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La mamá de Jeno no podía acostumbrarse a que su querido hijo despertara tan temprano, pero ahí estaba el pelinegro comiendo su desayuno como si no hubiese comido en años.

—¿Por qué estás comiendo tan rápido? Te dolerá el estómago más tarde... —Jeno detuvo su acción y miró a su mamá antes de volver a tragar—. En serio que tú estás actuando extraño. Desde el domingo pasado tu personalidad cambió a la de este hombre extraño, ¿siquiera eres mi hijo?

Al fin terminó de comer. —Mamá, no exageres. He estado entrenando como loco por culpa del entrenador Woo, necesito alimentarme bien.

—Pero eso no significa que tragues la comida, mastica Lee Jeno.

La verdad era que desde el lunes pasado había estado matándose de hambre porque su futuro amigo le quitaba la comida y él no podía negarse, imposible con esa linda carita que tenía.

—Dime la verdad, ¿te están molestando?

Jeno pensó un poco. Renjun burlándose de él vino a su mente. —Claro que no, imposible. La gente me ama.

Su mamá no podía hacer mucho si su pobre hijo no le decía nada. —Bien... escucha, te dejé un poco más de comida en el bolso. Tal vez te dejo muy poca y por eso te mueres de hambre, estás creciendo.

—Gracias mamá —se levantó de su asiento y miró el reloj. Si se apuraba podría encontrarse con Renjun camino a la escuela—. Debo irme, el entrenador quiere hablar con todos a primera hora.

—Jeno, si alguien te está acosando, dímelo por favor.

—No es nada de eso, te lo prometo.

Salió de casa rápidamente, acomodando sus zapatos en el camino. La gente que pasaba junto a él lo miraba demás porque había cortado un poco su cabello y estaba más atractivo que siempre.

—Hey samoyed —gritaron detrás de él. Jeno se volteó con una enorme sonrisa la cual fue borrada enseguida cuando vio a Mark.

—Tú no me llames así —se acercó a su amigo y le dio un golpe en el hombro—, solo una persona puede decirme así.

Mark negó. —Tú me das asco, en serio.

Jeno miró detrás de Mark y pudo encontrarse con la espalda de Renjun. Sonrió como un idiota y trató de acercarse al más bajito, pero el grupo de chicas que hace tiempo no veía se lo impidieron.

—¿Cómo has estado? —le preguntaron felices de por fin topárselo.

—Bastante bien —trataba de pasar para ir por Renjun, pero era una muralla de chicas—, lo siento chicas. Mi amigo me pidió que lo esperara, llévense a Mark —sonrió hacia Mark.

Como a Mark no le molestaba la presencia de las chicas se fueron todos felices mientras Jeno caminaba hacia Renjun.

Lo que podía ver el lindo pelinegro era que su amigo estaba hablando con alguien, no quería interponerse así que lo esperó unos pasos más allá. En cuanto Renjun suspiró desganado Jeno se acercó, algo no andaba bien.

—¿Pasa algo? —preguntó Jeno junto a Renjun. El más bajo dio un salto en cuanto escuchó su voz.

—¿Quién es tu amiguito? —preguntó un hombre frente a ellos.

—No te importa, ya te di el dinero. Ahora déjame en paz, ya pagué todo lo que debía —el hombre sonrió y le dio una cachetada a Renjun quién solo pudo cerrar los ojos controlándose. Jeno, por otra parte, no tenía intensiones de controlar nada; agarró al hombre y lo acercó a su rostro.

—Escúchame hijo de perra, no vuelvas a ponerle un dedo encima a Renjun, ¿me oíste? Se me da muy bien darle palizas a hijos de puta como tú —Renjun sujetó a Jeno de la mano y negó.

—No te metas, Jeno.

—Si Jeno, escucha a tu novio... —el pelinegro no podía creer que Renjun dijera eso. No esperaba una reacción violenta de su parte, pero tampoco que se dejara pisotear por un idiota.

No pudo evitar darle un puñetazo con la mano que Renjun no sujetaba, el hombre cayó al suelo sujetando su rostro. —¡¿Qué mierda?! —Renjun lo empujó lejos del idiota—, no vuelvas a aparecerte. Llamaré a la policía si lo haces y tú —apuntó a Jeno—. Camina —lo sujetó del brazo y lo arrastró lejos de aquel hombre.

En todo el camino no dijeron nada, Jeno era arrastrado hacia la escuela y Renjun quería matarlo.

Una vez entraron, el más bajo lo soltó y lo miró mal. Estaba claro que no ganaría una pelea en contra de él, así que era todo lo que podía hacer.

—No te metas en mis asuntos, ¿de acuerdo? —trató de calmar su temperamento.

—Te estaba acosando, ¿qué podía hacer? No iba a dejar que te intimidara un viejo de mierda...

—Es mi padrastro, Jeno.

—¡Me importa una mierda quien sea! No voy a permitir que te ponga un dedo encima solo por ser esposo de tu mamá. Tú mismo dijiste que tu abuela te crío.

Renjun bajó la cabeza. —Jeno, déjame en paz, ¿quieres?

—¿De qué hablas?

Puso una de sus manos en el hombro del pelinegro. —Me da flojera esconderme, pero si sigues insistiendo lo haré. No me sigas, no me busques; no quiero tu amistad —Renjun subió las escaleras mientras Jeno se quedaba de pie mirando un punto en el suelo.

¿Así se sentía una decepción amorosa? Porque Jeno sentía que podría morirse por el dolor.

No fue capaz de entrar a sus clases, así que estuvo escondido en algún lugar de la escuela donde nadie lo pudiese encontrar. Era la primera vez que le gustaba alguien con esa intensidad y también era su primera vez con el corazón roto.

—Al fin te encontré —dijo Mark detrás de él—, ¿Qué pasó? Renjun me ignoró y a ti te perdí el rastro. ¿Tuvieron una pelea? —se acercó a su amigo quien lo abrazó de inmediato.

—Me odia —lloró en el hombro de su amigo un largo rato hasta que pudo controlarse.

—Nunca te había visto llorar tan intensamente —Jeno secó sus lagrimas y trató de parecer más tranquilo—, no es necesario que reprimas tus sentimientos. Estoy solamente yo, puedes llorar todo el tiempo del mundo.

Jeno obedeció, volviendo a llorar; Mark le acarició el cabello con suavidad mientras oía a su mejor amigo llorar como un bebé recién nacido.

(Gᵢᵥₑ ₘₑ) Attention /NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora