Capítulo XVI: Antes debemos hablar y sanar del todo

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FERRAN

Piensan (Myke Towers)

–Ferran... – dice Mia, con su cabeza sobre mi pecho.

Se separa y me mira.

¿La he cagado y no sé cómo? Podría ser perfectamente, la solía cagar mucho y ni siquiera recordaba cómo.

–Dime – le miro, pensando que puedo haber hecho.

Mil ideas rondaban por mi mente y ninguna era buena.

–¿No crees que deberíamos hablar?

Le miro extrañado y me incorporo un poco. La cosa no pintaba muy bien y me estaba asustando mucho.

–Estamos hablando.

Golpea mi hombro y río. Tenía que quitarle un poco de tensión al asunto.

–A veces eres idiota. ¿Lo sabías?

Sonrío.

–Algo me han comentado. De que quieres hablar – me pongo más serio.

–De nosotros. De que vamos a hacer si te vas a Barcelona.

¿Si te vas? ¿Es que no vendrían conmigo?

El plan, al menos el que yo tenía en mente, era que los tres nos fuésemos a Barcelona. Nos pillaba cerca de Valencia, más que Granada o Mánchester.

–¿No vendrías a Barcelona? – pregunto asustado.

Como para no estarlo. Quería estar con Mia y Madison. Deseaba tenerlas cerca de mí tras tanto tiempo separados.

–Claro, pero – suspira –. Quiero asegurarme de que todo esto merece la pena y que va a salir bien.

–Te hice una promesa Mia. No fallo nunca.

Me mira y suspiro.

–Vale casi nunca – remarco ese casi –. Pero a ti nunca te he fallado aposta y lo sabes. Y no voy a fallarle a Maddie. Maddie ama a su papi y yo quiero ejercer de eso.

Ella sonríe.

–¿Y qué haremos? Porque bueno, no somos nada, pero cada vez que nos vemos nos acostamos y actuamos como una familia normal.

–Porque somos una familia normal cielo. Yo te quiero, te he querido y te querré toda la vida. Funcione bien o funcione mal, voy a quererte siempre.

...

MIA

Me limpio la lágrima con rapidez mientras Ferran se despide de Maddie.

Su vuelo sale en media hora y debe embarcar ya.

Se acerca a mí y me mira. No puedo evitar llorar.

–Eh, no llores por favor – pide Ferran, limpiándome las mejillas y sonriendo.

Abrazo al valenciano con fuerza. No éramos nada oficial, pero era más que obvio que entre los dos había algo.

–Cuando sepa algo de Barcelona te informo.

Asiento.

–Lo hablé con mi padre y él también había pensado irse ahí con Mauro ahora que tiene la custodia total.

Mi padre había luchado por esa custodia durante meses. Supongo que ahora que sabía lo de mi madre provocó que estuviese más motivado a conseguirla. Por suerte, la obtuvo hace un par de días.

–¿Pues perfecto no? – dice y sonrío.

Avisan por megafonía que Ferran debe irse.

–Te quiero Miami, no vemos pronto.

Sonrío.

–Nos vemos pronto Ferrari.

Me besa, haciendo que nuestra niña aplauda como loca y Violeta tenga que corregirle, pero a los segundos ambas aplauden haciendo que riamos.

–Te quiero – susurro a Ferran, pero no creo que me haya oído, esta centrado en Maddie y el bonito abrazo que le ha dado la niña.

...

–¿Entonces, te irás a Barcelona? – pregunta la andaluza a mi lado mientras conduzco.

–Lo más probable.

Ella sonríe.

–Entre tu y Natalia me estáis incitando a aceptar lo de Roma.

Freno en seco.

–¡Te han propuesto lo de Roma y no me lo dices!

–Pero no frenes tía – grita ella y yo vuelvo a acelerar –. Sí, hace un par de días, pero tu estabas con Ferran comiéndole la boca.

–¿Comer boca? – dice Maddie desde su sillita detrás.

Violeta se gira y yo rio.

–No cielo, las bocas no se comen, es un decir.

Cuando vuelve a ponerse bien nos miramos y reímos.

–Te echaré de menos – digo.

La morena sonríe.

–Bueno, podréis venir a Roma a verme cuando queráis. Solo espero que me vaya bien, es mi ciudad favorita.

Era más que cierto, desde que conocía a la granadina, descubrí su gran amor por Roma. Adoraba todo de la ciudad, los monumentos, la comida, las tradiciones...todo. Y estaba muy feliz por ella.

–Me alegro de que todas estemos cumpliendo nuestros sueños. Yo parece que he vuelto con Ferran, no lo sé – ella me corta.

–Es que habéis vuelto. Porque liaros, así como así, deciros te quiero y – recalca la y –. Y por dios, como olvidarlo, tenéis una hija preciosa en común. Claro que habéis vuelto. Vais a vivir en Barcelona.

–No hemos hablado de si estamos juntos. Solo sé que me quiere y yo a él.

–Yo diría que eso es suficiente. Sino, le preguntas.

Asiento.

–Nata y tu os vais de Erasmus, yo en un principio a Barcelona...La amistad se rompe.

Ella niega.

–No se va a romper un vínculo tan fuerte por unos pocos kilómetros. A veces da igual que tan lejos tengas a ese ser querido, porque si lo quieres, la distancia no importa. Y creeme, nosotras somos el trio perfecto. No vamos a separarnos a lo One Direction. Tranqui.

Río por ese último comentario de la banda inglesa.

Aparco el coche y volvemos al piso.

–¿Qué cenamos? – pregunto.

Ella bufa.

–¿Cereales y peli cursi?

Asiento y chocamos nuestras palmas. 

UN VERANO CONTIGO | Ferran Torres (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora