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HoSeok estaba absolutamente enamorado de la imagen plasmada al otro lado de la pantalla; aunque era obvio que lo extrañaba, le gustaba mucho la imagen de su NamJoon con los trajes costosos y elegantes, cuando usaba su camisa blanca perfectamente planchada y limpia con sus mangas arremangadas hasta los codos y con el perfecto nudo de la corbata a medio pecho que dejaba a la vista que no tenía abrochados los tres botones superiores de la camisa.

Suspiró, sonriendo una vez más al escuchar su profunda voz mientras le explicaba que la junta había sido un éxito total, y que su pequeña gran empresa de distribución musical en crecimiento había obtenido un nuevo contrato para expandirse en Japón.

— El caso es que tomaré el último vuelo de mañana para volver a casa porque el inversionista me pidió que comiera con él —explicó el menor, recostándose de lado sobre la cama, buscando un mejor ángulo para acomodar su iPad sin que se cayera al suelo o en su cara— ¿y qué tal estuvo tu día, corazón?

HoSeok recargó su brazo sobre el escritorio para sostener su rostro con la mano sin dejar de sonreír— todo fue muy bien, es demasiado adorable ver a los menores de 8 años bailar como los super junior —puso ambas manos sobre sus mejillas para que el aegyo se uniera a su imagen de ser profesor. Escuchó la risa del moreno y se sonrojó al instante, cubriéndose los oídos y cerrando los ojos para ignorar todas las cursilerías que le harían ponerse aún más tímido y nervioso.

— Eres tan precioso, mi amor —escuchó al final HoSeok y volteó a ver hacia otro lado, encontrándose con una caja al pie de la puerta.

Se levantó por ella en silencio— esta mañana llegó una caja a tu nombre —dijo, haciendo aparecer solamente el empaque rosa en pantalla— y debo confesar que me da miedo saber que es, así que dime por favor que compraste.

NamJoon rascó su cabeza y miró hacia arriba, en una clara señal de vergüenza— verás, solecito —dijo en voz baja mientras sacaba su teléfono—, hace unos días vi en internet una tienda muy interesante y decidí comprar un par de cosas —sonrió tratando de verse inocente con el par de hoyuelos en sus mejillas—. En mi defensa, esa caja tenía que haber llegado antes de que yo saliera del país.

HoSeok frunció el ceño y aún con su miedo destapó la caja con cuidado de no romper la envoltura. Al quitar la tapa encontró unas capas de papel seda de un bonito verde y una tarjeta que decía:

_Sweet Sex Dreams_
_53 88 24 01 36_
_www.SSDSeul.com_

Se alejó de un brinco de la caja, como si su contenido le hubiese lastimado, aunque ni siquiera lo había visto. Miró hacia la pantalla con una leve expresión de miedo, encontrándose con NamJoon que mostraba la página en su celular y unas fotos del contenido de compró—. No pongas esa cara cuando ni has visto lo que tiene adentro —murmuró el moreno después de soltar una risita.

En las pequeñas imágenes, HoSeok alcanzaba a ver cuatro objetos: unas medias negras que probablemente le llegarían a medio muslo, una cosa que parecía un huevo unido por un cable a un control negro, una extraña cola de pelo, que por su forma y color parecía ser de zorro y una cosa alargada y verde muy parecido a un...

Alarmado, HoSeok fue corriendo a su cama frente al escritorio y volteó la dichosa caja, percatándose que, en efecto, estaba absolutamente todo lo que había visto en el "carrito de compras" de NamJoon. Suspiró nervioso, confundido y un poquito emocionado. En todos sus años de relación jamás habían intentado con algo de ese tipo. Lo habían hablado de forma seria un par de veces, incluso habían visitados algunas tiendas para informarse mejor... Pero nunca los habían comprado.

La idea le encantaba a HoSeok, pero obviamente no lo iba a admitir.

— HoSeokie... ¿Me escuchaste? — NamJoon le llamó, riendo porque el chico estaba totalmente quieto con el buttplug entre las manos.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora