Dimitri acarició los cálidos cabellos dorados de Mischa quien dormía entre sus brazos, sus ojos se habían cerrado media hora atrás. La respiración calma, segura, estable, la belleza de su rostro obnubilaba a cualquiera y Dimitri pensó que él no era la excepción. Siempre le gustó verlo dormir, recordó los días en el hospital en donde en medio de la tristeza la única cosa bella que cubría todo era su rostro. Una cara deteriorada por los golpes y el entorno negro del hospital, y, aun así, Dimitri jamás pudo encontrar algo más bello que eso. Ni un paisaje, ni las hojas que reverdecen con la llegada de la primavera, ni sus primeras flores; solo él.
¿Por qué todos los besos que le daba parecían insuficientes? La codicia infinita que lo embargaba cada vez que Mischa estaba cerca, la posesividad y la gran agonía que ella engendraba. Mischa no era un objeto sino un ser humano con deseos, unos que podrían cambiar en cualquier momento e inclinarse por otra persona. El miedo, ese maldito traidor lo recorrió como tantas veces cuando pensaba en Mischa con alguien más. Si ese muchacho supiera el inmenso dolor que lo derrumbaba cada vez que terminaba en la cama con una mujer, cada vez que escuchaba cuánto deseaba el toque de Carlos Ferrari. Nadie puede apropiarse de otra persona, Dimitri casi rio al pensar en ello. Mischa lo tenía en sus manos, era suyo.
Mischa se acercó más a él y dio una sonrisa mientras continuaba en sueños. Dimitri le besó la frente, conteniendo el huracán que arremolinaba en su pecho. Quería llorar, gritar de felicidad y tristeza, de rabia y miedo ante lo que su mente le contaba.
«No es tuyo, no te pertenece».
Despacio se deslizó por el colchón entre las sábanas lejos de su amor, dolió incluso ese instante como si su corazón se encontrara adherido al ser que dormía con placer y que carecía de una mínima idea de todo lo que representaba para su entrenador. Caminó hacia la sala que estaba a oscuras, la lluvia caía suave y se deslizaba por los enormes ventanales. Dimitri la contempló y con su dedo pulgar siguió una de las gotas que caía a través del cristal ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Pensaba quedarse? ¿Alejaría a Mischa para que se convirtiera en un ser anónimo perdido en un bar diminuto de Alemania? Dimitri estaba feliz con la vida que ahora llevaba, pero no podía exigirle a Mischa seguir sus mismos sueños. El entrenador era un hombre simple, Mischa siempre soñó con la grandeza, quizás no en el kickboxing, pero en alguna actividad que lo reconfortara.
—¿Estás bien? —. Dimitri se giró hacia el muchacho que estaba desnudo a escasos metros de él y se quedó sin aliento. Con la luz tenue de la lámpara su color blanquecino resplandecía.
—Sí—replicó—, solo estaba pensando.
—¿En qué? —. Mischa se acercó, sentándose a su lado mientras acariciaba su pierna. Dimitri sonrió y negó, el maldito ni siquiera se había puesto un bóxer.
—En lo maravillosa que ha sido esta noche.
—Apenas comienza, ¿lo sabes verdad? —. Mischa le sonrió con seducción, sentándose a horcajadas sobre él. Dimitri acarició su cintura, venerando cada marca que poblaba la piel delante suyo.
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Mi tentación irresistible -Spin off T.O (Gay +18)
Romance¿Qué estás dispuesto a hacer para ver a tu enemigo de rodillas? Mischa Kózlov tiene un solo objetivo en la vida después de la derrota; venganza. Destruir a aquellos que le quitaron lo único que tenia y para ello está dispuesto a todo. Incluso, segu...