El Sol iluminaba el mar y las zonas verdes de la isla. Las cigarras, contentas por esto, se ponían a cantar junto con las gaviotas, creando una hermosa sinfonía.
Aunque no era el único sonido que se escuchaba. También los quejidos y las onomatopeyas de los miembros de la Resistencia al entrenar.
—Aj... —ese fue el quejido de Sonic al impactar contra el suelo.
—No duras nada cuerpo a cuerpo —indicó el capitán de la Resistencia.
—Perdona, equidna que tiene un gimnasio en su casa eh, perdona —replicó mientras se incorporaba. Knuckles se cruza de brazos.
—Sabes que puedes venir cuando quieras a entrenar esos fideos que tienes como brazos.
—¡Hey! No hace falta insultar.
—No insulto; sólo digo verdades.
—Verdades como piedras —añadió Tails tomando un sorbo de café, viéndolos practicar.
—¿Estáis todos graciosos hoy o qué?
—Tú siempre lo estás —responde Amy, sentándose al lado del zorro con una mirada burlona. Sonic rueda los ojos.
—La que faltaba... —Esquivó rápido un coco que le había lanzado— ¡Hey!
—Al menos tienes buenos reflejos... —el erizo frunció el ceño en una mueca que a la joven le causó gracia, por lo que una risita brotó de su boca.
—Haber avisado de que hoy es el día para meterse con Sonic; me hubiera preparado antes... —Rodó los ojos mientras se sentaba donde sus amigos.
—No te hagas la víctima cuando tú haces lo mismo para molestar —remarca el inventor
—No; él lo que hace es ponerse como el mejor. Eso es lo único que se le da bien —añade el equidna.
—Y a ti dar puñetazos, porque desde luego valentía para intentar conseguir novia desde luego que no —contraataca el héroe. Tails y Amy dieron sonidos de asombro. Sonic sonrió chulesco, mientras cruzaba los brazos, saboreando su victoria.
—¿Hablamos en serio de cobardía? —Knuckles se cruzó de brazos mirando al erizo, este al principio no entendía nada, pero cuando Knuckles apuntó con la mirada a Amy, abrió los ojos y se le borró la sonrisa de la cara; se instaló una tensión entre ellos. Tails estaba entendiendo todo mientras que Amy los miraba a los dos sin enterarse de lo que estaba pasando.
—Creo que es suficiente...
—Pienso lo mismo. —Se gira no sin antes avisar a Amy— Necesito que me ayudes en un rato, baja a la base en media hora.
—¿Para?
—Luego te lo explico. Hasta luego.
El comandante se fue andando hasta la playa, esperando la llegada de su amigo erizo, porque claramente él vendría a preguntar cómo se había enterado de eso.
Un poco de arena se levantó, rozando sus piernas y, cuando elevó la mirada, se encontró al cobalto mirándolo con los ojos entrecerrados.
—¿Cómo te has...
—Muy obvio; Tails y yo lo sospechábamos.
—¿Tails y tú?
—En efecto. —Apareció entre el follaje, haciendo que ambos lo mirasen. Fue andando a donde estaba el de color carmín y se posicionó a su lado, enfrentando al héroe— si prestas atención y atas cabos no es muy complicado darse cuenta.
Ambos se estaban tirando un farol: sabían que Sonic era muy orgulloso, por lo que no hablaría las cosas con Amy y se las tragaría, haciéndolo estar triste y con malos humos.

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¿Estás bien, Amy?
FanfictionUn día maravilloso en Green Hill da comienzo. Sonic da un paseo como de costumbre, preparado por si viene Amy para huir de ella. Pero no la vio en todo el día. Al día siguiente, cuando se la cruzó, ella sólo lo saludó y siguió con su trayecto como...