Una pequeña comida en un lindo restaurante fue toda la celebración que tuvieron, pero que a D-dier le pareció perfecta. Él le daría una recepción apropiada en la cama a su esposo.
Los amigos brindaban y mostraban su apoyo a la nueva pareja.
—Te ves radiante D-dier, Jacob besaba la parte superior de la cabeza de D-dier quien sonrió feliz.
—Estoy agradecido por el contrato de convivencia, —dijo D-dier casi mecánicamente, —Jacob frunció el ceño, en otros tiempos el hubiera llamado exactamente de esa forma fría al contrato, pero ahora, enamorado y defendiendo una causa que era tan suya no le agradó escuchar el término.
—Es un matrimonio D-dier, acostúmbrate a llamarlo así.
El drioide sonrió con ternura, perdona. Creo que en una ocasión te escuché llamarle de esa forma. Jacob tomó las manos de su ahora esposo, —en ese tiempo yo era un imbécil.
Iker algo achispado por el alcohol se acercó hasta la pareja abrazándolos a ambos, —Sigues siendo un imbécil, pero eres el imbécil de D-dier, —Samantha apenada se acercó hasta el pequeño grupo que reía de las tonterías que decía su esposo.
—Cariño vámonos, —Iker de manera infantil se negó, —no tenemos prisa y mañana es domingo.
Samatha astutamente le susurró algo al oído de Iker, y por la expresión de este la propuesta le había encantado.
—Señores, mi esposa y yo nos retiramos, —Iker tenía aferrada a Samantha por la cintura, mientras ella esgrimía una sonrisa traviesa y triunfal.
—Déjame llevarte de esa manera, —Jacob trataba de convencer a un reuhente D-dier de ser llevado en brazos hasta el departamento, a la vieja manera tradicional.
—¡Estás loco!, no soy la novia, —Jacob sonrió malicioso, —¡claro que lo eres!, señora de Salazar, y al terminar el juego Jacob levantó a D-dier quien con el temor de ser tirado se aferró al cuello de su esposo.
—He visto que te gustan las viejas películas románticas, así que... —Jacob maniobraba con una sola mano la llave para el departamento la cual abrió muy rápido, —así que quise hacer algo lindo para ti.
D-dier fue llevado directamente a la alcoba la cual se iluminó, dejando ver una romántica decoración.
Una cama con pétalos de rosa en ella, velas, una botella con copas de champaña y globos metálicos de colores pasteles platinados.
—¡Esto... Esto es hermoso!, —la voz de D-dier sonaba emocionada, mientras sus ojos recorrían la habitación.
Jacob besó a D-dier, —no te he dado una luna de miel apropiada, pero deseo que esto te haga feliz.
D-dier besó a Jacob quien suavemente lo colocó en el suelo.
Rápidamente las ropas salieron volando, mientras las luces eran apagadas, quedando la habitación iluminada solamente por la luz de las velas.
—Te amo tanto D-dier, —Jacob besaba el cuello tan suave, tan perfecto de su esposo,
—nunca imaginé estar con alguien tan dulce como tú.
D-dier se aferraba a los hombros de Jacob, pues sentía como cada que Jacob lo besaba, como sus circuitos se debilitaban, produciendo en él un ligero vértigo.
—Te amo Jacob y gracias por amarme.
Jacob miró esos ojos dorados que refulgían por la luz que bailaba en la oscuridad.
—Tú me amaste tanto que por mi idiotez casi te pierdo.
D-dier montaba a Jacob como un vaquero sobre el potro salvaje, mientras Jacob pensaba hasta en la extinción de los dinosaurios, todo con tal de no correrse prematuramente.
Pues la sola visión de su pene perdiéndose en el interior de D-dier, mientras este movía las caderas frenéticamente, era algo enloquecedor.
—¿Te gusta lo que montas, muñeco?, —D-dier sonrió, el apodo juguetón que usaba Jacob le causaba gracia.
Cerrando los ojos de una sensual manera, D-dier dejó escapar un gemido satisfecho, como de quien está en éxtasis.
—Me encanta, —respondió D-dier moviendo más las caderas, llevando a Jacob hasta el punto de no aguantar más.
—¡Aaaagh!, D-dier, me corro, —el chico no dejó de mover las caderas, era obvio que también buscaba su placer, hasta que la fuerte mano de Jacob acarició el pene rosado que enhiesto se levantaba exigiendo atención.
D-dier rápido dejó salir chorro, tras chorro de líquido espeso...
Somnolientos y saciados la pareja disfrutaba estar recostados. Tres rondas de sexo no habían hecho mucho para calmar las ganas de seguir cogiendo.
—Mmm todavía estas duro Jacob, —D-dier estaba en modo suspensión. Recargando energía, pues su sistema sabía que su esposo no estaría saciado tan fácilmente.
—Es lo que tu cuerpo le hace al mío, —respondió Jacob acariciando a D-dier por la espalda, hasta que llegó a la curva en donde sobresalían las nalgas.
El domingo siguieron haciendo el amor.
D-dier sorprendió a Jacob con una mamada matutina que le hizo correrse como si tuviera diecisiete años.
A Jacob le encantaba ver la expresión de D-dier mientras chupaba su pene, la forma en la que sus ojos lo miraban fiera y seductoramente. A veces el solo recordar esa expresión era suficiente para que Jacob permaneciera inoportunamente duro en el trabajo.
—Te haré el desayuno, —D-dier se levantó rápidamente, —mientras tu cocinas yo iré a bañarme, ya que veo que no me esperaste, el reclamo infantil hizo sonreír a D-dier.
—Te compensaré luego.
La pareja desayunaba y platicaban tan hogareñamente cuando el teléfono de la cocina sonó, —Bueno, la voz amable de Jacob respondió.
—¿Cómo?, —la expresión preocupada de Jacob despertó la curiosidad de D-dier.
—¿Más ataques?, sí, está bien Sam, ahora le digo.
Cuando Jacob colgó el teléfono miró a D-dier.
—Volvieron los ataques a los droides. Y Sam te necesita en el laboratorio, —la expresión sombría de Jacob hizo que D-dier se acerque a darle un beso en la frente.
—Iré a prepararme para que me lleves al hangar.
Jacob vio a su hermoso esposo alejarse. Un intenso temor se había instalado en su mente.
Quería gritarle a D-dier para que no saliera, para que no se exponga.
Quería suplicarle para que no se vaya.
Aún tan desesperado se sentía que estaba dispuesto a poner en modo Suspensión a D-dier, pero no tuvo el valor para hacerlo, pues eso significaría robar la autonomía de su esposo y decirle de manera implícita que él no era más que una máquina sin voz ni voto. Y no, no era eso lo que deseaba transmitir a su pareja.
Así que dejó que la parte mecánica de su corazón soltara su mano y lo dejara ir.
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D-dier Un Amor Inteligente
Science FictionTeniendo en cuenta que Jacob Salazar era el macho alfa pecho peludo, lomo plateado, bolas de acero, cola de dragón y rostro de modelo pero carente de buena intuición para elegir parejas o inteligencia para mantener una relación destinada a ser prede...