9.

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- Vamos, deja de moverte amigo... - Una pizca de frustración se colaba entre las palabras medio apagadas de un concentrado Phil mientras sus manos se paseaban entre trozos de tela pulcra, gazas y el cabello negro perteneciente al "polluelo" sentado frente a él.

Llevaba al menos 20 minutos contados intentando hacer algo por lo que descubrió como una tosca apertura en la parte posterior del cráneo del pato, y este no estaba cooperando demasiado a la causa; pues su cuerpo seguía estremeciendose, moviéndose y sacudiendose gracias al escozor del alcohol en la piel abierta en combinación con el simple hecho de sentir las manos de alguien más invadiendo su espacio personal.

- Quédate.. quieto! - Mencionó nuevamente en un reclamo apagado, a pesar de estar regañandolo, quería evitar subir la voz a toda costa, y Quackity internamente agradecía eso.

- Estoy.. bien! No necesito... con vendas basta, yo- su frase murió cuando un gorgojeo demandante se dio de parte de Phil, aquellos sonidos de pájaro que Techno conoció la mayor parte de su infancia y por lo general significaban un Papá Phil a punto de perder la paciencia, Techno el cual por cierto observaba todo desde otra parte de la cocina, con una taza de té en una mano y un dormido zorrito en la otra, penso que la escena era inusualmente agradable.

Tommy estaba muy ocupado cargando a un risueño Tubbo que constantemente animaba a Quackity con pequeños "tu puedes mami" y "lo estás haciendo excelente!"

Quackity había dejado de luchar con aquel gorgojeo.

- Ya casi termino... - Mencionó el rubio una vez el último "ganchillo" había unido la piel con el otro extremo, solo faltaba volver a colocar la venda que llevaba minutos atrás a pesar de que estas ya contaba con un poco de sangre.

- Y bien, amigo.. podemos saber que pasó ahí?? - 

.....

Por sus dedos delicadamente se paseo la cálida y reconfortante textura que conformaba aquel oscuro saco de costosa tela, sus fosas nasales abosorbieron de lleno el olor embriagante a tabaco y madera, llevando a una parte de su cerebro a derretirse en su agonía como si de morfina a una herida abierta se tratase.

La forma en que una de sus delgadas manos se aferraba con dureza a la pieza de ropa le hacia sentir aún más patético de lo que ya se sentía en su incómodo pero seguro lecho que a estas alturas era más que nada un nido desordenado de ropa, sábanas y peluches cursis que había guardado de la fiesta donde había anunciado su embarazo ante la sociedad como parte de la careta de familia perfecta.

Sus pulmones nuevamente se inflaron en un suspiro profundo que llevó a la parte más precaria de su cerebro a localizar la imagen de su adorado esposo en algún lugar de sus recuerdos donde su sonrisa llevaba encima cariño y el amor más puro que había podido desear en su vida.

Ahí, enroscado sobre si mismo con aquel abultado vientre evitando su cuerpo hacerse más pequeño en su letargo, Quackity gimió miserablemente en la sensación dolorosa de su piel estirada y su espalda molida por el esfuerzo extra de al menos 3 kilos en un cuerpo que desde un principio se advirtió no estaba hecho para cargar un cachorro.

No era exactamente delgadisimo, o demasiado pequeño para eso.

Solo era débil, dotado de un cuerpo miserable que no atendía a sus necesidades y sobre todo a sus propias exigencias autoimpuestas.

De igual manera no había querido renunciar a la bolita que crecía ahora mismo y chupaba perturbadoramente su energía, o tal vez si, por momentos había pesando seriamente en romper el lazo de su estómago y hacer desparecer a la personita que probablemente se iba a parecer como el infierno a su padre, Jschaltt.

- Abejas en la nieve -  <Quacknoblade>  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora