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—Canalla.

Zayn se pasó una mano por el pelo mientras miraba la sonrisa miserable de su primo. En cuanto Louis comprendió que Zayn lo había reconocido, lo empujó al interior de la habitación y cerró detrás de ellos. Tardó dos segundos en ponerse los calzoncillos, luego le ordenó a su primo que empezara a hablar. Louis había obedecido. Al acabar, Zayn volvió a musitar.

—Miserable canalla. No puedo creer que lo supieras en todo momento y no dijeras nada— movió la cabeza con incredulidad—. Me dejaste ir por ahí como un loco, investigando a algún pobre desgraciado, que lo más probable es que sea un vendedor, porque lo consideraba un traficante de armas internacional.

—Nadie ha sufrido daño alguno —explicó Louis sin perder la sonrisa.

—¡Ningún daño! Me podría haber matado.

—No exageres.

—Ayer por la tarde estuve colgando de la cornisa de una ventana del segundo piso.

Louis mostró la decencia de parecer preocupado. — Zayn, las alturas te dan miedo.

—No me digas, Sherlock. Si hubiera tenido cerca a algún miembro cariñoso de la familia para recordármelo, no habría intentado subir por aquel árbol en el exterior de mi ventana, para jugarme el cuello en el proceso.

Louis rió y miró por la ventana. —Deja que lo adivine... ¿tú, eh, subiste por ese árbol para espiar al tipo de arriba? Se suponía que tú debías esperar y reunirte conmigo en el cobertizo del jardinero al mediodía.

—El cobertizo ese ha desaparecido —soltó.

Todavía no podía creer lo que su primo acababa de reconocer. Había estado allí desde la noche de Halloween, lo había visto en la cocina y después de haber recibido el golpe. En todo momento había sabido quién era. Y se había mantenido al margen y dejado que Zayn quedara convencido de que era un maldito agente secreto. Increíble. Incluso para Louis.

— El Doctor Styles prometió que te pondrías bien —expuso el ojiazul. Además, te juro que cuando te vi, pensé que se trataba de una broma. Por eso seguí la corriente. Pensé que me la devolvías por algo.

—Dios sabe que tenía motivos más que suficientes —musitó Zayn—. ¿En qué momento preciso descubriste que no se trataba de una broma?

Louis se encogió de hombros y se apoyó contra el alféizar de la ventana, con las manos en los bolsillos. —Al poco tiempo—cuando Zayn frunció el ceño, prosiguió con rapidez—. Quiero decir, sospeché bastante pronto... al encontrar aquella invitación para Halloween en tu coche. Y cuando Harry... el doctor... confirmó que habías recibido un golpe en la cabeza. Pero no estaba seguro. Siempre existía la posibilidad que me la quisieras jugar.

—La invitación... ¿qué pasó con la fiesta?

—¿Por qué pensaste que la fiesta era este fin de semana? Te la envié hace un año. Te has perdido mucho tiempo... el Halloween pasado.

Zayn soltó una maldición. Ahí tenía un motivo más para encontrar un modo mejor de que le mandaran el correo cuando viajaba.

—La recibí justo al regresar de Rusia el miércoles. No tenía ni idea de que fuera del año pasado —cuando Louis se relajó de forma visible, como si creyera estar a salvo, le apuntó con un dedo—. Eso no excusa lo que hiciste. Santo cielo, Louis, podría haber pasado cualquier cosa.

Louis se sentó en el borde de la cama. —Sí. Podrías haber tenido un poco de diversión, para variar. Podrías haberte permitido ser el Zayn que conocí una vez, en vez del ensimismado y reservado en que te has convertido— miró las sábanas arrugadas, luego la bata tendida al pie del colchón. Cruzó los brazos y lo miró con una media sonrisa en los labios—. Cielos, incluso podrías haberte vuelto loco por el hostelero. Estoy seguro de que Liam lo ha hecho.

Identidad EquivocadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora