trece ♡ (2/2)

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Nuevamente podían presenciar que Vongola no escatimaba  en gastos, ellos usaban todo su dinero a su disposición para decorar los salones, para usar cortinas tan finas, para adornos en las mesa y candelabros, para la comida, incluso para los trajes que les fueron prestados; y sobre todo, ellos estaban presentes para poder presumir de todo esto cuando regresaran de su viaje. Ya que su salón fue seleccionado precisamente para reconocer a Dame-Tsuna como el décimo y ahora que lo sabían, junto con toda la demás verdad, pues el propósito de su viaje ya había acabado, ya no tenían que fingir que estaban para "celebrar el cumpleaños del décimo".

Y luego cuando regresaran, pateados en su orgullo por ser estúpidos y tontos al creer que podían ser "cercanos" al Decimo o  no reconocerlo después de dos veces, los alumnos de lo único que alardearian sería que estuvieron en la mansión más elegante rodeados de lujos, porque unanimemente decidieron jamás, JAMÁS, contarle a ningún alumno de algún otro salón, la idiotes que cometieron por ser abusadores del mismísimo Décimo Vongola.

Ellos eran ignorados mientras pensaban en que hacer para no perder su dignidad cuando regresaran a Japón, dado que hoy el Tsunayoshi que conocían, al parecer se atrevería a invitar a bailar a alguien en especial, no sabían quién todavía, pero por rumores escucharon eso; y por lo mismo, los guardianes que se supone mantuvieran un ojo sobre ellos para no toquetear nada "ilegal", nada que los metiera en problemas, no estaban supervisandolos porque estaban a lado del moreno tratando de tranquilizarlo con su compañía.

Luego de preguntar un poco a la servidumbre acerca de porque su compañero se veía tan estresado los días anteriores, algunos fueron amables al responder que era porque estaba preocupado por la salud del noveno, su abuelo. Escucharon en resumen la historia de lo estresado que se encontraba y el propósito de la fiesta, entonces comprendía que todos sus guardianes quisiera lo mejor para su jefe en esta noche y ellos se quedaron al margen.

Continuo la noche como observadores, hablando y disfrutando entre si, charlando acerca de los hermosos vestidos de los demás invitados (en caso de las chicas), mientras que los varones estaban pensando en a quien invitarían cuándo empezará el baile. También estaba el pensamiento de ocioso de saber a quién invitaría el décimo vongola a bailar, Pues según ellos nunca vieron a Tsuna cerca de alguna chica o interesado en alguien más que no fuera kyoko, aunque eso era pasado.

Cuando ya estaban todos bien puestos para que la música empezara a sonar en aquel salón,  fue que se dieron cuenta quién estaria  bailando con el Moreno. Grande fue su sorpresa al ver que era un chico y ese chico era Emma, su mejor amigo, iban a empezar a opinar algo cuando la música dio inicio y se quedaron callados al ver hermosa actuación que daban bailando un vals. Nadie del grupo de atrevió a bailar, no queriendo perderse a su compañero bailando y cuando finalizó,  habían decidido sabiamente.

Luego la pareja  había desaparecido por el resto de la noche, sin molestarse en investigar a donde había ido Enma y Tsuna, decidieron ellos finalmente unirse a los demás piezas de música que fue tocada por la orquesta.
No fue nada llamativo, las parejas del grupo que decidieron bailar, lo hicieron lejos del centro de atención, dejando mejor a los guardianes de Tsuna que fueran los siguientes en lucirse.
Sin embargo, también decidieron ser discretos y bailar más en las orillas del salón que en el centro.

Mukuro había decidió invitar a Chrome, quién vestía un adorable vestido lila con volantes, sus hombros lucían con los tirantes del vestido, dándole un toque tierno, y no sensual.
Él era conciente de la altura de la chica aún con zapatillas, asi que al bailar fueron pasos lentos y cortos, no se extendían por el salón para cuidar que Nagi no tropezara tratando de alcanzar su ritmo, al contrario él fue al suyo.

Por otro lado, cierto prefecto estaba reacio a aceptar bailar con el boxeador a pesar de que este le dijo que solo sería por un ratito y prometeria que haría lo mejor para no tropezar, que cuidaría que nadie de los demás guardianes los vieran para que no dijeran nada y, aún así, Hibari seguía de brazos cruzados y no cedía.

Feliz cumpleaños ¡Viajemos a Italia!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora