Capítulo 10

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- ¿Te encuentras bien, Horacio? - Jota se atrevió a preguntarme mientras estábamos en la cocina de la sede, bebiéndome un café intentando ahogarme la resaca con la cafeína. 

- Estoy perfecto. - Murmuré mirando dentro de la taza media vacía, removiendo con la cucharita para remover el azúcar. 

- ¿Sabes que.. puedes hablar conmigo..? 

- ¿Con un topo? 

- Antes hablábamos.. ya sabes.. - Murmuró sentándose en la silla de mi lado. - Tu padre cambiará de pensamiento, cuando vea que no tiene por que asustarse- - Me dijo pero le entrecorté. 

- Estoy bien Jota, ¿qué te hace pensar que me importa de lo más mínimo lo que piense el viejo de mi? 

Miró a su alrededor mirando que nadie estuviera viéndonos. - Volkov desde que has vuelto está más alterado, ¿sabes? - Susurró, le miré confundido. 

- ¿Y a mí qué? 

- A él también le ha afectado volverte a ver.. - Dijo carraspeando - Debe de ser difícil, volver a ver al amor de tu adolescencia sin previo aviso... no pensé, debí haberte avisado. - Susurró, negué con la cabeza. 

- No es difícil, es un poli y cada uno tenemos nuestras vidas, así funciona. - 

- No te merecías esta vida. Tú no. - Murmuró haciendo que le mirara a la cara, directamente a los ojos. Sentí el picor en los ojos, amenazando con inundarse con lágrimas, así que negué con la cabeza bebiéndome la taza. 

- ¿Has acabado? - Le dije, se quedó callado un momento asintiendo después de unos minutos levantándose también, nos metimos en la sala de reuniones los dos. 

- Buenos días familia. - Habló mi padre. 

Se habló de que teníamos una venta de armas dentro de poco, aún que íbamos a por Ana, los negocios debían seguir, no nos podíamos quedar quietos. 

- Horacio podrá ir con Carlo, si no hace que lo maten. - Dijo mi padre, cerré los ojos ahogándome un suspiro de cansancio, es que lo sabía. 

- ¿Ahora también es mi culpa que estuviera él drogándose de fiesta y dejara que lo secuestrasen?

- ¡Eso no pasó así! - Chilló Carlo. 

- ¿¡Tú que te vas a acordar!? ¡Si estabas más drogado que el Cejas una noche de fiesta! 

- ¿¡Qué más te dará a ti lo que hago con mi vida!? ¿Quién te crees? 

- ¡Que me la suda! Pero luego no me vengas a mi, esperando que sea yo tú héroe porque por mi, ¡Te podrías haber muerto con tu hermano! - Le chillé, mi padre se levantó pegándole a la mesa. 

- ¡Ya! - Chilló haciendo que me sentara hacia atrás, Carlo copiándome, los dos cruzándonos los brazos sobre nuestros pechos. Indignados. - ¿Qué manera es esa de hablar? Pídele disculpas Horacio. 

Me reí negando con la cabeza. - Solo he dicho la verdad, yo a este desgraciado nunca lo he querido en nuestra mafia, ¿era nuestra no, papá? - Le pregunté, se quedó callado mirándome a mi y después a Carlo. 

- No voy a permitir estas actitudes, no cuando dentro de muy poco vamos a estar enfrentados contra nuestros peores enemigos- -

- Con el que se acuesta Horacio. - Le entrecortó Carlo. 

- Con el FBI, necesito que os llevéis medianamente bien, para saber que si algo pasa, vais a estar el uno para el otro. Y no os vais a dejar morir, ninguno de los dos. 

- Eso lo dices por mi, ¿no? - Le pregunté sin mirarle, le estaba mirando a Carlo, voy a matarlo yo mismo. 

- Pues si, Horacio. Anoche- 

El otro lado. (Volkacio AU).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora