VIII.

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―El primer ataque ―leyó Dumbledore. 

Después de esa pequeña pelea con su hermano, Albus no podía dejar de pensar que le había pasado a James y porqué había decidido molestarlos. El quinteto sabía que James, aparte de sus amigos, tenía dos amigas; Pilar Hart, una chica hija de muggles que nadie entendía como ella y James se llevaban bien, y luego estaba Gwenda Collins, la única que sabía el secreto de Ara. 

―Necesito saber su secreto ―murmuró Lyra. 

Roseanne se rió entre dientes. 

Y Ara sólo quería que Gwen no dijera nada sobre su magia. 

―Em... ¿Gwenda? ―murmuró Ara cuando se acercó a Gwen, que caminaba sola. La castaña la miró ceñuda―. Necesito pedirte algo. 

Gwen ladeó la cabeza y la miró curiosa. 

―¿Qué cosa?

―Te voy a pedir que no le digas a nadie que soy una semidiosa ―contestó Ara en un susurro. 

―¿Ella es una semidiosa? ―preguntó Hermione al aire. 

―Claramente, Granger ―se burló Roseanne. 

Hermione la miró mal. 

Gwen se cruzó de brazos. 

―¿Y qué me darás a cambio? ―preguntó con interés―. Mi silencio no va a ser gratis, Nosferatu. 

―¿Y me dices que ella es de Gryffindor? ―murmuró Ron. 

Ara tragó saliva, sin entender de dónde había salido Gwen así... tan diferente a sus hermanos. 

―¿Hermanos? ―preguntaron varios. 

―¿Qué aceptarías?

―Un favor ―dijo Gwen mirándose sus uñas largas. 

―Ella es una serpiente hecha y derecha ―dijo Sirius en voz alta. 

―Que pida favores y sepa lo que quiere no significa que sea una Slytherin ―espetó Ginny seria. 

Sirius la miró confundido. 

―¿Por qué la defiendes?

―¿Por qué no? ―respondió Ginny cruzándose de brazos, dando por terminada la conversación. 

―¿U-un favor? ―balbuceó Ara―. ¿Qué clase de favor?

―Uno sobre tu magia ―aclaró Gwen―. Necesito que me ayudes a robar los exámenes de Historia de la Magia. 

Ara frunció el ceño.

―¿Y para que quieres esos exámenes? ―preguntó confundida. 

―Para venderlos y ganar dinero ―contestó Gwen como si fuese ovbio. 

―No puedes negarme, Ginny, que esa es la actitud de una Slytherin ―comentó Sirius. 

Roseanne no pudo evitar intervenir. 

―Ser astuta no significa que debes ser una Slytherin. Puedes ser astuta y tener otras cualidades que signifiquen que te clasifiquen a otra casa ―argumentó logrando que algunos de su casa le aplaudieran. 

Sirius no replicó, sabiendo que ella tenía razón. 

Ara suspiró resignada y asintió con la cabeza. Realmente no entendía como Gwenda Collins había quedado en Gryffindor y no en Slytherin, si era una Slytherin hecha y derecha. 

leyendo con los dioses: el nuevo monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora