M-cinella

100 10 0
                                    

Jacob trataba de llevar día a día la compañía de D-dier. Aunque en realidad no le agradaba del todo tener que habitara en la misma casa que el droide, por esa misma razón llegaba tarde a casa ya cuando D-dier estaba "hibernando", o recargando sus baterías.

Con la fecha de su boda, Iker y Samantha solamente llamaban a Jacob para saber que tal iban las cosas con D-dier. Y aunque hablaron también con el droide este nunca delató que su compañero no le prestaba la mas mínima atención.

Si bien tenía ropa, zapatos y los enseres necesarios, rara vez platicaban.

Jacob había regresado a ser el matador que era, en su mente primitiva de hombre de las cavernas, así debería ser una convivencia.

Pero la culpa le ganó una que otra vez al llegar a su departamento y ver una cena servida en la mesa vacía, o ver la lista de compras con el título comidas favoritas de Jacob.

También descubría el débil rastro de la colonia que usaba D-dier. Pues el droide disfrutaba que sus receptores olfativos fueran tan agudos, deleitándose con aromas.

También Jacob observó que D-dier amaba tocar ya que sus sensores táctiles eran bastante receptivos.

En el bar en donde estaba sentado una hermosa droide se acercó a pedir una bebida, Jacob la miró curioso y ella también lo observó.

—Dudo que estés interesado en una droide, —dijo la chica con una mirada desafiante.

Jacob levantó las manos, —no soy un extremista si eso piensas.

La mujer lo escaneo con la mirada.

—Tu frecuencia cardíaca me indica que estás ebrio y mi sentido robótico me dice que eres un pendejo.

La sonrisa hastiada de Jacob se asomó de inmediato.

—Bien sabihonda dime, ya que puedes leerme, ¿por qué estoy así?.

La droide sonrió sin humor, —no lo sé soy inteligente mas no adivina, pero apuesto a que mueres por decírmelo.

Jacob sacudió la cabeza, ahí estaba él... Otra vez confesándose a un droide. Y esta vez rogaba internamente que el humanoide le diera todas las respuestas. —Tengo un compañero, —la chica levantó su copa brindando, pero Jacob negó con la mano, —no, no, no, espera... Tengo un compañero droide al cual no me siento apegado.

La chica lo observó, —¿el droide fue hecho para ti?, —Jacob asintió.

—¿Qué es lo que se te hace difícil de aceptar en nosotros?.

Jacob suspiró analizando la pregunta de la chica.

—Qué para mí ustedes son máquinas, nunca estarán a nuestra altura.

La chica ladeó la cabeza y sonrió, —un droide no pretende superar a la raza humana que es tan excepcional. Sin ustedes nosotros no existiríamos, lo que buscamos es llenar esa necesidad que tienen.

Jacob fruncio el ceño como si le costara entender, —eso es lo que no acepto, tener que recurrir a vida artificial para sentirme saciado o completo.

—Por cierto soy Jacob, —Jacob no se molestó en saludar con la mano.

—Soy M-cinela, —Jacob repitió el nombre para acordarse de ella.

—¿Cuántas relaciones has tenido, Jacob?

Jacob suspiró, la respuesta que antes le llenaba de orgullo ahora lo hacía sentir avergonzado.

—Muchas, tantas que no las recuerdo.

M-cinela sonrió, —¿por qué no te has establecido?, digo tu semblante no habla de un hombre satisfecho y feliz.

Jacob gruñó, —oh, seguro te lo hizo saber tu intuición femenina, —dijo Jacob con sarcasmo.

M-cinela no se inmutó,

—No, me lo dice tu vacía respuesta y tu agrio estado de ánimo.

Jacob hizo la seña para pedir otro trago mientras se volteaba para responder.

—No he tenido una relación estable porque me aburro, ¿está bien?.

—Entonces Jacob, ¿qué tal es tu droide?.

Jacob cerró los ojos mientras el cantinero dejaba el vaso con bebida frente a él. Jacob recordaba en ese momento a D-dier y sus mordaces respuestas, o la juguetona manera en que le sonreía.

Y sin ser consciente de ello Jacob dejó escapar un suspiro.

—D-dier es perfecto.

M-cinela sonrió.

—Tienes miedo Jacob, de dejar a que tu razón cambie y acepte que puede existir un lazo entre D-dier y tú, pero creo lo has abandonado mucho tiempo, tu suspiró te delató.

Jacob se sentía triste como si estuviera cansado de caminar en un túnel oscuro y supiera que la luz estaba próxima y con ella vendría ese estado de deslumbramiento.

—Creo que tienes razón M-cinela, yo creí aceptarles a ustedes y a la convivencia con droides, pero no fue hasta que yo mismo lo estoy experimentando que me doy cuenta de lo hipócrita y vacío que he sido.

M-cinela sonrió con tristeza, —debo advertirte algo que tal vez ya sepas, tu droide sino se siente amado, poco a poco perderá la sensibilidad y se apagará. Pues tú eres su razón de vivir.

Jacob abrió de golpe los ojos, recordando esa mirada vacía que por momentos estaba en los dorados ojos de D-dier. Y él no quería perderlo.

Levantándose de golpe Jacob sacó dos billetes de gran denominación, —la ronda de M-cinela yo la pago, —Jacob sonrió a la chica a la cual abrazó, —gracias M-cinela.

Ella sonrió con cariño, —de nada Jacob, cuida a tu chico.

Al llegar al departamento Jacob vio que la mesa otra vez estaba puesta.

Así que corrió a la habitación de D-dier para buscarlo y despertarlo.

—D-dier, D-dier, —el droide pesadamente abrió los ojos que miraron desconcertados a Jacob.

—¿Sucede algo?, tu cena esta... —Jacob no lo dejó continuar pegando sus labios a los de D-dier que para su sorpresa eran cálidos, suaves, firmes y deliciosos.

—Shhhh, —dijo Jacob contra los labios del droide quien había cerrado los ojos.

—Perdóname precioso, perdona el que te haya abandonado así nada más.

D-dier se aferró a los hombros de Jacob, aceptando cada palabra que este decía.

Separándose Jacob buscó con preocupación en los ojos de su pareja, y ahí estaba ese brillo que le había cautivado, suspiró aliviado mientras su frente se pegaba a la de D-dier y sus dedos recorrían ese corto y suave cabello.

—Deja que crezca mi amor por ti, —suplicó Jacob con tanta necesidad que asombrosamente los ojos dorados de D-dier se llenaron de líquido, —¿estás llorando?, —las yemas de los dedos de Jacob limpiaron esas lágrimas y sin pensar se las llevó a los labios, besándolas con devoción.

Su dulce D-dier era perfecto.


D-dier Un Amor InteligenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora