🥊CAPÍTULO 10 🥊

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TRENTON

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TRENTON

Cuando Evangeline me abraza siento que todo mi puto mundo se pone del revés.

Sus brazos delgados se enroscan en torno a mi cuello y yo le rodeo la cintura con tacto. Es tan ligera que me da miedo hacerle daño sin querer.

Su cuerpo se estremece por el llanto y a mí se me encoge el pecho. Quizá me haya pasado de sincero. A veces soy muy bruto para decir las cosas, no sé comunicarme con la gente y tengo muy poca sutileza. Por eso es que apenas solía relacionarme con nadie antes de venir aquí.

Ahora parece que todo ha cambiado y eso me da miedo. Porque me siento bien y por absurdo que parezca no estoy acostumbrado a esa sensación. Me aterra todo lo que no puedo controlar.

Pero entonces veo sus ojos y descubro que esas lágrimas son de felicidad y no puedo soltarla. Joder, no quiero.

Trece años, trece putos años y yo me acabo de enterar de su existencia.

Y solo quiero recuperar el tiempo perdido.

Al principio el rencor me cegaba y de verdad sentí odio. Pero no por ella, sino por lo que creía que había vivido. La parte buena, idílica. Lo tenía todo mientras que yo no tuve nada más que un padre borracho y maltratador y una madre enferma y consumida.

Para mí no era nada. Una desconocida, la hija de la mujer que odio.

Hasta que la he visto, indefensa y frágil. Y me he dado cuenta de que es la más inocente en esta jodida historia. Y que no merece mi odio. Al revés, merece la mejor versión de mí que pueda darle. 

— ¿Vas a explicarle a mi madre lo que ha pasado? — inquiere, algo temerosa.

Algo me da mala espina con esa mujer, el tono cauto de Evie cada vez que se refiere a ella junto con el hecho de que ni siquiera la haya llamado en primer lugar después de lo que le ha sucedido por miedo a una reprimenda es suficiente para que esté alerta.

Si llego a descubrir que la trata mal...no sé qué sería capaz de hacer. Bastante mierda tuve que tragar yo ya en mi infancia como para tolerar que a mi hermana le hagan lo mismo. De eso ni hablar.

— Así es, pero no tienes que preocuparte. La culpa no ha sido tuya — le aseguro, apretando su hombro en un gesto reconfortante. Me gustaría abrazarla otra vez, pero no quiero abrumarla.

Eso parece aliviarla, porque asiente y su rostro muestra más seguridad. Luego nos toma de la mano a Keisha y a mí y los tres salimos de la cafetería como una especie de familia feliz o algo así.

Lo cierto es que la estampa puede resultar cómica desde fuera, sobre todo por mí. Pero la verdad es que me encanta. A la mierda lo que piense la gente, acabo de conocer a mi hermana pequeña después de años pensando que estaba solo en el mundo.

Tal vez sea por eso por lo que ni siquiera titubeo antes de conducir directamente hacia la casa de mi infancia, que todavía puebla algunas de mis peores pesadillas.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora