dentro sentandome en el salón con Jota y Valentina.

- ¿Qué pasa? - Jota rompió el silencio tenso que habia en el salón.

- Nada.

- Noto el ambiente cargado, sabes... - Dijo Jota.

-  Ponte perfume. - Bromeó Valentina, miré el reloj, siempre hay que esperar a los mismos.

- ¿Estás? - La voz del italiano salió, asentí levantándome yéndome con el hacia los coches.

- Yo cojo el mio. - Dije abriendolo.

- No. Tu vienes con nosotros. - Dijo mi padre, negué con la cabeza.

- Si tu no te fías de mí, yo de ti tampoco. - Le dije metiéndome dentro sin cerrar la puerta.

- Jefe. ¿Puedo ir con el? - Preguntó el Cejas.

- Ves.

Se metió conmigo en el coche cerrando la puerta, se metieron los cinco en la furgoneta, mi padre, el Golon, Valentina, Carlo y Jota.

Arrancaron y fui detrás de ellos.

Fueron unos treinta minutos hasta llegar a una mansión enorme, aparqué el coche allí y salimos del coche. No hablamos casi en todo el viaje.

El otro lado. (Volkacio AU).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora