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Mark no comprendió a lo que se refería, pero le daba igual el chico que había sido incriminado por ellos. Jeno era distinto, él si tenía claro que se debía disculpar y aunque sabía perfectamente que no lo recordaría, lo haría.

Las clases del día lunes pasaron rápidamente solo porque Jeno tenía otra cosa en que pensar.

—Nos vemos mañana —se despidió de todos y fue hacia donde lo vio irse el día viernes. No había ningún alma por ahí, así que fue hacia el último piso.

Renjun estaba sentado en la única sombra que había en la azotea. Jeno se acercó a él y quedó de piedra cuando notó que los brazos del más bajo estaban descubiertos.

Ambos brazos estaban cubiertos de tatuajes y ahora que podía mirarlo mejor Renjun tenía un arete en su oreja izquierda.

—Wow.

Renjun miró hacia Jeno y le sonrió sin ánimos. —Lo siento, amigo. ¿Necesitas algo?

Jeno sabía que eso pasaría, así que solo suspiró y se sentó junto a él.

—Estaba buscándote.

—¿Hice algo mal?

—No, de hecho, yo soy el que hizo algo mal... lamento haberte culpado de algo que no hiciste... —Renjun miró el suelo y luego a Jeno—. No te preocupes, estoy seguro de que no recuerdas lo que pasó en la mañana. Pero merecías una disculpa.

—No hay problema —le dio golpecitos a su hombro—. Debería irme, cierran temprano los días lunes.

—¿Por qué te quedas aquí? —Renjun lo miró y sonrió algo molesto.

—No deberías ser tan chismoso, chico. Bye bye —volvió a ponerse la sudadera y desapareció por la puerta. Jeno estaba impresionado de lo apuesto que un hombre podía ser con tatuajes.

El día pasó rápidamente como arena entre los dedos. Jeno estaba en su habitación mirando un punto fijo en la pared. No entendía por qué su mente estaba repitiendo la misma escena una y otra vez, pero no podía evitar sonrojarse cada vez que recordaba. Renjun tenía muchos tatuajes, no parecían ser de alguna cosa relevante o por algún recuerdo, todos estaban esparcidos por sus brazos como la pared de algún adolescente. Pero estaban puestos de una manera hermosa, con colores llamativos y atrayentes.

—¿Por qué sigo pensando en él? —suspiró con algo de cansancio.

Pensar en alguien más no era una actividad que realizara diariamente

El día martes por la mañana Jeno caminó lentamente hasta la escuela, en el camino vio a lo lejos como Renjun iba de la misma manera. Sonrió divertido y trató de acercarse a él para hablar, aunque Doris no lo recordara.

—¡Jeno! —alguien gritó detrás de él.

Era el grupo de chicas que siempre iban detrás de él.

—Hey —movió su mano lentamente y volvió a mirar hacia Renjun, pero este ya no estaba.

El entrenador Woo lo esperaba en la entrada junto a sus demás compañeros de equipo. Jeno sabía que desde ahora hasta el final del campeonato no podría celebrar demasiadas cosas.

—Muy bien equipo, comenzaremos las prácticas después de clases.

Jeno sin darse cuenta se había emocionado un poco, si se quedaban a entrenar después de clases, tal vez Renjun podría verlo en sus prácticas.

—¡Lee concéntrate! —otra vez había mirado a la azotea de la escuela en vez de la pelota que volaba directo al catcher.

Como no podía estar concentrado el entrenador lo obligó a dar diez vueltas alrededor de la cancha y despejar esa mente.

Jeno en la quinta vuelta pudo fijarse en la presencia de Renjun.

La sudadera que llevaba no hacía ningún favor a sus hermosos tatuajes, pero al menos lo había podido ver. En todo el día Jeno había tratado de encontrarlo por los lugares que anteriormente lo veía, sin embargo, le resultó imposible.

—¡Lee sigue corriendo! —Jeno continuó su castigo y luego fue a sentarse un rato bajo la sombra.

—Toma —detrás de él habló Renjun, Jeno se volteó y sonrió enternecido cuando lo vio dándole algo de comida a un lindo gatito.

Se acercó al más bajo lentamente. —No sabía que teníamos un gato en la escuela, de haberlo sabido hubiera traído algo de comida.

Renjun miró a todas partes y Jeno bajó la cabeza, derrotado, esta era la parte en la que Renjun le decía que no lo conocía. —¿Quién eres?

—Soy Lee Jeno.

—Huang Renjun —dijo simplemente—, este gatito es un secreto para todo el mundo, así que tendré que matarte por descubrirlo.

—No diré nada, no es necesario matarme.

Renjun lo miró. —¿Cómo podría confiar en un extraño?

—No soy un extraño, soy tu amigo Jeno.

—Yo no tengo amigos, hombre. Solo compañeros que olvido por la falta de interés.

El corazón de Jeno se quebró. —Yo seré tu primer amigo entonces.

—No quiero sonar como un idiota, pero no es necesario. Estoy bien así y tú también, el entrenador Woo te está llamando, vete antes de que vea a Bongsik.

Jeno obedeció de inmediato y Renjun desapareció al rato, al igual que la caja donde estaba el pequeño gato Bongsik.

—Hoy estuviste bastante desconcentrado, Lee. ¿Hay algún problema?

—No señor, lo siento. Mañana le aseguro que estaré mucho mejor.

Después de ducharse se marcharon todos a casa.

La casa de Jeno era un desastre por las cajas que había por toda la sala de estar. El menor no comprendía la razón y tampoco estaba muy interesado. Estos dos días se la había pasado con la cabeza en una sola persona.

Al día siguiente Jeno esperó a Renjun fuera de la escuela para poder hablarle. Se había puesto como misión hacer que el más bajo lo recordara.

—Lee Jeno —sonrió una de las chicas de su grupo—, ¿estás esperando a alguien? Puedo esperar contigo si quieres.

—No es necesario, solo necesito hablar con un amigo —le sonrió de manera amable y la chica se alejó.

Más tarde apareció el chico con audífonos y un par de parches en sus muñecas. Algo andaba mal.

—¡Hey Renjun! —le gritó moviendo su mano, como traía audífonos no fue capaz de oír que alguien lo llamaba así que solo continuó caminando.

Jeno fue tras él y lo detuvo cuando iba a subir las escaleras. —Espera.

Renjun lo empujó de manera brusca dejándolo de piedra. —¿Quién mierda eres y por qué me tocas?

—Lo siento, no fue mi intención. Lo había olvidado... —le soltó la muñeca—, en serio, no quise hacerlo.

—No vuelvas a tocarme, Jeno.

—Sí, lo siento. No volverá a suceder... ¿dijiste mi nombre?

—Así te llamas, ¿no?

No podía encontrar respuesta al por qué estaba tan contento de que ese chico supiera o recordara su nombre, pero luego se dio cuenta. Estaba soñando.

—¡Jeno despierta! —su madre lo movió de allá para acá—, no sé que te pasó, pero he estado tratando de despertarte hace casi media hora.

—Perdón, estaba soñando... déjame seguir durmiendo.

—Ve a darte un baño, hoy también tienes práctica.

Jeno estaba en un aprieto. Renjun le desorganizó su impecable superpoder de despertarse con solo una llamada.


(Gᵢᵥₑ ₘₑ) Attention /NoRenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora