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Los zapatos oscuros se hundían paso tras paso entre la nieve algodonosa que rodeaba aquella zona boscosa, el viento rugía en sus oídos cubiertos por plumas amarillas mientras golpeaba su rostro con violencia, el único calor que conservaba a esas alturas era el de su adorado gorro de lana cubriendo su cabello azabache, el cual en ese momento contaba con partes humedecidas y calientes por un líquido carmesí que aún emanaba lentamente de una zona escondida bajo el también manchado gorro, y por supuesto, el bulto de mantas calientes que estana pegado con fuerza a su pecho, el cual contenía una figura pequeña y castaña que lloraba silenciosamente entre los brazos de su "madre"

- T-tranquilo mi amor... - Su voz se perdía en las violentas ráfagas de viento, en el aullido atronador de la tormenta helada y en su propio llanto, estaba desesperado, y como no estarlo - T-te prometo q-que... que papá te mantendrá a salvo...

Su vista ya medio cegada por la nieve contra su rostro, bajó para poder localizar aquellos acuosos ojos verdes que anhelantes, le devolvian la mirada, tan verdes como los de su otro padre, tan verdes como los de la persona de la que escapaban en ese momento, de la que intentaban alejarse, de la que Quackity había soñado huir incluso desde que aquel bulto entre sus brazos crecía en su abultado vientre hace aproximadamente 5 años, y que ahora, habiendo intentado lastimar a su pequeño cabrito, se había vuelto un enemigo del cual escapar.

La forma en la que Tubbo lo miraba, le destrozo el corazón aun más de lo que ya estaba, su pequeño niño se veia aterrado, cansado de tanto llorar, sus mofletes estaban rojos gracias al infernal frío que los estaba consumiendo, su nariz de igual manera estaba perlada de un tono carmesí aunque no supo si era por el llanto o por el clima.

Una de sus manos, temblorosa y con los dedos ya entre rojos y morados se estiro, abandonando el agarre firme en la espalda del cabrito, para así poder acariciar su rostro, Quackity ofreció su mejor sonrisa por más que sus labios temblasen constantemente.

- Papá no va a dejar que nada malo te pase... n-na-nada ni nadie.. te tocará- le dolía con el alma no sabes si podría cumplir aquella promesa. Pero daría su vida si así fuese necesario por aquellos ojitos que lo miraban como si de un héroe se tratase, aquellos ojitos que lo tenían como el único pilar que podría mantenerlo seguro.

Su ensoñación centrada en la carita de su pequeño se esfumó cuando sintió algo caliente bajar por su propio rostro, dándose rápidamente cuenta que el golpe en su cabeza estaba comenzando a causar más problemas, aquellas gotas espesas de sangre comenzaban a caer por su frente casi cayendo en uno de sus ojos, apenas pudo atinar a pasar la palma de su mano por su frente para evitar que aquello cayese sobre el menor, debía apurarse, de por sí su cabeza ya daba vueltas sin parar, si seguía así probablemente se iba a desmayar, no se podía dar ese lujo teniendo a Toby entre sus brazos, debía encontrar un lugar seguro, necesitaba asegurar que ese niño estaría bien.

Con la mayor fuerza de voluntad que se permitió sus pies aceleraron su camino entre la nieve espesa que hacia que se hundiese cada vez que daba un paso, su aliento ardía en el fondo de su garganta, por lo cual su mano automáticamente se movió para cubrir un poco más el rostro del pequeño niño con las mismas mantas en las que lo tenía envuelto, obviamente se aseguró de dejarlo respirar, solo intentaba que estuviese más cálido, odiaría saber que eso sería la causa de un resfriado más adelante.

No sabia ya cuanto tiempo llevaba en aquella caminata infernal, pero no aguantaría demasiado, sus piernas estaban entumidas, sus manos... ya ni siquiera sentía los dedos, su cuerpo temblaba violentamente producto de nisiquiera haber logrado tomar una chaqueta en el proceso, de hecho, las únicas cosas que traía con el era una mochila con cosas del Tubbo, su celular sin batería y al mismo tubbo con sus mantas favoritas las cuales luchaban por mantener caliente al niño.

Podía sentir como sus pulmones se oprimían violentamente y como su cuerpo gritaba por piedas, la sangre caliente bajando por su rostro y cuello, y la voz lejana de su hijo llamandolo, pero no lo podía entender, su cabeza estaba tan fuera de sitio que ya no podía percibir nada...

Oh no, no, no, no "no puedo desmayarme" Exigió su mente, no podía, no ahora, iba a morir si caía ahí, peor aún.. Tubbo también iba a morir. "Por favor Alex, camina... camina... y-ya casi" eso era mentira, nisiquiera sabía donde estaba, había corrido sin rumbo después del último ataque de ira de Schlatt, en el cual, por cierto, casi lo mata.

"Abre los ojos..  Toby te necesita.." su voz interna le estaba exigiendo seguir, pero sus piernas ya comenzaban a dejar su huida en tropezones en los que su objetivo era no tirar a Tubbo. Ya no podía más.. ya no... iba a cerrar los ojos, iba a caer, estaba exhausto... no podía... no podía...

Finalmente por más que Rogó al cielo su cuerpo se desplomó entre la nieve espesa, al menos teniendo la voluntad para caer de lado, y no sobre el pequeño tubbo que ahora estaba aún más paniqueado. Su voz llamando a la voz de "papi" era audible, ronca y a la vez amainada por los aullidos del viento

Quackity solo pudo observar aquellos ojitos llenos de terror antes de que todo se volviese negro.

- Abejas en la nieve -  <Quacknoblade>  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora