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—Lo supuse y además Mark no sabe mentir. Debes tener cuidado con tus partidos, no... —Jeno lo detuvo.

—No digas que no me meta, ¿de acuerdo? Acabo de perdonarte.

Renjun le dio un golpe en el hombro y Mark se acercó feliz. —Ya se reconciliaron, estoy tan feliz por ustedes —los abrazó a ambos—. Deberías darte un baño.

—Los invito a ambos a comer algo —sugirió Renjun—, así hablamos.

—Ay no.

—Ve a darte un baño y después te quejas —el más bajo empujo a Jeno hacia las duchas—. Te esperamos afuera de la escuela.

Mark se sorprendió, pero no dijo nada. No quería arruinar el humor de Renjun con su boca floja.

Jeno prácticamente corrió para darse un baño rápido y cuando salió se encontró con una chica.

—¿Tienes algo que hacer o puedo robar algo de tu tiempo?

—De hecho, me están esperando, pero otro día podemos... —la chica le entregó una carta—. ¿Qué es esto?

—Es una carta.

Pestañeo varias veces. —Eso lo sé. ¿Es una invitación a tu cumpleaños o algo así?

—¿Te han dicho que eres denso?

—No, la verdad no. Como sea —aceptó la carta—. Debo irme, cuídate en el regreso a casa —le sonrió y se marchó.

Mark y Renjun conversaban de algo cuando llegó a su lado.

—Vamos —le dijo Renjun sin preguntar por la demora.

—¿La chica te entregó la carta? —preguntó Mark, divertido.

—¿Cómo sabes? —Renjun rio divertido—. ¿Qué es lo gracioso?

—¿Es tu frase celebre o algo así? —levantó una de sus cejas mirándolo, Jeno se derritió un poco—. Pero ahora yo también estoy curioso.

¿La navidad se había adelantado ese año o por qué Huang Renjun le estaba dando tanta atención?

—Si tanto quieren saber, aquí está. No tengo idea que dice, leámosla juntos cuando lleguemos.

Mark y Renjun se miraron y rieron del pobre samoyed. —No creo que debamos saber lo que dice, es una carta de amor, Jeno —dijo el más bajo mientras ponía una de sus pequeñas manos en el hombro de Jeno.

—¿En serio? —jamás había recibido una carta, usualmente las chicas le decían que les gustaba, Jeno agradecía por sus sentimientos y nada más pasaba. Claro que en las fiestas las besaba para pasar el rato.

Llegaron al lugar donde comerían y Renjun se quitó la sudadera, Jeno había extrañado ver esos lindos tatuajes. —Cierra la boca o te entrarán moscas —susurró Mark a su lado.

—Déjame en paz —le dio un suave golpe.

—Muy bien, pidan lo que quieran. Hoy seré su sugar daddy —levantó sus cejas de manera juguetona y el corazón de Jeno bailaba feliz de la vida.

Pidieron un par de cosas porque no tenían demasiada hambre. Renjun agradeció en silencio, al parecer ese lugar era más costoso de lo que su billetera pensaba.

—¿Por qué me diste un poco de tu atención el día de hoy? —preguntó Jeno en cuanto Mark fue al baño.

—Estuve pensando en ti varios días —Jeno abrió sus ojos y su corazón latió como un loco—. Me regañé por hablarte como un idiota cuando tú fuiste amable, mi cerebro todavía pensaba que eras como los demás. Pero ese día que celebraron tu victoria y nos vimos, pude notar que tus ojos de cachorrito pedían mi atención.

Jeno pasó su lengua por el interior de sus mejillas. —No tenía idea que eras tan humilde.

—Solo bromeó —rio divertido—. Pero pude notar que querías hablar conmigo, yo estaba bastante en la mierda. Ese idiota me acosó bastante y casi entró a mi casa, creo que era admirador tuyo y no le entraba en la cabeza que tú querías ser mi amigo y no su novio. Me dijo "¡No es posible que un don nadie como tú tenga la atención del poderosísimo Lee Jeno!".

—Qué vergüenza. Al menos ya no es problema, ¿cierto?

Renjun negó. —Gracias por eso. Aun así, cuando me enteré de que tú habías hecho eso por mí, me sentí bien. Desde que mi abuela falleció no tenía a nadie que hiciera ese tipo de cosas, ni siquiera Yixing ge. Su hermano menor es mi padrastro y él cree con los ojos cerrados que esa basura es un ángel caído del cielo.

—Me dijo que no me acercara a ti.

Jeno vio como la expresión de su nuevo amigo cambiaba. —¿Qué le dijiste?

—Que no se metiera en mi vida y lo mandé al diablo. Luego Mark me hizo entrar en razón porque estoy en números rojos y no puedo dármelas de caballero.

—Tu amigo es sabio, pero agradezco que le hablaras así. ¿Notaste como su humor cambia? El profesor Zhang es agradable cuando la gente no se mete en sus asuntos, pero es el diablo si no le hacen caso.

—¿Por qué no le dices a la directora?

Renjun rio sin ganas. —Esa vieja está enamorada del profesor, así que lo que él diga ella obedece. ¿No notaste que mi cabello está corto?

—Por supuesto que lo hice, me gustaba tu cabello largo... —Jeno se sonrojó un poco y Renjun sonrió.

—Gracias. Bueno, el idiota de mi padrastro le dijo algunas mierdas a Yixing y él hizo que la vieja de mierda me pidiera "amablemente" que recortara mi asqueroso cabello.

La historia de Mark había sido retocada bastante bien para que Jeno no se molestara, porque ahora mismo quería golpear al profesor Yixing.

—¿De qué me perdí? —regresó Mark con una sonrisa juguetona—. ¿Ya se besaron?

Jeno lo miró de inmediato. —Sí, te lo perdiste. De hecho, nos vamos a casar —respondió Renjun con una linda sonrisa.

—Si lo dices así, no puedo evitar creerte, Renjun.

El nombrado se encogió de hombros. —Puedes creer lo que quieras

Salieron del lugar cuando el sol ya estaba bajando, Mark decidió que era una buena idea dejarlos solos y se fue antes de que dijeran algo.

—¿Quieres que te vaya a dejar? —sugirió Jeno acariciando sus propias manos algo húmedas.

—No es necesario, no estoy viviendo en el departamento. Mi mamá me dijo que para recompensar el golpe que supuestamente le di a su hombre, debía vivir con ellos.

Jeno trató de controlar sus impulsos. —Realmente lo siento.

—Tranquilo. Estoy acostumbrado. Está celosa de que mi abuela me dejara su casa y a ella nada. ¿Puedes creerlo? A su propia hija la dejó en la calle y a su nieto le dejó una casa muy bonita cerca de una universidad.

—¿Por qué no vives ahí?

Renjun le sonrió y le despeinó el cabello. —Debo graduarme. Esa fue su condición.

—¿A qué te refieres?

—Viví con ella en esa casa y luego mi querida madre me alejó para dejarme en un departamento de mierda. Quiso quedarse con la casa de mi abuela, pero el abogado dijo que si yo estaba de acuerdo podía hacerlo, como verás le dije que no y me abandonó en ese lugar a mis dieciséis años. No sé por qué te estoy contando la historia de mi vida, pero guarda este secreto. Será nuestro secreto.

Las mariposas en el estómago de Jeno bailaban emocionadas. —Por supuesto. ¿Quién soy yo para contar tu vida?

Renjun le acarició el brazo y luego suspiró. —Debo irme, pero gracias... otra vez. Cuídate, Lee Jeno.

—Tú también cuídate, Huang Renjun.

Se despidieron en la parada de autobuses y Jeno llegó a casa como si flotara en una nube de felicidad. Esperaba que le durara mucho tiempo esa buena racha.


(Gᵢᵥₑ ₘₑ) Attention /NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora