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—Munson es un imbécil- mencionó Robin con molestia mientras acariciaba mi hombro y yo mantenía el rostro hundido en mis manos mientras lloraba. —No lo necesitas Steve, ni tú ni el bebé.

—No esperé que fuera a reaccionar así- sollocé aún sin despegar el rostro de mis manos.

—Quizás sólo está confundido, pero si ese idiota no te busca, no dejes que vuelva a acercarse ni a tí ni al bebé.

—No podría hacer algo como eso Robin, no soy tan cruel.

—Tal vez sólo lo dices porque estás hormonal, eso suele pasarle a las embarazadas, toman decisiones estúpidas solamente por sus hormonas- al fin miré a Robin y sorbí mi nariz. —No digo que seas estúpido, quizás sólo... Hormonal- susurró y yo limpié mis ojos. — ¿Necesitas que pase esta noche contigo en casa?- yo negué.

—No Robin, tengo tarea que hacer y... Seguramente tú también, no me gustaría irrumpir con tus cosas- musitó un okey y yo exhalé. — ¿Te molesta si me voy antes?- Robin negó.

—Si alguien pregunta, estabas enfermo, tú tranquilo, puedes irte- asentí y antes de salir abracé a Robin.

Ella no era muy afectiva, así que solamente se limitó a palmear un poco mi espalda.

Amaba que al menos lo intentara.

Salí del centro comercial sintiéndome completamente perdido y caminé hasta el estacionamiento, subí a mi auto y conduje hasta casa, esa casa que siempre estaba vacía.

Otra vez solo, ya ni siquiera me sorprendía.

A veces me gustaba estar solo, pero hoy no era uno de esos días.

Subí a mi habitación a cambiarme la ropa e inevitablemente miré mi torso desnudo frente al espejo, aún no se notaba absolutamente nada, me preguntaba cuántos meses tenía...

Después de unos segundos admirándome, me puse la ropa y bajé a la cocina por un plátano, me acurruqué en el sillón mientras comía y veía a la nada.

¿Por qué Eddie había huido?

¿Por qué me había abandonado de esa manera?

Sentí los ojos acuosos y fue inevitable no soltar un par de lágrimas.

Hasta que alguien tocó la puerta.

— ¿Edd?- pregunté con la boca llena y los ojos aún llorosos en cuanto abrí la puerta y lo vi parado frente a mí.

Munson solamente se abalanzó a abrazarme y yo fruncí un poco el ceño.

—Yo... Los amo, a ambos y... Voy a dar lo mejor de mí para ustedes- musitó separándose de mí y con un poco de duda Eddie acercó su mano hacia mi abdomen y lo miré atento. —Lamento haber hecho eso de dejarte solo, pero, no supe qué hacer... Estaba en shock.

— ¿Y qué te hizo buscarnos?

—Estaba en el parque y vi a una bonita familia paseando con su bebé y... Fue magnífico imaginarnos así, con nuestro hijo.

— ¿En serio lo crees?

—Definitivamente lo creo.

—Yo aún me siento aterrado.

—También yo, apenas tenemos 18, somos un par de tontos e inexperto.

—Sobre todo unos tontos- dije y Eddie me regaló una media sonrisa. —Aunque un bebé no es barato, creo que con lo que gano podría ayudarnos a cubrir algo de los gastos.

—Bueno, dudo que tus 3 dólares la hora alcancen para mantener un bebé, así que eso significa que tengo que conseguir un empleo- musitó para después apretar los ojos. —Uno de verdad, no puedo seguir vendiendo droga ¿Qué pensará nuestro bebé sobre mí?- se separó de mí y se tiró sobre el sofá colocando ambas manos sobre su rostro. —No sé cómo lidiar con la vida de adulto, llevo evitándola desde hace un año.

ᴍᴀʀʏ ||ꜱᴛᴇᴅᴅɪᴇ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora