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Los días pasaban rápidos entre entrenamientos y salidas con Mark, la mamá de Jeno estaba mejor desde que vio a su hijo sonreír y comer como antes. No sabía que detrás de esa pantalla de "felicidad", su pequeño retoño seguía algo triste por su primer amor.

Se dice que el primer amor es el más doloroso y el que nunca se olvida y Jeno podía confirmarlo, pero no podía hacer nada para cambiarlo. No cuando tenía los ojos puestos en él.

Un strike más y su sueño de entrar a la universidad se iría como un pestañeo.

—¡Muy bien Lee! —celebró el entrenador Woo mientras Jeno bateaba la pelota.

El juego amistoso era contra uno de sus primeros contrincantes y estaba yendo bastante bien.

—¡Corre! —gritó uno de los fanáticos en las gradas. Todos gritaban fascinados.

Como premio por ganar el amistoso, el entrenador Woo dejó que tuvieran una celebración. Jeno ya estaba llamando a todos para preparar alguna fiesta antes de la verdadera competencia y como era de esperarse muchas personas llegaron al lugar de encuentro.

—¡Volvió Jeno! —gritó una de las chicas, haciendo que el nombrado bebiera emocionado, no pensaría en Renjun, ese era su objetivo. Tal vez cuando terminen las competencias él al fin olvidaría a ese lindo chico de brazos tatuados.

Al día siguiente Jeno caminaba feliz de la vida y la resaca de siempre jamás llegó.

Se detuvo frente a una ventana y arregló su cabello. —No, por favor... —su mala suerte volvía. Renjun lo miraba seriamente desde el otro lado mientras ponía algunas cosas en el escaparate.

Jeno no se acercó y él tampoco, solo se miraban desde sus lugares.

No pudo evitar sonreírle de manera amistosa y corrió lejos de él, debía huir antes de que su corazón le dijera que entrara a la tienda.

El martes por la tarde el primer partido comenzaba. Jeno y su equipo contra los chicos de Daegu. Estaban en un pequeño estadio lleno de fanáticos.

—¡Lee Jeno! —gritó Mark desde su lugar junto a la mamá de Jeno—. ¡Tu mamá vino a verte!

Al ser hijo único, la mamá de Jeno siempre iba a los partidos de su hijo orgullosa de todo lo que él hacía. Jamás le importó a lo que se dedicara, solo quería ser parte de ello.

—¡Tú puedes, Nono! —le gritó llorando un poquito—. ¡Tu papá te envía suerte desde el trabajo! —sonrió con ternura y enseñó el cartel que había preparado. Mark sujetó el otro extremo.

Las cosas estaban tensas a mitad del partido. Estaban bastante parejos y sus niveles de juego eran parecidos, el entrenador Woo tenía demasiadas expectativas en Jeno.

Y como era de esperarse, voltearon el juego y fueron los vencedores por un punto.

El publico gritaba emocionado y se abrazaban entre ellos.

—¡Ese es mi hijo! —gritó la señora Lee.

—¡Ese es mi mejor amigo! —gritó Mark.

Ambos se abrazaron emocionados por el lindo capitán.

Día miércoles por la mañana las cosas todavía estaban festivas en la escuela y se podía notar. Estaba lleno de cosas para felicitar a todo el equipo, la directora había pausado las actividades para poder festejar con los ganadores.

—Eres increíble, Jeno —le dijo una de sus compañeras.

—Muchas gracias —bebió su gaseosa de un trago y tuvo ganas de ir al baño—, ya vuelvo. Sigan festejando.

(Gᵢᵥₑ ₘₑ) Attention /NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora