medio vestidos

172 12 0
                                    


Para el segundo verano que pasaron juntos, NamJoon había perdido por completo de su vida el significado de la palabra "vergüenza" en lo que a HoSeok (o su cuerpo) se trataba.

El mayor se confundía demasiado cuando su novio pasaba de ser el chico con el promedio más alto de su generación, el más educado frente a sus padres o profesores; al ser humano más pervertido que había conocido. No le molestaba, por supuesto, sobre todo cuando después de una divertida noche ambos podían presumir los rasguños o chupetones con los que solían marcarse.

Las vacaciones se habían vuelto divertidas en la casa de la familia Jung; tenían tres semanas libres de tareas y exposiciones, de profesores y alarmas para despertar apenas salga el sol. En su estadía, NamJoon recibió un tour especial por todo el pequeño pueblo, deteniéndose en los parques o en las tiendas, buscando provocar las sonrisas preciosas de su Hobi.

Todo iba relativamente bien, incluso habían superado la amenaza del señor Jung de castigarlos haciéndoles limpiar toda la casa si los veía tratando de meter mano de más, porque «si a tu hermana no le di permiso, a ti tampoco».

Parecía que lo entendieron bien... al menos hasta que se quedaron solos, obviamente. Porque NamJoon y sus hormonas contenidas de adolescente estaban incontrolables.

El sol llevaba varias horas iluminando el bonito cielo azul del segundo domingo en casa, los Jung habían tomado su desayuno después de las diez de la mañana y cuando HoSeok fue el último en bajar y terminar sus alimentos, unánimemente decidieron que él debería limpiar la mesa y lavar todos los platos sucios.


A regañadientes lo hizo, y mientras él lavaba, NamJoon secaba y guardaba los trastes. Era divertido. Porque mientras HoSeok continuaba con su tarea, NamJoon cantaba o intentaba dedicarle poemas tan torpes que no podía ocultar las carcajadas que brotaban de su garganta.

Tu culo redondo
Tu sonrisa preciosa
Hacen que mi corazón
Brinque como el aleteo de una mariposa

Escuchó HoSeok después de un silencio total que duró unos 5 minutos.

NamJoon lo había dicho de una manera tan seria y casi romántica, que lo aturdió en exceso, dejándolo en el limbo de no saber si besarlo o echarse a reír con fuerza. Enjuagó sus manos y alcanzó el trapo blanco para secarse. Miró a su novio, quien mantenía esa sonrisa que mostraba sus hoyuelos y sus perfectos y blancos dientes. Suspiró y se lanzó a su cuello para darle besitos por ambas mejillas.

— Me han dicho cosas mejores.

— Lo sé. Pero ahora eres solo mío. Así que eso no me importa —murmuró NamJoon, haciendo el recorrido con sus manos desde media espalda de HoSeok hasta su trasero, donde apretó con poca fuerza y se inclinó para besarlo como correspondía. Apenas alcanzando a rozar sus labios cuando la presencia del señor Jung los asustó.

— ¡Kim! Quita las manos de ahí —gritó el señor entre risas, adorando la forma en la que ambos se ponían colorados y se separaban.

— Lo siento, señor —dijo avergonzado, cruzando las manos por detrás de su espalda.

El padre de HoSeok rió, y agitó su mano derecha para restarle importancia—. Voy a salir un rato, nada de manoseos fuera de su habitación —pidió de forma tranquila y dio la vuelta, ignorando por completo las risas nerviosas que salieron de ambos jóvenes.

— Tu papá me va a matar, cariño —NamJoon se lamentó, recargando su melena castaña recién teñida sobre el hombro de HoSeok mientras pasaba ambos brazos por la delgada cintura, aprovechando para aspirar el delicioso aroma a fresas del chico.

— No seas dramático y dame un beso, anda —pidió el mayor, haciéndose a un lado para poder mirar a su chico de frente.

La cocina era una habitación de tamaño medio, con una ventana de madera en forma de arco y un par de puertas que cubrían la mitad de la vista justo debajo de la ventana, unida a la pared estaba una especie de mesa hecha con cemento, no solían usarla para algo más que decoración, para sentarse o para que simplemente sostuviera algunos trastes.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora