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Ahora que estaban finalmente casados, NamJoon y HoSeok se negaban a separarse al menos un metro. Tal vez su pretexto era que seguían atados con el estambre rojo, pero SeokJin sabía que en realidad era porque Jackson, JiMin y YoonGi estaban en la ceremonia.

Aunque era gracioso, porque Jackson iba de la mano con la misma chica de la que se había declarado enamorado unos años antes, cuando todavía iban a la universidad. YoonGi estaba al fondo, coqueteando descaradamente con TaeHyung, el primo de SeokJin encargado de las fotografías del evento. Y JiMin, ese chiquillo que, a pesar de estar junto a su hermano, no veía impedimento alguno para mantenerse pegadito al moreno más alto que él.

El Kim mayor sacudió su cabeza para sonreírle a los padres de su novia mientras a lo lejos podía mirar como el par de tortolos corrían directo al interior de la casa principal, a pesar de que estuvieran amarrados todavía.

— Se me va a caer la mano por tu culpa, estúpido —regañó HoSeok apenas se encontraron solos dentro de la cocina ajena. Quería sonar molesto, pero ¿cómo estarlo si su chico mantenía sus dedos entrelazados e iba caminando en silencio igual que un niño castigado?

— ¿Mía? Pero si fue idea tuya esto de amarrarnos —NamJoon trató de defenderse mientras tomaba el cuchillo sobre el lavabo.

— Bueno, me pareció algo muy romántico —habló de forma más tranquila, dejando al moreno como encargado de eliminar el estambre en sus muñecas— ¿yo que iba a saber que te lo tomarías muy en serio y querías cortarme la circulación sanguínea?

NamJoon sonrió, guiñando un ojo y abultando sus labios—. Ya no te quejes, solecito —pidió, levantando la manito de su esposo y dejando un besito sobre las marcas de la atadura—. Tengo que asegurarme que estarás junto a mi toda tu vida.

El triangulito en los labios del mayor despareció, dejando en su lugar un sonrojo que en realidad ocupó casi toda su cara hasta sus orejas. Chasqueó y dio un suave golpe en el pecho contrario—. No me estés hablando bonito —quiso abultar sus labios de nuevo, pero solo logró una mueca extraña porque también se quería reír—, quiero estar enojado contigo un rato.

Por supuesto que su petición no duró mucho, menos cuando comenzó a recibir besitos en sus labios y mejillas— ¿Seguro?

— Sí —respondió e intentó alejarse, siendo detenido por los brazos de NamJoon apretando su cintura.

— ¿De verdad?

HoSeok ya no respondió, porque decidió que lo mejor era brincar para sentarse sobre la mesita disponible y poder besar a su marido como ambos lo merecían. Abrió sus piernas para sentirse más cómodo con el cuerpo de su marido entre ellas, acarició el cabello negro que podía atrapar con sus dedos y suspiró cuando sintió la sonrisa ajena durante el proceso.

Sin embargo, justo cuando el beso comenzó a subir de intensidad y las manos de NamJoon ya se encontraban debajo de la camisa blanca de su esposo, el rechinar de la puerta de entrada los asustó, haciendo que HoSeok brincara al suelo y ambos se escondieran debajo de la mesa. Más grande fue su sorpresa cuando la voz del señor Jung resonó, llamando a su hijo para que saliera a saludar a su abuela.

— ¿Qué hacemos ahora? —susurró HoSeok, señalando el incómodo bulto en su entrepierna.

NamJoon solo se encogió de hombros mientras también señalaba su pantalón, le dio un besito a su esposo para evitar que hablara y se asomó para saber si el peligro había pasado.

— Todavía me da miedo tu papá, Hobi —confesó mientras salían en silencio de la cocina y caminaban con prisa a la bodega ubicada al otro lado de la casa.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora