―La cámara de los secretos ―leyó Dumbledore, alzando la voz.
Harry miró a sus amigos con una mirada cómplice. Algunos tragaron saliva al recordar lo que había pasado con la cámara de los secretos durante 1992 y 1993.
El inicio del segundo año escolar significó que muchos hablaban de lo que había pasado el año anterior con el quinteto de oro. Cedrella Zabini estaba más fastidiosa que nunca, sobre todo cuando se enteró que su hermano Dylan, no estaba de su lado, si no que apoyaba al quinteto.
―Esa Cedrella... ¿están seguros que es una Zabini? ―preguntó Roseanne a nadie en específico―. Porque Blaise no es así.
Blaise le dedicó una sonrisa.
Rose estaba muy emocionada por las pruebas de Quiddicht. Así que mientras Rose practicaba en el campo de entrenamiento, Albus, Dana, Scorpius y Ara estaban sentados sobre una manta cerca del campo, acompañando a Rose.
―Rose es la mejor jugadora que he visto
―Es de familia ―dijo Ron con arrogancia.
Roseanne y Lyra rodaron los ojos.
―dijo Dana sonriendo―. ¿De donde habrá salido tan buena, si su padre no lo es?
Ron gruñó molesto.
―Todo el mundo lo sabe, Weasley, bájate de la nube ―se burló Roseanne.
―¡Hey! No es taan malo jugando, solo... tiene poca autoestima ―dijo Albus.
―Sí, lo que sea.
―Ya quiero que sea la clase de Defensa contra las Artes Oscuras ―comentó Scorpius, con ojos soñadores―.
―¿De dónde salió tan inteligente, si sus padres no lo son? ―se burló Ron.
―Te recuerdo que tengo mejores notas que tú, incluso sabiendo que no estoy en Hogwarts desde el primer curso ―contestó Roseanne, ladeando la cabeza.
Ron rodó los ojos.
Según recuerdo, el segundo año de nuestros padres estuvo Lockhart... ¿se acuerdan? El idiota arrogante y farsante que terminó desmemorizado.
―Que bueno que ahora está mi padre ―sonrió Albus con orgullo―. Si hay alguien que sea bueno en la materia, es él.
―Oww, que tierno tu hijo, Harry ―se rió Roseanne.
Harry rodó los ojos, pero ocultando una sonrisa.
―Sí, pero nos odia a mí y a Dana, ¿lo recuerdas? ―espetó Scorpius.
―Sí, lo recuerdo, pero no creo que los trate mal ―respondió Albus con calma―. Después de todo el pasó algo parecido con el profesor Snape.
Harry sintió sus mejillas arder, pero no dijo nada.
―Sí, pero el tiempo cambia a la gente ―dijo Ara.
―Igual nos tenemos unos a los otros, así que si el profesor Potter insulta a alguno, por lo menos yo no me voy a quedar callada ―dijo Dana―. Mi madre me enseñó varias formas de responder a los insultos.
―Soy la mejor ―sonrió Lyra.
Roseanne sonrió y chocó los cinco con Lyra.
―Pero con filtro, Dana, que no queremos que nos quite puntos durante la primera semana ―dijo Albus.