Capítulo 09 - El tiempo en que te conocí.

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Eunha se encontraba allí, parada dentro de la habitación de hospital, mientras veía a Sowon llorar desconsoladamente sobre la sábana que cubría el cuerpo sin vida de su madre.

Sólo les dieron 1 hora para despedirse, antes de seguir con el procedimiento. A Eunha le da tanta rabia que no tengan compasión por esa pequeña que acababa de perder a su madre. No tenían dinero con qué cubrir un sepelio, y Sowon estaba absoluta y completamente sola. No tenía a su papá, ni ningún otro familiar cercano, sólo eran ella y su mamá. Y ahora que ella ya no estaba, Sowon se había quedado irremediablemente huérfana, y a todos esos sujetos sólo les interesaba seguir con el estúpido protocolo del hospital.

La amiga de la mamá de Sowon, Siyeon, llegó momentos después y se dedicó a hablar con los médicos. Eunha creyó que lo mejor sería llamarla antes de partir hacia el hospital. Momentos después la mujer se despidió igualmente de su amiga, y entonces llegaron para llevarse el cuerpo a la morgue.

Sowon lloró y gritó para que no se la llevaran, y Eunha se inclinó cerca de ella para abrazarla con todas sus fuerzas. Sentía mucho coraje, pero no había nada que pudieran hacer.

Y las cosas se ponían peor.

Porque al salir de la sala, una mujer de traje las esperaba en el pasillo.

—Disculpen, ¿esta niña es Kim Sowon?

—Sí, es ella, ¿Qué ocurre? —preguntó Siyeon.

—Me presento, soy una trabajadora social.

La mujer les explicó que la llamaron urgente del hospital para tomar el caso de una niña que se había quedado huérfana. Siyeon nunca pensó que sería tan grave decirles a los médicos que ahora la niña se había quedado sin familia. Y esto fue lo que ocurrió, ahora querían llevarse a Sowon a un orfanato porque no había nadie más a su cargo, y eso aterró a la niña de inmediato.

—¡No! ¡Yo no quiero que me lleven!

Sowon estaba sumamente aterrada. No quería que personas desconocidas se la llevaran.

—¡Oiga! Su madre acaba de fallecer ¿No puede dejar su estúpida burocracia para otro día? ¡Maldición! —le reclamó Eunha con voz dura y mandando a volar su educación.

La mujer insistió en que estos trámites debían llevarse a cabo rápido, y ante eso Eunha entró en una discusión con ella. Siyeon le dijo a la pelirosa que ella se haría cargo de hablar con la trabajadora social, y que lo mejor sería que se llevara a la niña a su casa para que descanse. Había sido un día muy triste y agotador, y lo mejor era que no pasara por más angustias innecesarias.

Ambas permanecieron en silencio durante todo el trayecto a casa. Eunha sentía su garganta arder, sentía mucha tristeza por Sowon, pero también, mucho enojo por todo lo que pasaba a su alrededor. No era justo lo que estaba pasando, Sowon no lo merecía. Jamás la había visto tan triste antes y eso hacía trizas su corazón.

Llegaron, abrieron la puerta y apenas se cerró, Sowon volteó a ver a Eunha con sus ojitos llenándose de lágrimas en el acto. Eunha se arrodilló y extendió sus brazos, a lo que Sowon no aguantó más y se refugió en su abrazo para llorar y desahogarse como no pudo hacerlo en todo ese triste día.

Eunha acarició su pequeña cabeza y trató de buscar algo alentador para decirle, pero no se le ocurrió nada. Sólo podía abrazarla fuerte y lamentar todo lo que estaba pasando en silencio.

—Ya no voy a volver a verla nunca más... —dijo la niña con la voz quebrada, como si esperara confirmación, y Eunha se sintió terriblemente inútil de no saber qué decir al respecto— Ni siquiera recuerdo qué fue lo último que le dije... —siguió entre llanto y lágrimas— Si hubiera sabido que se iba a morir, le hubiera dicho que la quería mucho, o que no fuera a la operación y se quedara conmigo...

El tiempo en que te conocí (Wonha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora