- Abejas en la nieve - <Quacknoblade>

8.

Sus pulmones se sintieron inmediatamente presionados contra sus costillas cuando el sonido de la madera crugiendo invadió sus oídos. Escuchar como su anfitrión abría la puerta despertó una inusual alerta en lo más hondo de su cerebro causando a su cuerpo levantarse casi de golpe para tomar a Tubbo del asiento a su lado y así aprisionarlo contra sus propios brazos; la parte más irracional de su cerebro solo podía reproducir en bucle una y otra y otra vez la imagen de un furioso Jschaltt entrando por la fuerza de casa, su cerebro reproducía una película totalmente aterradora que normalmente y como una rutina terminaría con el sintiendo sus huesos crujir miserablemente dentro de su piel, y algunas veces... fuera de su piel.

Auch.

Tal vez Technoblade había hablado sobre visitas pacíficas, pero, su instinto se vio intensamente invadido por la alerta de una intromisión nueva a su campo seguro...(bueno, tal vez no seguro del todo pero si una especie de zona neutra) por que bueno, esa pequeña zona se había vuelto rápidamente una zona donde su cabeza podía tener paz; aferrándose intensamente a la sensación del agradable olor del hombre cerdo, el cual invadía cada parte de la casa y provocaba una corriente eléctrica en la columna vertebral del híbrido pato.

- Techno! - La voz de alguien desconocido llegó hasta la cocina cuando Quackity procesó completamente una nueva presencia, un nuevo olor (está vez suave y pacifico al tratarse de un beta) que a pesar de tener tintes relajantes para el fue simplemente desagradable; su cabeza se sentía realmente nublada por un terror irracional ligado a la perturbación de su zona segura, era una especie de repercusión al hecho de que hasta ahora, había logrado estar tranquilo, como si todo hubiese sido una ensoñación donde la paz podía ser una realidad.

Ahora que era más consciente del mundo, el miedo había finalmente golpeado con dureza la parte más vulnerable de su cerebro, bañando este mismo de una espesa capa de adrenalina.

- P-p-posicion dos.. Tubbo - Su voz estaba tan espantosamente ahogada que al niño le fue difícil escucharlo, aunque increíblemente fácil entenderlo, tantas veces lo había escuchado así de aterrado que no necesito una repetición para aferrarse fuertemente al pecho de su padre, agachado su cabeza, conteniendo el aliento para no hacer uso de la voz. Si mamá tenía miedo... era por algo, consideró Tubbo...

Y cuando los pasos se aproximaron a la cocina, la respiración del mayor se quebró en un ritmo totalmente arritmico y espeso en la parte más alta de sus pulmones.

- Quackity? - La mirada de Technoblade se apago instantáneamente en un foco confuso y angustiado cuando la escena lo recibió en lo que antes había sido un pacifico desayuno, ahora era similar a un cervatillo a punto de ser cazado, midiendo sus últimos segundos de vida con su pequeño en brazos, escondido bajo sus alas, expectante del nuevo invasor.

Alex parecía al borde de un ataque nervioso si es que no estaba ya en uno, apoyado temblorosamente contra la alacena que era lo único que le impedía retroceder aún más y perderse en las entrañas de la madera; observando filosamente a la figura recién llegada, como si analizara en que tanto peligro podría encontrarse, sus pupilas estaban dilatadas, y en su rostro pequeñas gotas de sudor nacían y morían al final de su mentón, era como tener un animal enjaulado esperando a ver que tanto daño le podrían hacer.

Quackity no veía un Philza parado confusamente en el arco de la puerta color marrón, el veía un Schaltt listo para partirle la cabeza por escapar.

- Wow.. amigo... estas bien? - efectivamente eso no era lo que esperaba encontrar en la cocina cuando technoblade le dijo que había estado teniendo un adorable y pacifico almuerzo con un invitado, pero, definitivamente era algo... no tan difícil se descartar al saber que su invitado probablemente había sido molido a golpes una cantidad insana de veces por su propio marido. Había creído que una intromisión no significaría un problema demasiado terrible, pero ahora veía como Quackity no parecía feliz y en su lugar estaba listo para saltar al cuello si este terminaba siendo un peligro. Su cuerpo se movió en automático Y se detuvo en el acto cuando trató de dar un paso al frente en dirección a quien sujetaba al pequeño cabrito y vio como esto solo hizo erizar más el plumaje dorado de las maltratadas y miserables alas de aviar menor.