snow ball

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NamJoon nunca había hecho una mamada. Llevaba casi un año siendo novio de su solecito y jamás se había atrevido a besarlo un poco más por debajo de su abdomen plano. Admitía que le daba mucha vergüenza pensar en hacerlo, además que sentía un poquito de miedo por la posibilidad de lastimarlo.

«— No te estreses, bebé —le decía HoSeok cada vez que lo veía arrodillarse entre sus piernas y dudar por algunos minutos— si no te sientes listo, yo puedo esperar. No hay problema.»

Kim NamJoon estaba decidido a hacerle un oral a su novio durante esas vacaciones en la casa de la familia Jung.

Pero por ahora solo quería sacar la bolsa de gomitas que estaban escondidas en el closet.

— ¿Qué es esto, Hobi? —preguntó NamJoon cuando salió del pequeño armario, llevando una bolsita de tela llena de dulces y una cajita verde con extrañas plantitas dibujadas.

El color rojo predominó en la cara de HoSeok, y aunque corrió y se estiró para tratar de quitárselo, NamJoon levantó el brazo para que le fuera imposible alcanzarlo.

— ¡Dámelo!

El moreno negó, levantándose en sus puntas para alejar más aquella cajita—. Primero dime que es.

HoSeok suspiró, y aunque a NamJoon le encantaba fastidiarlo, le entregó el paquete porque por su expresión pudo adivinar que se echaría a llorar. Le dio un sonoro besito en la frente, justo después de entregarle su caja—. No llores —murmuró sin alejar sus labios—. Era broma, no necesito saber qu-

— Es marihuana —interrumpió HoSeok, mirando hacia el techo con las orejas totalmente coloradas—. U-un cigarrito nada más —sonaba demasiado avergonzado mientras rascaba su cabeza y después cubría sus ojos—. Yo... yo la probé en mis últimas vacaciones solo y hmmm-

— Quiero probarla —pidió NamJoon. Sonriendo cuando los ojitos castaños se posaron en él.

— ¿Qué?

— Pues eso, enséñame a fumar.

El rostro sorprendido de HoSeok era todo un poema que mostraba sus ojitos totalmente abiertos y una pequeña y perfecta «o» con sus labios. El color rojo se había esfumado para dar paso a un blanco casi fantasmal. También se quedó en silencio algunos segundos hasta que la risita que soltó NamJoon lo obligó a caer de nuevo a la tierra.

— ¡No! —gritó. Le dio un golpe en el hombro a su novio y lo miró con las cejas fruncidas—. ¿Por qué haría eso?

— Porque si no lo haces, te acusaré con tu mamá.

— ¿Estás chantajeándome, Kim NamJoon?

— Sí.

HoSeok se sentía acorralado y nervioso, principalmente porque sí lo creía capaz de ir con su madre para acusarlo si no obedecía, pero también estaba curioso por verlo fumar y de la reacción que vendría después.

Su parte racional y adulta decía que no, pero terminó aceptando y llevándose a NamJoon a la parte más alejada del balcón de su habitación, porque a pesar de estar solos, quería alejar lo más posible el olor extraño que soltaría el cigarro.

El moreno estaba claramente emocionado, brincando sobre sus pies mientras miraba al pelirrojo casi entrar en crisis mientras intentaba prender el tubito de papel.

Algunos minutos más tarde, y después de mucha tos e intentos fallidos, NamJoon se dejó caer sobre el pequeño sofá, molesto porque no había logrado concretar al menos una calada con éxito. Sus labios abultados y sus cejas fruncidas hicieron reír a HoSeok, quien solo se sentó sobre sus piernas para poder mirarlo de frente—. Yo lo intenté —murmuró, peinando el cabello negro hacia atrás con la mano que no sujetaba el porro—, fuiste tú el bebé que no puede aprender.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora