catorce

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Cuando despiertan tienen hambre y siendo muy perezosos para  cambiarse la pijama, bajan por las escaleras hacia el comedor cuando escuchan un escándalo.

—¡No tienen derecho de acercarse al décimo!—

—¡Pero queremos pedir disculpas!— grito una compañera en representación de los demás.

—¡Mucho menos tienen derecho a eso!¡Le hicieron mucho daño!— nuevamente Gokudera responde reacio a aceptar la excusa de los compañeros.

Y es que se habían reunido abajo de las escaleras para que pudieran interceptarlo y hablarle con tranquilidad, pero se encontraron con la mala suerte de hallar primero a sus guardianes antes que el mismo Decimo.

—¿Que sucede?— pregunto el castaño cuando venía bajando de las escaleras junto a Enma.

—¡Decimo!/ ¡Tsuna!— gritan al mismo tiempo ambos. Llamándole esto la atención al ojimiel, que al mencionar su nombre no hubiera indicio de burla o irá como días anteriores

—No los escuches, Tsuna, ellos después de todo el daño que causaron, quieren disculparse— Yamamoto explica más sensato a su amigo

—¿Y porque no? Yo quiero oírlos — dice, sus ojos miel brillaron por un instante

Una chica se abre pasó y ni siquiera se detienen a importarle de que está en pijama.

—Mira Tsuna, sabemos que no fuimos buenos compañeros, que te tratamos mal, pero queremos disculparnos contigo por eso, aceptamos lo que hicimos — Tatsuki, la niña, inclina su cabeza en nombre de todo el grupo que está detrás, retenido por su familia.

—¡Seguro!— responde con rapidez y todo su grupo lo mira sorprendidos de que lo acepte— Si eso los hace sentir mejores— se encoje de hombros— los perdono

La chica Tatsuki y todos los demás lo sabían, Tsuna no los estaba perdonando, al menos no del todo y lo entendían, aún así buscaría intentarlo más tarde porque realmente se sentía arrepentidos.

—Bueno, vamos Enma todavía tienes que desayunar y enfrentarte al regaño de Adelheid— corta Tsuna tomando la mano del pelirojo y continuando su camino al comedor, donde ya puede oler el desayuno en la mesa.

Enma no se queja y se deja arrastrar un poco rojo porque la familia de Tsuna lo ve unido a él.

El desayuno va tan bien como puede, Enma ignora las miradas que la familia de Tsuna le lanza, como si ese viejo odio por  /dellito/ hubiera regresado, pero ahora lo miraban así preguntandose que tanto había hecho con Tsuna después del vals, pero en su defensa ¡No hizo nada!

—Chicos, podrían dejar de mirarlo así, el me dijo que no me haría nada de lo que yo no quiera — informa tranquilamente sin mirarlos, mientras termina el cereal—. Además, no hay nada todavía

—¿Porque no, boss?— Nagi es la más sorprendía y la que no duda en preguntar cuando ve al pelirojo con un poco de lastima

—Creimos que ya tenías todo claro, Tsuna— mira la lluvia triste a su jefe.

Enma también se deteniende de comer y mira a su amigo a su lado, siente la mirada y sabe que no puede escapar de ella, así que responde mientras mira los ojos rubí de su amigo.

—Yo todavía me preguntaba que dirían mis guardianes

—Pero Tsuna, está bien lo que tú decidas, lo que te hace feliz— es Yamamoto quién habla por todos y los demás le sonríe confirmando las palabras.

—Si vas a seguir dudando haré que te cases con alguien diferente — amenazó su tutor, totalmente creíble

—¡Por favor No!— grita el pelirojo parándose del asiento, sorprendiendo a todos. Esté mirando la atención inecesaria que recibió, se encoje avergonzado —

Feliz cumpleaños ¡Viajemos a Italia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora