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La madre de Jeno preparó toda la comida antes de subir hasta la habitación de su querido hijo para poder despertarlo. El menor dormía plácidamente mientras la alarma de su teléfono sonaba a los pies de la cama, nuevamente había olvidado cargar la batería.

—Lee Jeno —lo sacudió con suavidad, sonriendo con ternura en cuanto despertó.

La pobre señora Lee pensaba que su hijo era una persona que despertaba con facilidad, pero la realidad era que cada vez que se quedaba en la casa de alguna chica debía despertar de inmediato, es por eso que desde hace mucho tiempo había desbloqueado el poder de despertar enseguida.

—¿Qué hora es? —buscó su celular por toda la cama y cuando levantó las sábanas pudo hallarlo mientras el pobre artefacto volaba hasta la ventana.

—Te dije que no te compraríamos otro, es el quinto del mes, Lee Jeno.

—Perdón mamá, no fue con intensión —las demás veces tampoco habían sido, pero ella pensaba que era para poder conseguir el último modelo.

—Como digas, vístete y ven a comer.

Después de prepararse y conectar su celular mientras comía, salió de casa. Tenía tiempo para poder pasar por su amigo Mark, así que desvió su camino.

Tocó el timbre de la casa de su amigo y nadie respondió. —Estúpido Mark, le dije que despertara temprano...

—¿A quién llamas estúpido? —Mark lo empujo y puso la llave en el cerrojo—. Te dije que iría más tarde, ¿no leíste mi mensaje?

Jeno revisó su celular y efectivamente, el mensaje de su amigo había llegado cuando él estaba en su quinto sueño. —Lo siento, no revisé mis mensajes. Sabes que por mi cara bonita tengo demasiadas notificaciones...

—Como sea, vete o duerme conmigo un rato —se encogió de hombros y entró al lugar, siendo seguido por Jeno.

Llegaron al lugar cuando las puertas ya estaban cerradas, así que como Mark estaba acostumbrado a eso, caminaron hacia el lugar donde podían entrar sin ser vistos.

Lanzaron primero sus bolsos y luego con sus habilidades deportivas pudieron entrar sin ser descubiertos.

—Muy bien ahora... —un bolso cayó en la cabeza de Mark, haciéndolo callar.

Ambos miraron hacia el lugar donde la cabeza de un chico se asomaba. —Lo siento, hombre. No pensé que había alguien.

Mark dejó el bolso en el suelo e intentó adivinar el nombre del hombrecito que trataba de entrar. Jeno seguía riendo por la suerte de su amigo, claro que dejó de reír cuando el zapato del chico quedó en su hombro.

—Oye hombre, ten cuidado.

—Amigo, lo siento. ¿Podrías quitarte? —Jeno obedeció de inmediato y el chico se lanzó al suelo, cayendo como un gato. Con sus brazos y pies al suelo—, muchas gracias por amortiguar la caída de mi bolso... adiós —les dio a ambos un golpecito en el hombro y se marchó como si nada.

El receso comenzó justo cuando volvían a sus sentidos.

—¿Quién era ese? —preguntó Jeno a su amigo.

—¿Por qué debería saberlo?

El menor lo miró. —Tú conoces a todo el mundo, imposible que no sepas quién es.

—¿Te gusta? No tengo idea de quien es, jamás lo había visto.

—Ambos sabemos que me gustan las chicas.

—Entonces deja de preguntar, prometo que no sé nada sobre él.

Caminaron hacia su lugar habitual donde las demás personas se emocionaron en cuanto llegaron. Jeno amaba ver como las mujeres reaccionaban a su llegada, lo hacían sentir deseado.

(Gᵢᵥₑ ₘₑ) Attention /NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora