V.

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―Oyendo conversaciones ajenas otra vez ―leyó Dumbledore. 

Decir que Scorpius estaba un poco avergonzado de las miradas que le daban sus compañeros cada vez que él respondía una pregunta era poco. Si bien leer y estudiar era su pasión, se sentía nervioso cada vez que debía algo que ni siquiera sus amigos sabían. Además que el profesor Potter lo había mirado extrañado cuando él explicó todo lo que sabía sobre la cámara de los secretos. 

―¿Cómo no? ―dijo Harry―. Si él sabía todo sobre la cámara. 

―Estoy seguro que me odia ―espetó Scorpius saliendo del salón con sus amigos y acomodándose la mochila en sus hombros―. ¿Vieron como me miró? Parece que me quería matar. 

Roseanne fulminó con la mirada a Harry. 

―Más te vale que no lo odies, Harry ―gruñó. 

Albus soltó una risa sarcástica. 

―Es imposible que te quiera matar, Scor, recuerda que eres su sobrino

―Para mi pesar ―murmuró Harry, y solo Ron lo escuchó. 

 ―comentó―. Además, yo creo que te miró así porque no se esperaba que supieras taanto de la cámara secreta. 

―Exactamente ―dijo Harry. 

Scorpius suspiró. 

―Supongo que tienes razón. 

―Yo siempre tengo razón ―alardeó Albus sonriendo con arrogancia. 

―Y ahí se fue su humildad ―se burló Rose. 

―Nunca tuvo humildad, Rose ―se burló Dana. 

Rose chocó sus puños con Dana luego que la rubia hablara. 

Ron gruñó molesto porque su hija era amiga de una Malfoy. 

―En una semana parte la temporada de quiddicht ―dijo Rose de la nada. Sus amigos asintieron―. Tienen que ir al partido ―prácticamente ordenó mirando a sus amigos fijamente. 

Albus y Scorpius tragaron saliva ante la mirada penetrante de Rose y asintieron con la cabeza. Dana y Ara por otro lado no cambiaron su expresión facial pero igualmente asintieron con la cabeza. 

―¿Le tienen miedo a Rose? ―preguntó Dana con burla. 

Albus y Scorpius se sonrojaron. Dana, Ara y Rose estallaron en carcajadas. 

―Rose da miedo cuando se enoja ―murmuró Albus mucho más sonrojado. 

―Como su mamá ―susurró Ron, y nadie lo escuchó. Por suerte. 

Rose se rió más fuerte. 

―Yo no doy miedo. 

Albus y Scorpius se volvieron a mirar, ambos pensando exactamente lo mismo. Rose Weasley sí daba miedo cuando se enojaba, pues había heredado el mal carácter de su madre y un poco de su padre. 

―Sí das miedo ―dijeron Albus y Scorpius a la vez, para luego mirarse sorprendidos. 

Rose puso sus ojos en blanco. 

―Sí, como sea. 

―¡Oigan! ―exclamó Dana―. ¿Cuándo es el almuerzo?

Sus amigos se encogieron de hombros. 

―Tengo hambre ―se quejó Dana―. ¿Podemos ir a ver si hay comida en el Gran Comedor? 

leyendo con los dioses: el nuevo monstruoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora