Capítulo 6

342 42 41
                                    

¿Llamo o no?

Me sabía ya el número de teléfono de memoria de marcarlo y volverlo a borrar. Hacia años que ya no dudaba tanto de mis decisiones.

Me vendría bien para acercarme a Ana.

Pero, ¿es solo Ana que quiero? ¿O quiero otra cosa en el fondo? Volver a ser querido...

No, no necesito ser querido.

- ¿Hache? - El Cejas me interrumpió los pensamientos, alcé la mirada del móvil. - ¿Quieres salir? Vamos a vender un poquito.. ya sabes.

- ¿Dónde?

- Por la playa. - Dijo aún mirándome.

- ¿Eso es buena idea? - Le pregunté con la ceja levantada levemente, en la playa hay demasiada gente.

- Yo sigo órdenes Hache. - Dijo medio riendose, suspiré asintiendo.

- Iré con vosotros anda.

Me cogí las cosas; el móvil, la cartera y poco más para salir con ellos.

- Ya sabéis que hacer si nos pillan. - Dijo el italiano.

- Correr y separarnos. - Repitió el Cejas haciendo que afirmaramos los dos, Carlo conducía mientras yo estaba de copiloto.

- Estás calladito eh, crestitas.

- Cállate. - Le dije sin siquiera mirarle, si tengo que ser sincero. Diría que le tengo tanto asco al italiano por conforme lo trata mi padre. Está más que claro que este en cualquier momento vendería hasta su propia familia, y coge el y lo trata como si fuera su hijo. Dejándome a mi como la última mierda. ¿Envidia? Probablemente.

- ¿Ya ha encontrado algo tu padre sobre el tema ese del Gonzalo este?

- Gustabo. - Le corregí entre dientes para después suspirar - Y no, no me ha dicho nada. - Contesté sin mirarle.

- Vale, ¿Tú por allá, y yo por allá? - Preguntó Carlo cuando llegamos a la playa.

- Vale. Cejas tu vete por donde quieras. - Le dije y asintió. Carlo me dió 15 pastillas de anabolicantes. Cosa que me parecía excesivo pero no le dije nada. De todos modos los iba a vender.

Tardé media hora en vender 5 pastillas, se podía decir que no se me daba del todo bien. No fue hasta escuchar una sirena que fui a buscar el coche para volver a guardar la droga. Ya que era ilegal portarlo encima.

Pero el coche ya no estaba. Mierda.

Suspiré mientras el patrulla ya estaba prácticamente detrás de mi. Maravilloso esto.

- Buenas tardes caballero, ¿le importaría que le cacheara? - Su voz familiar retumbaba en mis oídos.

Me di la vuelta para mirarle. - ¿Por qué motivo?

- Esta usted en una zona donde han vendido estupefacientes. Y es usted sospechoso.

- ¿Sospechoso? ¿Por las pintas? Eso es muy inapropiado Volkov. No sabía que fueras así.

- ¿Me va a dejar cachearle o le llevo detenido para hacerlo en el buro federal? - dijo descansando sus manos en su cinturón.

- Más intimidad. ¿No?

- Horacio. - Me avisó y me reí negando la cabeza, suspiré sutilmente. Ahora si que cagué.

- Me niego a que me cachees.

- ¿Se niega a cooperar?

- Eso es. - Dije cruzandome los brazos poniéndome en frente de él. Asintió con la cabeza abriendo la puerta trasera del patrulla indicando que entrara.

El otro lado. (Volkacio AU).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora