Capítulo 08 - Mi niñera

87 16 2
                                    

Eunha se sentía un poco extraña aquel día.

La noche anterior había dormido en la cama de Sowon junto a ella. No había temor a ser descubiertas y se quedaron hasta tarde comiendo golosinas y viendo anime en el sofá de la sala.

Cuando la pelirosa se quiso dar cuenta, Sowon se había quedado dormida, a pesar de que minutos antes se había entusiasmado con el maratón nocturno de InuYasha que se iba a emitir.

Eunha la cargó con cuidado hacia su cuarto y, cuando la dejó sobre su cama, Sowon se aferró a ella como una garrapata y no tuvo más remedio que quedarse junto a la niña. Sin embargo, Eunha no estaba molesta, hace mucho que no dormía tan cómodamente y la sensación reconfortante de dormir junto a Sowon era apremiante y reparadora.

Ahora la llevaba a la escuela de la mano, como su madre solía hacer, y la sensación extraña de confort la invadía nuevamente. Eunha no sabe qué es esta sensación, pero quiere que perdure el estado de bendición que la hace pensar que está soñando, la felicidad que está sintiendo por dentro y cómo las cosas más pequeñas hacen la vida más grandiosa.

Quiere pensar que es algo absurdamente maternal lo que está sintiendo, pero sabe que no lo es, porque si lo fuera, no estaría pensando en reencontrarse con Sowon en el futuro y continuar atesorando más de estos mismos momentos en su compañía.

Por su parte, Sowon siente que encontró en Eunha un lugar seguro en donde no hay ninguna lágrima. Y eso la llena de una inexplicable felicidad también.

—Oye, vendré por ti a la salida ¿de acuerdo? —se arrodilló para decirle a la niña antes de marcharse.

Sowon parpadeó varias veces, viéndose adorablemente confundida para Eunha.

—Pero, ¿qué pasará con Yerin?

Eunha negó con una suave sonrisa.

—Buscaré otra manera de volver al futuro.

Sowon sonrió aliviada, ya no tendría que hacer el ridículo. El timbre sonó y salió corriendo a formarse.

Eunha vio a Yerin saludar a Sowon amistosamente en la entrada del colegio y dio media vuelta evitando verlas. No quería seguir desarrollando celos por esa niña; viajar al pasado, pasar por vagabunda y ahora ser una niñera ya era demasiado extraño.

Sin embargo, cuando volteó, una pequeña niña por poco choca contra ella.

—Cuidado, amiguita —le advirtió Eunha de forma juguetona.

La niña paró en seco y dirigió su vista hacia arriba. Y al ver el extravagante color rosa en la cabellera de la joven, sus ojos se abrieron inmensamente.

—¡Tiene el cabello rosa, señora!

—¿Señora? —preguntó fingiendo estar ofendida, pero entonces rio.

La niña pidió ver su cabello más de cerca y Eunha se arrodilló para estar a su alcance. A la pelirosa le encantan los niños, y curiosamente esta niña se parecía mucho a su hermanita menor, a la cual extrañaba a horrores, es por eso que piensa que se permitió tener contacto con ella.

Sabe que no debería porque es imprudente para un viajero en el tiempo, pero sólo sería por esta vez, no creía que algo malo pasara. Hasta que los padres de la niña llamaron a su pequeña para que los espere, y Eunha casi se cae de espaldas al encontrarse con sus jóvenes padres.

—Ahí vienen papá y mamá —indicó la niña a la pelirosa que ahora se veía sumamente aterrada estudiando sus rasgos faciales.

¡Esa niña tenía que ser ella en el pasado!

El tiempo en que te conocí (Wonha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora