después de una cita

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—Venir a París fue la mejor inversión de la vida— fue lo único dijo NamJoon cuando por fin pudo admirar la vista del balcón en su habitación de hotel. La torre Eiffel era preciosa en fotos, pero tenerla tan cerca era muchísimo mejor. Imponía su presencia y casi te obligaba a mirarla.

Justo como el chico de húmedos cabellos negros que apareció a su lado envuelto en una bata blanca que le cubría hasta las rodillas.

—Hola— saludó HoSeok sin molestarse en ocultar su sonrisa.

—Ho...— la voz de NamJoon desapareció al mismo tiempo que su cara se transformaba en una graciosa mueca de disgusto. Lo abrazó con fuerza y lo levantó lo suficiente para no tropezar y llevarlo de regreso a la privacidad de su habitación. —No salgas así, hombre— pidió mientras jalaba de la tela para cubrir bien el pecho del mayor— Alguien podría verte.

HoSeok rió, encantado por ver las orejitas de su chico tan coloradas. — ¿Y qué podrían verme, Joonie?

— Tú carita toda preciosa—dijo con ambas cejas alzadas y una sonrisa. Dejó un besito en la punta de su nariz y se dio la vuelta para cubrir las ventanas con la cortina. —Ahora vístete porque tenemos que salir pronto.

—No— dijo HoSeok, sentándose sobre la cama con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿No? ¿Por qué no?

—Porque no me has dicho a dónde vamos a ir, así que no sé qué ropa debo usar.

NamJoon rió, parándose justo frente a él. —Eso no es relevante, tú te ves asombroso hasta en tu pijama vieja— le dijo, pensando solo en su pantalón gris enorme lleno de manchas azules y su playera blanca tan grande en donde podrían entrar dos Hobis sin problema —Solamente usa algo cómodo porque vamos a caminar mucho.

—Pero... —HoSeok insistió en saber, abultado sus labios y mirándolo hacía arriba con ternura mal disimulada.

El moreno suspiró y decidió que era mejor mirar el bonito cuadro de Van Gogh que colgaba de la pared. —No.

Aún sentado en la cama, HoSeok pataleó y golpeó el colchón con sus puños. —NamJoonie, solo una pista...— se levantó, quedando más cerca del rostro de su novio y parpadeó demasiado mientras abultada sus labios otra vez. —Porfis.

NamJoon miró de reojo su expresión, y las ganas de darle un beso aparecieron. Tomándolo de las mejillas, le dio los tres besos más inocentes posibles y asintió, resignado. —Está bien— comenzó sin despegar sus labios del mayor. —El año pasado fuimos al de Tokio.

HoSeok se separó para mirarlo fijamente mientras pensaba —No sé— respondió dando golpecitos en su labio inferior, —estuvimos dos semanas allá, visitamos muchos lugares—. Concluyó dándose por vencido y rodeando a NamJoon por la cintura.

El moreno correspondió el abrazó, arrastrándolo a la cama para sentarlo sobre sus piernas. —Hay como seis en el mundo.

—No estás ayudándome—. Se quejó, peinando el cabello castaño hacia atrás, dejando espacio para besarle la frente.

NamJoon rió, apretando la pequeña cintura entre sus brazos—. Visitaremos a un ratón.

—¿Ratón? — la confusión de HoSeok era adorable. Sus cejas fruncidas y sus labios en piquito, sumados a lo agudo que ponía la voz era demasiado para el corazón de NamJoon—. Seis... Tokio... Ratón...— repitió en voz baja, y el castaño podría jurar que los ojos de HoSeok brillaron mucho más que cualquier estrella cuando adivinó el destino de ese día— ¡¿Vamos a Disney?! ¿Sí?

NamJoon asintió ante los gritos y brincos sobre él, se vio obligado a dejarse caer hacia atrás para quedar acostados y así evitar que HoSeok fuera a caer.

NamSeok Smutty EditionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora