Feliz cumpleaños ¡Viajemos a Italia!

ocho

—Tsunayoshi, tienes que tomar el cargo de jefe— no lo dijo nadie más que Coyote, el primer guardián de Nono que fue dado de alta por sus heridas poco graves.

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Cuando Timoteo pudo ver atravez del humo, producto del techo y paredes que resultaron derribadas después de el enfrentamiento que lucharon sus guardianes; pudo escuchar los pasos de zapatos de alta calidad, pudo ver después a la persona que le pertenecían.

—Nos vemos de nuevo, Timoteo — le sonríe ampliamente, dejando que el otro abra sus ojos muy sorprendido.

—Tu...¿Cómo es que...?— y en el hombre de avanzada edad, no cabía que aquel enemigo suyo, aquel hombre que en un pasado lejano mato a uno de sus herederos y después Vongola se encargo de "Matarlo" no podía dar crédito del como es que estaba ahora de pie frente a él.

—Asi es. Yo, de todas las personas que menos esperabas ¿Que se siente que tus "guardiansitos" hallan fallado al eliminarme?— hablo con altivez, señalando varios cuerpos tendidos a su alrededor y bajo escombros de lo que antes era su oficina— Vamos, Timoteo, si dices que eres un jefe, debiste haberme buscado bien, ahora estas otra vez frente a mi y en una situación muy desfavorable para ti

Encogiéndose de hombros y paseándose por la habitación en ruinas, el hombre canoso no  deja de seguirlo con la mirada y esperando  que algún tipo de refuerzo venga, dado que, como estaba en su oficina cuando atacó, no estaba preparado para tan abrupto entrar.

—¿Que esperas al venir aquí?— termina preguntando Nono al no hallarle motivos

—Quiero yo tomar el control y que mi familia este encima de las demás. Entonces ¿Te rindes, Nono?

Al negarse el hombre canosos, lucho por si solo, tan bien como en el pasado, pero todavía tuvo deslices cuando no esquivo algún glope  a tiempo, lo que lo llevo a caer varios metros lejos atravezando paredes. Aún así, Nono volvió a levantarse, encendió sus llamas y con la fuerza que le sobraba llevo la lucha a un lugar diferente, donde sus guardianes caídos no resultarán lastimados.

Este hombre quién vino a interrumpir su pacifica tarde de papeleo, era de una familia que se creía extinta, porque después de haber matado a uno de los hijos de Timoteo, él decidió acabarlo, pero nunca se dio cuenta que en realidad estuvo  escondido todo esté tiempo.

— Tu heredero es inapropiado para manejar Vongola ¡Ahora muere y  dame a mi el control!—

Con un fuerte control de las llamas de niebla, llevo a Timoteo hasta el cansancio; mucha perdida de sangre y aturdimiento por los golpes, llevaron al noveno Vongola a estar al borde de la muerte, respiraba tan quedó y sus ojos estaban profundamente cerrados, dieron la alusión de que estaba muerto aunque el hombre no lo noto y dandolo como un hecho, abandono la mansión en ruinas.

Solo entonces cuando Cedef iba camino a la mansión para dar algunos reportes, noto  el desafortunado enfrentamiento y notifico a todos.

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—Tsuna, escucha lo que dice Coyote, tiene razón, tienes que convertirte en el Décimo, ahora— secunda su rutor

—¡No puedo hacerlo!

—¡Timoteo se encuentra al borde de la muerte y el enemigo con quién lidiamos es más escurridizo de lo que pensamos!— apenas le dieron esa noticia, los ojos miel se quedaron estáticos, mirando a la nada con horror.

—No...no es posible — temblaba, no quería reconocer que tan pronto se dieran esos giros de acontecimientos y que a tan solo unos días de su cumpleaños eso sucediera.— Nono va a despertar, tiene que