Más humano que yo

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Jacob regresó a su departamento acompañado de un...¿compañero?.

A él mismo le costaba poner nombre a la máquina que estaba a su lado la cual siniestramente subía y bajaba su pecho como si respirase.

Antes de dejar el laboratorio Jacob recibió un mil recomendaciones y consejos para el cuidado de D-dier, desde enseñarle la casa, hasta darle una habitación, crear una rutina, hablar con él, detectar síntomas que afecten a su "salud"; hasta tener cuidado de no dejarlo solo por causa de los extremistas.

También recibió las más sangrientas descripciones de lo que le pasaría si desechaba o maltrataba al droide.

—Entonces Jacob, —¿qué te gustaría desayunar?.

Jacob suspiró. Era increíble que la bonita cafetera eléctrica sea más capaz de iniciar una plática.

—Escucha D-dier, es raro todo esto para mí.

El droide lo miraba con esos ojos dorados. Jacob creía ver algo parecido a vida en ellos, tal como en Arturo. Pero al igual que con la pareja de su ex, pensó que solo era su cerebro convenciéndole para aceptar al nuevo individuo a su alrededor, —no tienes que hacer algo como mi desayuno.

El droide volteó a verlo con interés.

—Entonces ¿qué es lo que haré?.

Jacob apretó el volante y aceleró un poco más.

Deseaba llegar a su casa y dejar al maldito droide en la habitación de invitados, darse un baño y dormir, pues había perdido el apetito.

Por un momento una malévola idea cruzó por su mente... Deshacerse del droide.

Abandonarlo.

Pero también pensó en la inversión que muchas personas hacían año con año.

La fabricación de un droide no era barata. Muchos usaban créditos que pagaban de por vida, todo para estar con alguien que sea su compañero ideal.

Todo para no estar solos y ser lastimados como Cassandra.

Desde gente joven hasta personas mayores recurrían a este recurso.

Así que descartó la idea del abandono.

A demás estaba el tema de los extremistas quienes golpearían hasta la destrucción a D-dier y según lo que sus amigos le dijeron, el droide era capaz de sentir algo parecido al dolor. Jacob se consideraba un cabrón, pero no era un asesino pasivo.

Estacionando el auto abrió la puerta del conductor, —llegamos, —sin responder a la pregunta de D-dier Jacob indicó al droide señalando alguna parte de arriba del enorme edificio.

D-dier se soltó el cinturón de seguridad, abrió su puerta y se bajó con una grácil elegancia que casi hizo suspirar a Jacob quien no apartaba la mirada de ese trasero exquisito.

Subieron por el elevador de cristal. D-dier estaba perdido, la palabra correcta sería fascinado por la vista de la ciudad. el cielo nocturno era iluminado solamente por las miles de luces de colores que daban un espectáculo que a Jacob ya difícilmente asombraba, pero era completamente diferente para un muy emocionado D-dier, quien se apoyó con las palmas de las manos, hasta quedar de muy pegado al cristal.

Jacob vio como se formaba vaho en el cristal eso sí le maravilló, hasta donde ya había avanzado la robótica que los droides tenían esa función y de esa forma se regulaba la temperatura evitando su sobrecalentamiento.

También le admiró ver esa expresión como de niño que presta atención a un arbolito de navidad en el rostro de D-dier.

—Es aquí, —la voz de Jacob hizo voltear a D-dier quien sonrió y siguió al hombre.

Jacob prendió las luces de su departamento, haciéndose a un lado para que D-dier pase, lo cual otra vez el droide le proporcionó una hermosa vista de su muy follable trasero.

D-dier volteó sobre su hombro y sonrió, —ves mucho mi trasero, —Jacob sintió que su cabeza si fuera robótica estallaría por la vergüenza de ser enfrentado, ese chico no tenía filtro.

Él se consideraba a sí mismo un muy buen observador de culos, siempre les miraba las nalgas a las mujeres con las que salía, pero no había alguna que lo enfrente de manera tan directa. Así que esto era totalmente desconcertante, tanto así que quiso conocer de que más era capaz su cafeterita.

—¿Te molesta?, —preguntó Jacob con ese tono que tantas veces había hecho mojar las pantaletas femeninas. D-dier sonrió como si supera algo que Jacob ignoraba, —¿te molestaría usar el trasero de un droide y peor aún un droide masculino?.

Jacob sintió como las astutas palabras de D-dier le habían dado justo en las pelotas.

Sonriendo estoicamente desvió el tema.

—Adelante, vivirás aquí conmigo. —D-dier caminó por el lugar observando maravillado.

Las manos del droide acariciaron la suave gamuza del sillón. Para Jacob cada gesto, cada reacción de su cafeterita eléctrica empezaba a llamar su atención.

—Ven D-dier, te mostraré tu habitación.

D-dier siguió en silencio a Jacob quien lo llevaba hasta un pasillo iluminado con tenues luces leds, hasta que pararon en una fila de cinco puertas.

—Esa del fondo es mi estudio, este es mi gimnasio, ahí está el cuarto de lavado, aquella puerta es tu habitación y esta es la mía.

D-dier de inmediato se dirigió a la que ahora sería su habitación.

—Gracias, —dijo D-dier al dar la vuelta al picaporte de la puerta y perderse en el interior.

Ahora parado como un cactus en el desierto en medio de su pasillo Jacob empezaba a formularse preguntas tan simples en cuanto a las necesidades de D-dier.

¿Necesitaría comida?, ¿se bañaría?, ¿necesitaría ropa y calzones?.

Cansado y mas que sorprendido Jacob se lavó a conciencia. En ese lapsus su mano llena de jabón se dirigió hasta su dura erección que se había levantado al pensar en aquel redondo trasero atrapado en juveniles pantalones ajustados.

Así que empezó a acariciar su polla de arriba a abajo.

A pesar de que Jacob sabía que podía saltarse varios pasos con D-dier y simplemente coger, prefería apegarse a la recomendación de Samantha.

Crear un vínculo.

Aunque en ese proceso sospechaba que también crearía ampollas en su mano derecha. Pues desde que era un hombre activo sexualmente rara vez hacía uso de su mano como compañera amorosa. Y después de descubrir que le gustaban los hombres... Bueno había ganado algo de músculo en el brazo derecho.

Así que esta sería una interesante etapa de autodescubrimiento.

D-dier Un Amor InteligenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora