NamSeok Smutty Edition

en la ducha

El frío era lo peor del mundo. HoSeok siempre lo había odiado porque en otoño e invierno sus permisos para salir a jugar con JaeBumie y Mark se reducían lo más posible porque podrían enfermarse. Así que se veían obligados a contener sus ganas de correr, gritar y jugar por todos lados par ser encerrados en casa.

Durante la secundaria y preparatoria fue el mismo odio, porque tener que levantarse temprano para salir mientras todavía estaba oscuro y lleno de nieve era lo peor del universo entero. Siempre tan abrigado, tan abultado y sin libertad de movimiento. Era horrible, la verdad.

Sin embargo, durante la universidad cambió un poquito. Y todo fue culpa de NamJoon. Su torpe y precioso NamJoonie. El chico de sus sueños y el amor de su vida. De acuerdo, todavía odiaba el frío porque su novio era muy sensible y se enfermaba con facilidad, por lo tanto, debían limitar muchísimo sus salidas a comer o al parque. Pero se sentía feliz siendo el enfermero de su novio. O cuando se dormían en la misma cama a pesar de que varias veces uno de los dos había terminado en el suelo.

Tiempo después, cuando comenzaron a vivir juntos, HoSeok decidió que el frío tal vez no era tan malo. No podía serlo cuando dormían en la misma cama (esta vez mucho más grande para que los dos entraran perfectamente) bajo los montones de cobijas y sus piernas enlazadas. El frío no era tan malo cuando tuvo la libertad total de robarle la ropa enorme a su novio para vagar por la casa mientras se mantenía calentito.

Y ahora, seis meses después de su luna de miel, HoSeok admitía que el frío era bueno. Especialmente en ese año, pues se habían mudado a una casa mucho más calentita y grande que tenía el espacio perfecto para colocar su propia tina de hidromasaje por la cual se había convertido en el sumiso total del pervertido de su marido para convencerlo de comprarla.

Y obviamente había valido la pena.

O tal vez no tanto, porque cuando llegó con las dos batas azules en brazos y con la botellita de lubricante en el bolsillo, se encontró a su NamJoonie sentado cómodamente dentro de la amplia tina con su celular entre las manos.

─ ¿Qué haces? ─preguntó con sus cejas fruncidas─. Llénala de agüita caliente, quiero bañarme contigo.

NamJoon sonrió en cuanto puso sus ojos en él y suspiró porque ¿cómo le iba a explicar que uno de los tubos venía roto y deben esperar hasta mañana a la noche para usarla correctamente? Sacudió su mano para atraerlo, claro que funcionó y en segundos tenía a su esposo sentado encima de él con las piernas abiertas─. Uno de los tubos que se supone pasa el agua venía roto, bebé.

El rostro sorprendido de HoSeok ante la confesión fue de lo más adorable. Pero dejó de serlo cuando le dio un golpe en el hombro con la mano abierta─. Te dije bien claro que no intentaras ayudarle al técnico en la instalación, grandísimo tonto.

─ Pero no fue mi culpa ─se defendió el moreno─, esa cosa ya venía rota cuando el señor abrió la caja.

─ ¿Me lo juras?

─ Sí, mi vida. Esta vez yo no rompí nada.

HoSeok suspiró completamente desanimado mientras veía lo bonita que era su nueva adquisición. Se recargó por completo sobre su esposo, dejando su cara muy cerca del cuello ajeno y rodeándole la cintura con ambos brazos.

─ Yo quería... ya sabes... bañarme contigo aquí dentro.

NamJoon lo rodeó también entre sus brazos, meciéndolo un poco, tratándolo como el bebé llorón del que estaba enamorado.

─ Todavía podemos usar la regadera, esa sí sirve y podremos salir rápido para ir a comer hamburguesas ¿qué te parece?

Unos diez minutos después, ambos enamorados estaban bajo la lluvia artificial, llenándose mutuamente del jabón rojo con olor a frutos silvestres mientras charlaban un poco.

En algún punto, HoSeok pudo ver como su guapo esposo se dejó caer sobre sus rodillas y mantenía una adorable cara de concentración mientras le esparcía el jabón sobre sus piernas.

─ Joonie ─le llamó─, hagamos un bebé ¿quieres?

La confusión fue notable en la cara de NamJoon por los segundos suficientes para que entendiera el mensaje y asintiera como el pervertido emocionado que obviamente era.

Se levantó de golpe para quedar a su altura normal y con ambas manos sobre las mejillas coloradas de su esposo, lo besó con tanta intensidad que nadie les creería que apenas dos minutos atrás estaban hablando sobre su necesidad de comprar otro par de pijamas completas de animales.

─ Ve despacio, todavía tenemos mucho tiempo.

─ Cállate, no es mi culpa que te veas tan bonito todo mojado.

El de cabellos negros rió y se sujetó con fuerza del cuello ajeno para besarle las mejillas y los labios mientras era preparado para dar el siguiente paso. Unos cuantos minutos después ya sentía que flotaba sobre el piso y no sabía si era porque le temblaban las piernas por tantas sensaciones en tan poco tiempo, o porque para estas alturas ya estaba con una pierna levantada sobre la cintura de NamJoon mientras se sostenía con la otra en el suelo.

─ Agárrate fuerte, amor ─murmuró el moreno sobre la orejita contraria.

HoSeok obedeció y se abrazó a NamJoon mientras este lo penetraba con la fuerza que le permitía aquella maniobra. El eco del baño hacía resonar con más fuerza los gemidos de ambos, los avergonzaba y les inflaba su orgullo a partes iguales. Pero de lo que no se arrepentirían por nada, sería de las marcas de rasguños en la espalda que le ardían a NamJoon por seguir bajo el chorro del agua.

La pared era fría y creó un tremendo contraste con la piel casi hirviendo del pecho de HoSeok cuando fue dejado en el suelo para ser volteado y que NamJoon pudiera seguir moviéndose en su interior sin tener miedo de dejarlos caer.

─ Oh, por los dioses. ¡Más! ─el gemido de satisfacción que liberó HoSeok fue tan alto que en segundos se encontró con la boca cubierta por la gran mano de su marido para hacerlo callar.

Se corrió enseguida. Porque si algo habían aprendido durante la semana anterior, había sido que a los dos les encantaba estar amordazados o amarrados.

NamJoon se liberó segundos después, y aunque quiso salir a tiempo, no lo logró y manchó los muslos de su pequeño esposo.

─ Demonios, ahora tenemos que bañarnos de nuevo.