Jacob llenaba los formularios, pero sus ojos no dejaban de llorar.
Enfrentaba ese crítico momento humano de la culpa.
En ese momento la famosa frase de si tan solo...Sonaba en su mente.
—¿Usted es el esposo del enfermero de L-oVe?, —la tímida voz Jacob sorbió sus mocos y limpió sus lágrimas.
—Así es, —Jacob miraba a la pequeña mujer.
—Su esposo es un héroe, él habilitó el sistema de resguardo y seguridad en los droides, gracias a esa acción ellos solo fueron dañados en el cuerpo, pero no en su memoria interna o en la tarjeta madre.
Jacob escuchaba a la agradecida mujer.
Su D-dier se había arriesgado tanto exponiéndose el mismo.
—Es un gusto conocer al esposo de un joven tan valiente, —el biomédico se había acercado hasta la mesa.
—Soy el doctor Brandon Mastreta, estoy encargado de atender a su esposo D-dier.
Jacob observó al hombre tal vez unos pocos años mayor que el mismo.
—Permítanos unos minutos, —dijo el médico dirigiéndose a la mujer quien se despidió de inmediato no sin antes desearle suerte a Jacob.
Jacob tragó saliva y por una vez en su vida deseo con todas sus fuerzas creer en algo, pues sabía que eso aliviaba las penas.
Pero por desgracia su razón siempre ganaba.
—Como ya le dije soy biomédico, encargado de atender a su esposo. El caso de Ddier es bastante delicado. Pues a diferencia de todos los droides que salieron del laboratorio L-oVe, él no apagó su sistema y eso lo dejó vulnerable.
Tanto así que su memoria interna sufrió serios daños.
Jacob sabía que significaba eso. Y él también estaba muy seguro que sin D-dier él no tendría motivos para permanecer en la tierra.
—Por favor doctor... —La mano de Jacob se aferró con fuerza al brazo del médico quien lo miraba compungido.
—Créame señor Salazar que hacemos más allá de lo imposible para restaurar a su esposo.
Samantha entró en la sala en donde supo habían llevado a los droides dañados. En una de las sillas de la sala de espera encontró a Jacob.
Se veía tan desgastado, como si poco a poco la vida se le escapara con cada exhalación.
—¡Jacob!, —la voz familiar hizo que Jacob volviera a la tierra.
Al ver el rostro cansado de Samantha se sintió un desgraciado, pues ella también estaba pasando por una situación similar con Iker.
—Sam, —la pequeña mujer rápidamente fue envuelta en el abrazo de Jacob.
—Yo... Yo lo lamento, —la voz quebrada de la mujer conmovió a Jacob quien la apretó más fuerte.
—Shhh, esto no fue tu culpa, ustedes hicieron lo que debían, aún D-dier.
La mujer limpió sus lágrimas.
—D-dier fue un héroe, ayudó a poner en resguardo a los droides y ayudó a varios integrantes del laboratorio incluyendo a Iker.
La mirada pérdida de Sam le indicó a Jacob que ella estaba reviviendo el ataque.
Pues el terror en su mirada era tan evidente.
—Todo estará bien, —decía Jacob, deseando con todas sus fuerzas esas palabras se hicieran realidad.
M-cinela y Humberto habían llegado para dar apoyo a Jacob.
En ese momento más que nunca agradeció no estar solo, pues sus nuevos amigos y los viejos le mostraban solidaridad.
Samantha informó a Jacob que Iker solamente resultó con un brazo fracturado y muchos golpes.
También que los extremistas fueron capturados gracias a que D-dier activó la alarma silenciosa.
—Tienes un maldito héroe por esposo, —dijo Iker quien estaba tendido en la cama.
A pesar de los visibles golpes en la cara el cansancio y dolor en su voz el hombre se veía estable.
—Lo sé, —dijo Jacob con una sonrisa triste, mientras estaba sentado a un lado de la cama de su amigo.
—Agradezco que D-dier me haya salvado, a mí y a los demás, — Iker se acomodó en la estrecha cama.
—Yo les agradezco a ustedes el que me hayan permitido tener a un ser tan maravilloso como D-dier y que ahora Sam se haya unido al equipo médico para ayudar a restaurar a D-dier, —la voz de Jacob sonaba triste.
Iker sonrió cansado.
Restaurar a D-dier llevó cuatro días. Cuatro días en donde Jacob durmió junto a la cama de él.
En donde tomaba la mano que más que nunca se sentía tan artificial y que ese tacto hacía llorar a Jacob, anhelando el calor de D-dier.
Verlo inmóvil, tan quieto rompía cada parte de su corazón, dejándolo apesadumbrado.
Fue gracias a sus amigos que comía, pues ellos le llevaban alimentos y se aseguraban que se lavara, tomara siestas breves y comiera,
Pero en ningún momento se retiró del hangar para descansar apropiadamente como seguramente si cuerpo lo necesitaría.
Cuando por fin el doctor Mastreta salió Jacob sintió la tensión en todo su cuerpo.
—Señor Salazar, hemos restaurado a D-dier. Por fortuna logramos rescatar toda su información y cada parte de él ha sido arreglada. También aplicamos un nuevo dispositivo que se implementará en todos los droides a partir de ahora. El cual en automático apagará sus funciones para bloquear las partes importantes.
Jacob lloró, su héroe, su amor estaba bien y solo eso valía cada día pasado en el hangar.
—Gracias por venir, el alcalde la de la ciudad hablaba delante de miles de personas y de droides, —Hoy hace dos meses muchos de nosotros perdimos a alguien a manos de los extremistas, en uno de los peores ataques registrados. Y esta vez no daremos misericordia a esas personas, pues todo el peso justo de la ley, les caerá.
Jacob paseo la mirada, curioseando, solo para ver congregados a M-cinela y Humberto que orgulloso abrazaba a su pequeña hija de cuatro años, Amanda.
También estaban Cassandra y Arturo, quienes ya habían iniciado los trámites de adopción. Las buenas noticias pusieron felices a los presentes y los hurras y ovaciones no se hicieron esperar.
—Queremos también rendir un homenaje sencillo a laboratorios L-oVe.
En la primera fila estaba todo el personal del laboratorio.
Un muy orgulloso Jacob estaba sentado detrás de donde terminaba la fila de asientos, en uno de los lugares reservados para los familiares de los homenajeados.
—Gracias a la incansable labor de cada miembro de los laboratorios es que muchos de nosotros nos podemos beneficiar con los importantes avances.
Así que señores muchas gracias.
D-dier estaba feliz. Con la mirada de un niño. Asombrado y orgulloso.
—Mira lo que los presentes te agradecen —dijo Jacob plantando un beso en la sien de su esposo, D-dier sonrió radiante.
—Solo hice lo que era correcto Jacob, —Jacob no se resistió a aquellos labios que inconscientes se le ofrecían.
—Estoy muy orgulloso de ti, bebé, —Jacob suspendió el beso solo para ver la mirada de su amor, —te amo mi muñeco.
D-dier era feliz. Y sabía que sus circuitos se apagarían cuando Jacob dejara de respirar. Pues él había sido creado solo para él.
ESTÁS LEYENDO
D-dier Un Amor Inteligente
Science FictionTeniendo en cuenta que Jacob Salazar era el macho alfa pecho peludo, lomo plateado, bolas de acero, cola de dragón y rostro de modelo pero carente de buena intuición para elegir parejas o inteligencia para mantener una relación destinada a ser prede...