23 Rearmando mi vida

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«Se ha ido del país».

Había llegado tarde por enésima vez en mi vida. Llegué tarde y perdí un gran amor por segunda vez. Salgo a la calle y mientras el agua baña la ciudad también lo hace con mi cuerpo cansado. Los recuerdos afloran y se transforman en un sollozo, en varios mientras me cubro el rostro y aquella puerta que había decidido cerrar vuelve a abrirse.

Llegué tarde de la escuela ese día y estaba enojado contigo porque no habías ido a buscarme. Estaba seguro de que lo habías olvidado, ¡te olvidabas todo esos últimos días! ¡Era justo pensarlo! No estaba preparado para las adversidades de la vida, recién estaba comenzando a transitarla y te necesitaba. De pronto todo se ve claro, contemplo la luz que ha sido cubierta por mi propia sombra.

Ese día que jamás olvidaré llegué de la escuela dispuesto a pelear contigo, a decirte que te había necesitado para llorar en tus brazos, para contarte que el idiota de quinto grado me quitó mis chocolates de nuevo. Estaba enojado y cuando llegué, tú no estabas en casa, solo los idiotas a los que por mucho tiempo llamé hermanos.

«Pura mierda».

Ellos no son mis hermanos, solo salieron del mismo semen, no existe un lazo mayor que me una a esas escorias. Te busqué por la casa y fue imposible encontrarte, mi corazón palpitaba con fuerza. Corría de un lado a otro y fui hacia la sala en donde encontré a Sasha sentado frente al piano de cola. Muchas veces me pregunté como un ser que tocaba como un ángel podía tener ese nivel de maldad. La melodía me transportaba a otro mundo, me hacía cruzar amaneceres y llegar a otros lugares, sitios en donde estaba solo con mi madre y era feliz. Se detuvo en ese instante y se giró hacia mí, con una sonrisa malévola.

—Hola, imbécil—. Las cosas siguen siendo de la misma forma, carecía de un nombre en ese momento y aun lo sigo haciendo.

—¿Dónde está mamá?

—¿No sabías? —ironizó—. Tu madre sufrió un infarto, está en el hospital.

—No—pronuncié con lágrimas en los ojos—, no puede ser.

—Sí, imbécil—se burló una vez más—. Se va a morir y tú quedarás solo.

Hubiera querido que no tuviera razón, me habría gustado quedarme con mi familia materna y no con las serpientes con las que crecí. Serpientes de las que aprendí, hasta que me convertí en una de ellas.

Ya no puedo cambiar el pasado, no puedo traer de vuelta a mi madre, sin embargo, ¿vale la pena seguir el mismo camino de autodestrucción? Y la respuesta es simple, al menos ahora, me parece de ese modo. No voy a seguir el mismo camino que mi familia, voy a aceptar lo ocurrido con mi madre y le daré un valor mayor. Todo este tiempo solo he vivido por la culpa, ahora le daré un nuevo sentido a mi existencia.

Esto nunca tuvo que ver con Carlos, ni tampoco con Gabriel. Dimitri tenía razón, él era incapaz de salvarme, porque la salvación y el perdón debía dármelo a mí mismo. Mi madre murió y ni siquiera pude darle un beso de despedida, fui débil e incapaz de torcer el destino mucho tiempo. Fui cobarde y vil, lo acepto. Uno no controla el mundo y tampoco las cosas que nos suceden la mayoría de las veces, sin embargo, soy capaz de mirar el mundo con otros ojos.

Por años culpé a mis hermanos de mi dolor, pero ¿y si ellos solo vinieron a mostrarme lo que debía mejorar en mí? ¿Lo fuerte que puedo ser?

He amado a 2 personas en la vida. Una la perdí porque estaba demasiado encerrado en mi mundo para darme cuenta de que mi madre sufría un incontable dolor y su corazón se detenía a cada segundo. La otra la perdí, pero sigue con vida. Y mientras haya vida, hay esperanza. Sé que soy capaz de recuperar a Dimitri, y para ello, voy a dejar salir mi esencia. No este idiota con un gran ego y millones en el banco. Soy más que esto, mi madre lo vio, Dimitri lo vio en mí muchos años después. Ahora lo entiendo. No importa que te hayas ido, Dimitri, voy a luchar por ti. Te esperaré para que, cuando estés listo, regreses y te sientas orgulloso del hombre en el que me convertí.

Te lo juro amor, de verdad.

****

Era la una de la mañana cuando el celular de Isra sonaba una y otra vez. Buscó silenciarlo en la mesa de noche, pero la curiosidad pudo más. Frunció el ceño cuando el nombre de Mischa apareció en la pantalla, ¿qué carajo le pasaba a esta hora?

—¿Mischa?

—Necesito un nuevo entrenador—agregó sin titubeos—, mañana comenzaré con el proceso de selección. Quiero que cites a los mejores.

—Escucha, tranquilo—buscó darle calma—, apenas sales del hospital. No es conveniente ¿Por qué no te tomas un descanso?

—Voy a ganar cada pelea a la que me enfrente de aquí en adelante—replicó—, y para ello debo entrenarme con los mejores.

—Mischa...

—Debo hacerlo Isra, cueste lo que cueste voy a ser el mejor.

—¿A quién intentas agradar, muchacho? ¿A tu familia?

—No—dijo con una sonrisa—, a la única persona que estará orgullosa de mí cuando me vea en lo más alto. 

Mi tentación irresistible -Spin off T.O (Gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora