Mischa se acomodó entre las mantas y se hizo un ovillo, tenía frío pese a que la temperatura no era demasiado baja. Abrazó la almohada con todas sus fuerzas sin abrir los ojos, de pronto, algunas gotas de lluvia golpearon su ventana. El muchacho buscaba dormir, sentir que las cosas mejorarían a partir de allí, que las pruebas duras serían solo un recuerdo. Cerró los ojos y por cinco minutos sintió que flotaba entre nubes, el ruido de la puerta se escuchó lejano, estaba soñando como tantas veces. Se aferró a la almohada esponjosa y humedecida por las lágrimas de anhelo y amor, sus pulmones continuaban trabajando, el oxígeno seguía dándole vida.
—Mischa—. Era incapaz de abrir los ojos por lo que continuó perdido en ese sentimiento cálido que ahora cubría su cuerpo, del mismo modo que esa mano que rozaba su mejilla mojada. Estaba soñando.
Sin embargo, el sueño se tornó tan vívido e intenso que sus sentidos se volvieron codiciosos, las manos rozaban su rostro, y unos labios acariciaban los suyos despacio. La comodidad era insoportable, Mischa pensó que sería imposible vivir sin esa sensación luego de que despertara.
—Amor—. Sus ojos verdes se abrieron, y se encontró en penumbras con el ser que era todo, lo bueno y lo malo pero que formaba parte de él.
Extendió sus brazos hacia el cuello del hombre fruto de todas sus fantasías y él replicó la acción. Las lágrimas se convirtieron en un vendaval incontenible. Dimitri besó su rostro y chupó cada lágrima, besos muy cortos por todo ese hermoso rostro. Mischa tiró de él hacia su cuerpo y el entrenador no tuvo más remedio que acostarse a su lado y abrazarlo. Sus bocas se encontraron después de una sequía de meses. Ni siquiera podrían decir que se estaban besando. Eran un cúmulo de gemidos, chupetones, besos y más besos, sus bocas estaban tan hambrientas como sus corazones.
—Regresaste—dijo en un sollozo mientras la boca entreabierta de Dimitri recorría su mandíbula y luego su cuello—, jamás creí que te volvería a ver.
—Aquí estoy—confirmó su presencia, su intensidad y pasión con sus palabras del mismo modo a como lo estaba haciendo su boca—, y ya no me iré. Mi gran amor, el único que he tenido.
Sus bocas volvieron a encontrarse en un danzar que dibujaba figuras tiernas y pecaminosas, un momento tan fugaz como eterno. Mischa y Dimitri se amaban, lo hacían. Más allá del pasado y las tormentas, más allá de las creencias y sus familias nefastas. Dimitri era todo para Mischa, y el entrenador era único para su hermoso protegido, uno que con valentía había aguantado la tormenta en su punto más álgido.
—Sé tan poco de ti—dijo con cargo de conciencia—, jamás me preocupé por tus sentimientos. Perdóname, de verdad.
Dimitri se quitó los zapatos y se metió entra las sábanas y las mantas junto a ese muchacho que no lo soltaba ni siquiera para respirar por miedo a que se desvaneciera. Las manos del hombre recorrieron su espalda, los dedos trazaron caminos en la suave y ancha espalda. Dejó un nuevo beso, esta vez en la frente de Mischa quien estaba entregado a sus caricias y a todo lo que su cuerpo deseara.
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Mi tentación irresistible -Spin off T.O (Gay +18)
Romance¿Qué estás dispuesto a hacer para ver a tu enemigo de rodillas? Mischa Kózlov tiene un solo objetivo en la vida después de la derrota; venganza. Destruir a aquellos que le quitaron lo único que tenia y para ello está dispuesto a todo. Incluso, segu...